domingo, 31 de marzo de 2024
Otros "Pájaros perdidos," de Rabindranath Tagore. (lacl). / Zona documental.
Todo fluye, Vasili Grossman, una novela incontestable, lacl. /
El leve movimiento de un brazo, acompasado con el gesto de la mano de un ser inopinado, al otro lado del mundo, puede generar resonancias y ecos en otras esquinas del orbe. Y viceversa. Para bien o para mal. Las nociones de espacio y tiempo poco cuentan en esta suerte de transmigración de sucesos de los que se compone el inmensurable coro de la creación. Pero los seres humanos, grosso modo hablando, no solemos reparar en tales experiencias, las cuales solemos considerar como menudencias sin importancia. Vivimos enfrascados, casi que podríamos decir imbuidos, en nuestros oficios y ocupaciones pero, sobre todo, en nuestras silentes obsesiones, las cuales hemos convertido en patrones de conducta que se repiten, jornada tras jornada, obstaculizando la armonía que, de suyo, viene inserta en nuestra sangre al abrir los ojos por primera vez al mundo.
Son estas unas reflexiones solapadas, acaso meta literarias, que surgen a un margen de la vereda, luego de haber leído "Todo fluye", la novela de Vasili Grossman, la que de manera milagrosa se salvó de la quema y pudo ser publicada unos 25 años después de la muerte del censurado escritor, gracias a la (infelizmente momentánea) política de apertura que significó el Glassnot y la Perestroika.
Reflexiones que, quizás, vengan al caso, cuando a lo largo y ancho del mundo conocido como civilización humana, trátese de la de tiempos pretéritos o de la de ahora, un simple y desprejuiciado observador puede notar que dicha civilización se ha caracterizado por aherrojar, subyugar, avasallar a la divina persona del ser humano que de ella forma parte, para cercenarle así todo derecho a su libertad como ser indiviso.
El hecho de que una persona que plasma en unas hojas lo que ve, sea en forma de narración o de canto poético, y que tenga que confiarlas a un tercero que ha de enterrarlas en el subsuelo para, en algún momento del futuro, quizás puedan ser ventiladas al ojo del público, nos revela el milagroso poder que encarna en esa orquestación de la casuística que, como un ángel de la guarda, ampara y protege la verdad.
Y tal cosa ha sucedido con dos obras postreras de Grossman: VIDA Y DESTINO y TODO FLUYE.
En lo que concierne a las vicisitudes y contingencias que tenemos que vivir como seres humanos a los que se les pretende coartar la libertad y, de hecho, se les coarta, este año tuve la fortuna de poder iniciarlo con muchas lecturas y entre ellas destaco la de TODO FLUYE, una novela contundente y conmovedora al respecto.
En su narración todo lo que fluye es definitivamente todo lo contrario a la propagación de la libertad: la conculcación de los derechos humanos, las expropiaciones, la hambruna programada, las delaciones, los arrestos, las torturas, las ejecuciones sumarias, y sin embargo, el libro es un canto a la libertad y a nuestro derecho de permanecer en los parajes del candor, en lugar de los de la defenestración del prójimo, todo ello expresado en el vivo retrato de un ser humano, el protagonista Iván Grigórievich.
Una de las sutilezas más susceptibles de destacar en esta elegía narrativa es la firmeza del candor, la pura inocencia que se planta ante el goce de vivir en libertad, el goce de vivir en sintonía con un entorno que va más allá de los humanos poderes temporales y sus seculares bajezas. Iván ha pasado tres décadas en Siberia por la delación de un señor que se mantuvo a flote a punta de ello: de delatar a inocentes para que se les imputase como enemigos de la revolución. Hay muchos capítulos conmovedores, entre ellos, ése en el que se encuentra con el señor que le delata, un burgués de izquierda y a quien Iván le considera como uno de sus amigos de juventud. Luego de su saludo en la calle cada quien sigue sus pasos, maravilla contemplar ese encuentro y lo que cada uno piensa para sí luego del encuentro...
Los rasgos de Lenin y de Stalin son maravillosamente retratados en los silenciosos pensamientos de Iván, rasgos que casi pasan a ser parte de un tratado sobre política o, mejor, sobre el abuso de quienes ingresan a la fiesta para pelearse la torta de la política.
