a Maruja ( María Luisa Loynaz Sucre ), porque hay mucho, demasiado (o casi todo) de su presencia en este hilar de la memoria...
---
Hay una fragancia de funéreos crisantemos,
de vida añeja y desgastada
de mi infancia, lo sé,
que no ha de volver.
En días tempranos fue dulce y almizclada huella
y, a un tiempo mismo, repelente y seductor perfume,
como si se tratara de un criptograma de sentidos
apostado en el centro de un silencio
o acallada heredad tatuada en la médula
de una pregunta no abierta al mundo en pleno.
Interrogante fue,
enunciada por un alma predecesora,
quizás humilde mano del pasado,
cuyo único anhelo hubiere sido el heredarnos
una secreta interpelación
en las arcanas emanaciones
que brotaban de los armarios y las cómodas,
de las enmohecidas bisagras
o de cualquier insospechado recoveco al reverso de las puertas
-reverso del mirar-
o de la más impensada esquina de una cama.
Absurdo efluvio fue floreando
en las peinetas de la abuela,
en las cartillas y estampas de rezos de la madre,
en espejos de mano en plata tan desgastada
como la ya vaga dicción
que nos devolvían sus precarias imágenes
Y extracto de presunciones fue,
vapor de almas,
tuétano de visionarias manifestaciones,
resplandor de sobrecogimientos,
todo ello despuntando en el idilio clandestino de las agujas amorosas
que se refocilaban en sus ovillos de hilos,
al íntimo solaz de indolentes gavetas o baúles adormecidos
Cada rincón de ese cosmos que daba hálito a la casa,
cada una de las incontestables formas que le habitaban,
pulsaba una consumación,
símil de ese ayuntamiento de aromas y brillos florecientes
que fluía como un manantial en los estuches de fieltro o piel
que, alguna vez, sirvieron de matriz a una infidencia
o, acaso, a un no declarado amor…
Y deslumbre de atisbos fue
en cada una de las exiguas apariencias
que hacían vida en el misterio arrobador
de los bálsamos predicadores de un cielo sin costados.
Hay una esencia de funéreos crisantemos,
a cosa preterida e incuestionablemente deslustrada
de mi infancia que, lo sé,
no ha de volver.
lacl, Cuadernario, Comun Presencia Editores, Colección Los Conjurados, Bogotá, Colombia, 2007.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario