Calendarios
Los calendarios me abruman,
se ríen en mis narices.
Por ellos pasa una alabanza silenciosa, lo sé,
con la inmutable realeza
de un sorbo de agua fresca.
Pero el sol, la luna, los astros y la tierra
no tienen más remedio que seguir
el curso de sus dictados.
En ellos vertimos el elíxir de nuestras
absurdas oraciones,
cobra sentido la pugna siniestra
de lo no sentido.
Soportan enmiendas,
borrones, tachaduras que la vida misma
no resiste.
Y sus fechas caen
como las hojas de los árboles,
para pronto renacer;
mas los frutos de nuestra vida,
¿cuándo los recogemos?
(lacl. Texto añejo, forma parte de un inédito cuaderno al que le colocara el título de Libro de trance y hallazgos.)
.
Nota al margen. Lo escribí en un cuaderno de trabajo por el año 90, cuando viví un doble parto de nueve meses: uno amoroso y conmovedor, el advenimiento de mi hijo Sebastián a estos lares terrestres; el otro parto fue un poco más delicado, el de mi paso por la burocracia cultural. Me dejó muchos gratos recuerdos por las personas con las que tantas cosas pudimos hacer, promisorias y bellas, en tan breve e intenso ciclo vital y por las amistades sinceras que allí se cosecharon, todo ello a despecho de algunos sinsabores causados por esa brida que se suele imponer en los programáticos oficios estatales, que convierte todo impulso vital en mero préstamo ya que, para nada, pone en la balanza el valor real del acaecer humano.
PICASSO, EROTISMO AL MARGEN.
Dibujos dedicados a sus amigos, María Teresa y Rafael Alberti...
https://youtu.be/Sk9i0aLw2wQ?si=srt7cwwKnzzooQqe
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