Una brillante acotacion, que puede tomarse como parte de sus conclusiones, es aquella que señala la paradoja de querer instaurar una "Revolución en pro de la liberación del ser humano" en una nación o conglomerado de Naciones que ha vivido más de mil años en estado de servidumbre. La incontestable conclusión es que el pueblo ruso jamás ha sido libre; ha vivido siempre en estado de servidumbre. Y los hechos ocurridos con posterioridad a la muerte de Vasili Grossman parecen reconfirmar lo narrado.
En fin, no es recomendable contar parte del anecdotario; es preciso tomar el libro y leerlo; una vez que se comienza considero que no se le puede soltar. La verdad es que me ha dado placer leerlo, a pesar de que el tema no sea un elogio de la belleza o de la humana fraternidad, ello sería cuesta arriba, si no imposible, dentro de un mundo que la niega.
Salud, lacl.
miércoles, 27 de marzo de 2024
Viento del este, lacl. /. Bach & Khayyam - Monk
Se marcha ya el día,
cabizbajo y un tanto acongojado
al verse sumido en el ombligo
de un despojado silencio.
No es que haya sido un día triste,
sino ausente o, por mejor decir,
colmado de ausencias.
Porque hay días que toman
la faz de una ciudad deshabitada.
El desierto acuñado allí,
en el aire de una ciudad fantasma.
Caminas entre sombras que se cruzan
vocablos intraducibles,
escarbando entre las sobras
de una lengua muerta.
Nadie ríe ni sonríe,
sólo gesticulan y hablan sin parar,
en esa jerga incomprensible,
interminable,
de oraciones sin escuchas.
La luz ha tomado un cariz
entre ceniciento y rojizo,
como un inmenso fuego fatuo
incrustado en la sortija de las horas,
cual el dedo de un Dios muerto.
Eres el extraviado caminante,
no porque hayas perdido tu sendero,
sino porque deambulas entre avenidas y callejuelas
que han perdido su lugar
en el mapa del recuerdo.
La ciudad es ahora una maqueta;
de alma viva sólo le queda el trueque
y sus habitantes se atavían
con lienzos de sombra
para concurrir a mercados y mentideros
donde el saqueo y la usura
tomaron la plaza del ars vivendi.
Es inútil tu intento de insuflarle vida
a una ciudad deshabitada.
Lo único que obtienes de ella
es lo que te ha dado a cambio
de una moneda imaginaria,
porque hasta eso has perdido,
el gusto de portar en el bolsillo
una herrumbrosa moneda
con la desleída fecha
de un siglo ya extinguido.
Suspiras en tu camino de regreso
al alma que es la casa,
ese último reducto
que defiendes con la tuya propia,
tu alma que busca, sigilosa,
su lugar en el mundo;
pues ella sabe que allí y sólo allí,
en el recoveco del mirar
que has construido
en el seno de tu madriguera
vibra una llama silenciosa,
como el discreto fuego
de una vela ante un altar,
candor que no añora ser descubierto,
nada necesita, titilar es su existencia.
Una vez allí,
sientes la furia del frío vendaval del este,
azotando las enramadas del monte
y convirtiendo las camisas del tendero
en alborotados papagayos.
Quieres salir a contemplar
y dar cara al golpe de la brisa,
pero una voz te dice que no hay nada que contemplar afuera,
que es Wotan el que sopla, el dios del martillo,
y que tras el frío de los vientos primaverales
él intenta alentar el fuego que todo lo arrasa.
Acaso esa sea la razón,
te dices en silencio,
de que los pájaros hicieran mutis al atardecer
y se ocultaran entre las enramadas y recovecos de la montaña,
como si estuvieran de duelo
ante la pérdida de una vida ignota,
sin tiempo ni lugar para el adiós.
lacl, 26 de marzo 2024 atardecer / 27 de marzo 2024, 3 a.m.
GALERÍA DE ORFEO
Bach & Khayyam
martes, 19 de marzo de 2024
EXISTENCIAS VIRTUALES, Ramón Ordaz. / Galería de Orfeo: A usted
Glosar no es una palabra de muy corriente uso. La utilizamos mayormente de manera literaria. Sin embargo, no nos resulta extraño toparnos con altísima frecuencia con la palabra glosario. Por lo tanto, glosar es casi como rezar un rosario o versar sobre el glosario. Vaya está innecesaria aclaratoria para divulgar una excelente glosa del poeta Ramón Ordaz.
