Mi ventana (Pájaro y luna en azul celeste)
15 de Mayo, 2012.
Hace casi un año, mi amiga Mery Sananes, quien fuera nuestra profesora en la escuela de Letras UCV, me sugirió que escribiera algunos textos a estas imágenes captadas cierta tarde, por gracia del azar o por azar de la gracia, vaya uno a saber. Yo no me sentí en vena para tal cometido en ese momento; pero noches atrás surgió de pronto la gana de escribir el primer boceto del quinteto que debajo entrego. Y a la mañana siguiente, mientras le hacía la comida a nuestro clan de peludos, surgió el resto de los bocetos. Pincelada libre, sin mordeduras o imposiciones, tan sólo el libre juego de dejar correr la mano… Y por ser fruto del juego, esto es, sin mayores revisiones y, menos aún, premeditaciones, sin tampoco hacerme eco de pugnas por las inveteradas disputas de los enunciados, es que ahora me aventuro a divulgar en este espacio algunas de las imágenes, con el añadido de estos bocetos...
Mi ventana
I.
Mi ventana es un ojo que atisba al Oriente…
Todas las mañanas observa la alborada perenne.
Ante su mirada pasan dudas y cavilaciones,
a veces danzando y, otras, callando
entre las formas de aires caliginosos
o bajo la espesura triste de una garúa
que se presiente abandonada.
Pero entre los paréntesis del mirar susurra una dicción,
regalo que, de cuando en cuando, abre la ventana
Para abandonarse al silencioso coqueteo de la perdiz y la luna…
11/05/2012, un poco antes de la medianoche…
II.
Cada tarde ha venido esa perdiz a cantarle susurros a la luna
No es el canto montaraz o alegre de los pájaros de la mañana,
pues la perdiz, se sabe, canta en sordina y a sus anchas
cuando la luz se tornasola, un poco antes de despedirse,
e inflama el pecho del pájaro con su paso del turquesa al índigo.
Entonces él siente una nostalgia,
porque no está su compañera
y porque ya no puede regalarle la belleza
que irradia y oscurece su cielo
ni el canto que cae desde la luna,
para brotarle en su emplumado
y embargado pecho
12/05/2012, un poco antes del mediodía…
III.
La perdiz recorre las tardes en los alambres citadinos, como preguntándose,
¿Por qué no darán flores, frutos o aromas estas frías enramadas?
Le parece una incomprensible tacañería de la naturaleza.
Y se queda por horas allí, viendo que no aparece ave compañera.
Solo, de cuando en cuando, se da una vuelta hacia al cielo porque
sabe que la luna, entre las ráfagas del viento y las soledades del extraño limbo,
le dona una felicidad con el añejo sabor de las quimeras…
12/05/2012, un poco después del mediodía…
IV.
Mi ventana siempre se abre
para saludar al sol,
cuando en la monotonía de las horas,
bebidas muy de prisa,
pocos se percatan de la alegría de su ascenso.
Pero también suele desplegar
sus portales por las madrugadas,
para abrirle paso al sereno de la noche,
puntual vigía que apadrina nuestros sueños.
Pero las tardes, ¿qué diré de las tardes,
cuando por un milagro mi ventana se
renueva en la canción lunar que
eriza el plumaje del pájaro?
12/05/2012, un poco después del mediodía…
V.
La luna,
blanco ombligo que seduce nuestra admiración,
nos habla de la diosa que suspira tras la sombras…
y la noche es un cuerpo amante y hechicero
dispuesto a amancebarnos en su lecho,
mientras vierte sus mieles sobre nuestra incertidumbre…
12/05/2012, un poco después del mediodía…
J. S. Bach : Sonata I (BWV 1001) - Adagio (Clarinet)
Debussy:
Clair de Lune, London Symphony Orchestra, Stanley Black