(lacl)
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EXISTENCIAS VIRTUALES (*)
De la existencia se derivan problemas filosóficos y, junto con estos, las múltiples cosmovisiones que hacen valer esa otra distinción de lo humano: la conciencia, la que fue posible, según María Zambrano, gracias a la aparición de la pregunta en el hombre. Si la primera existencia es Dios, razón única y suficiente que explica el cosmos conocido, todo lo demás queda sujeto al precepto bíblico. La existencia explicada desde las moradas metafísicas, por lo general, nos cierran el paso; cuando no son los dogmas, son los sofismas que el hatajo de predicadores posee para “alumbrarle” el camino de salvación a pecadores y sumisos, a quienes, en estéril errancia, se les quiere rescatar para que, llegados al final de sus días, puedan disfrutar, garantías incluidas, de la trascendencia en el supramundo: el resort más completo y de larga vida en el reino de los justos. Después de haber hecho suyas toda Síbaris y toda Jauja, cualquier arrepentido en su letanía final tiene derecho todavía a un salvoconducto para arribar puro y angelical a los pies de la eternidad. Ninguna diferencia con quienes pagan desde ya un prometido viaje a la luna y a Marte en los próximos vuelos charter espaciales. Lo cierto es que cada ser humano se fabrica un paraguas virtual para estar más tranquilo con su conciencia, con el no quiero equivocarme después de la desajustada vida terrena, muy a tono con lo que solicitaba el poeta Robert Desnos: “Que sobre mi tumba pongan un paracaídas/ porque uno nunca sabe”. La virtualidad de esos modos de la existencia la vemos como normal, como un viaje inevitable a las esferas de purgación y absolución que el mismo hombre creó para no hacer tan insípido el último adiós.
Las lujosas casas de juegos, los bingos, amparan con sus noches y sus días a muchas existencias virtuales. Allí franquean sus vidas los reñidos con el peso de la cotidianidad; en esa cárcel en penumbras los ludópatas tiran a la suerte una imposible liberación. Gastan la vida allí porque se han divorciado del tiempo. Pero “El tiempo/ le hace la vida dura/ a los que quieren matarlo”, sentencia Jacques Prévert.
¿Qué decir de Internet, de las redes sociales en la que hacen vida también noche y día ensamblados varones y féminas cogitantes, qué decir de esos retratos de familia que en Facebook son la más patética expresión del kitsch de nuestro tiempo? Allí se cuece la mentira, la hipérbole y la grandilocuencia en forma desvergonzada. Allí pululan genios, sabihondos, caballeros de toda estofa, mujeres castas y puras, todos ellos, en un flirteo sin límites, con respuestas profundas e insustituibles como “Me gusta”. Otro techo virtual donde la ilusión consagra, donde la realidad de los vulgares seres de la calle es un estorbo. Objeto como somos de una existencia virtual, sin complejo ninguno, yo soy rata en el horóscopo chino. Me gusta.
(*) Ramón Ordaz.
jueves, 14 de marzo de 2024
Conversando con Jaladdin Rumi. lacl / El poema de los átomos... / Estampas.
No sé dónde estar,
tal parece que he perdido mi sitio.
¿Será que se tiene un sitio?
¿No será, más bien, todo ilusión?
Nos forjamos un paso en la vida y nos asentamos sobre la idea de nuestro propio peso, algo tan pasajero como eso. Nuestras huellas de este lado del espejo serán siempre temporales y breves.
Hace algunos días mis pensamientos rumorosos esto me decían.
Y esta mañana al abrir un tomo de Rumi, al desgaire, esto me respondió:
"...No estamos delante ni detrás,
no estamos arriba ni abajo...
Como el pincel en las manos del pintor,
no tenemos idea alguna de quienes somos..."
Jaladdin Rumi.
(lacl)
miércoles, 13 de marzo de 2024
Rememorando a Luis Amado / Contigo en la distancia. - La inconclusa.
Cierta vez, mi papá nos dio un susto con un quebranto de salud. Y, la verdad, todos llegamos a pensar que estaba por despedirse, inminentemente, de nosotros; lo que dio motivo a las palabras que debajo adjunto, mientras lo acompañaba por las noches, durante la hospitalización. Aunque se recuperó y nos acompañó un tanto más en nuestro transitar, hasta que se cansó y dijo: ya basta! Quiero salir de esta cárcel que es el cuerpo (me lo dijo textualmente antes de irse: "el cuerpo es una cárcel")... Y se fue entre sueños...
Hoy, 13 de marzo, se conmemora un día más de su advenimiento al mundo.
lacl
g
(Acompañando a mi padre en su lecho de enfermo)
I.
Guarda la noche contigo
Ella es una y la misma
cada una de las noches de nuestras vidas
Y cuán frágil es
-a nuestros ojos-
la permanencia de su dúctil parsimonia
entre nosotros.
La irreverencia de los pájaros,
ante la hazaña del hombre,
es poco apreciada
por nuestros lentes de aumento,
pero es sabido que
los pájaros hacen silencio
cada noche,
no ante los logros del hombre,
sino ante la cúpula del cielo,
gran madre de todas las cosas
II.
Guarda la noche contigo
Ella es un bello manto que podemos rasgar,
hacer jirones
Podemos, luego, sentir remordimiento,
quedar, quizás, estupefactos
ante una prestada noción de vacío
O acaso al final resulte que todo
nos importe un bledo.
Pero un paso más allá de todo este acomodo nuestro,
adverbial, de circunstancia
y un paso más acá de este vivir complementario,
entre podas de flores axiomáticas,
a nuestro pesar o sin él,
sus hebras de ébano y oro,
en amoroso contrapunto
y siempre en silente dicción
que nunca acaban de empezar,
su tela de azar nos restablecen
La noche vive a contrapunto.
Llévala contigo,
déjate llevar por ella.
III.
Guarda la noche contigo
Más allá de todo logro
subyace una acechanza,
más allá de toda hazaña
palpita una obra humilde
Guárdala en tu pecho
.......
(Estas rasgaduras forman parte de Cuadernario, libro de imágenes publicado en Colombia en el 2007)
viernes, 1 de marzo de 2024
Despunte con desengaño que apunta a un nuevo despunte... lacl. / Pra dizer adeus
DESPUNTE
Abres los ojos en el tímpano de la oscuridad
dispuesto, acaso, a discurrir en la jornada
sobre el porqué de la insistencia
de tanta melodía cansada.
Pero no te afanas en ese sentimiento
que no puedes evadir y no parece tener remedio,
las cansadas melodías que nos exceden
y nos arropan a la fuerza son eso:
algo exterior que no podemos cambiar,
cuadros que nos exceden, sí,
pero que nada tienen que ver con nuestra esencia.
Antes de que asome la luz
vuelves a aquella fuerza interior,
la que siempre te dice
(y que a veces no escuchas)
que no te esmeres en lo que no te atañe,
ni tiene fin, ni insufla tus pulmones,
ni roza tus sueños.
Rememoras algún verso de un viejo poeta,
aquel que se quedó incrustado
como una astilla en tu alma,
y sabes que en el aire está ese verso,
oreando tu respiro,
tu infatigable asombro
ante el enigma de ser y respirar.
Con sigilo levantas una pierna
y en paso de minuet besas el frío suelo
por no despertar a tu amor,
luego pespunteas, entre sombras,
el atisbo que da sendero
hacia la primera bocanada de luz,
la que como una ola vendrá a sanar tu alma
y vendrá a decirte que tú no tienes nombre
que tú te llamas ojo que me mira
y que tú te llamas ojo que es mirado
y sentirás mi calor entrando,
tenue al principio, en tu faz,
para luego recorrer toda tu piel,
toda tu osamenta, toda tu vibración
que en el seno del frío busca calor.
Y tu aura irradia conmigo en el ahora,
en este frente a frente
que persigna tu alma y te colma de gracia.
lacl, 1ro de marzo 2024, amanecer.
Post Data:
Con el discurrir de la jornada
no cejarán en su insistencia
las melodías cansadas.
Y una aureola de tristeza
se instalará en el alma,
induciéndonos a pensar
con el verdadero motor
de los pensamientos,
como lo es la noria del corazón,
que todo está perdido,
que la tristeza es insalvable,
que todo luce inútil,
y que la nostalgia tendrá
que silenciar sus cantilenas,
aunque aúlle por dentro
y con nosotros ceda el paso.
Y volver a la noche,
dejar caer la cervíz
sobre el plumaje del sueño
para que se hile con el despertar
a un nuevo despunte,
pero éste ya más desengañado.
lacl, 1ro de marzo 2024, 8 p.m.
Despunte