De los Himnos Órficos - IX. A LA LUNA
Incienso oloroso
Escucha, regia diosa, generadora de luz, divina Selene,
Luna de cuernos de toro, que, noctámbula por las rutas del aire, a lo largo de
la noche, sostienes una antorcha; doncella, hermosa estrella, Luna, creciente
y menguante, hembra y macho; de sólido resplandor, que gustas de los caballos,
madre del tiempo, portadora de frutos, ambarina, de fuerte carácter,
relumbrante en medio de la noche, omnividente en vigilia, pujante entre bellos
astros. Complaciente con la paz y la felicidad de la noche, brillante,
otorgadora de alegría, culminadora, gala de la noche, reina de los astros,
vestida de largo peplo, de sinuosa carrera, sapientísima doncella. Ven, pues,
bienaventurada, benévola, bello astro, refulgente por tu luz, y salva, doncella,
a tus suplicantes jóvenes.
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A Yineska
A Mery
Los árboles veneran a
la luna.
Desde lo más hondo de
su callada inquietud,
desde el trasfondo de esa
vida que se cumple en apacible fruición,
elevan el sabor de la
tierra en sus cantos de fervor.
Nadie (o casi nadie)
coloca su oído en el tronco de un árbol.
Si por las noches lo
hicieran
sabrían del rumor que,
entre sombras y abanicos
de luz,
laboriosamente
construyen hoja y flor,
al hacerse eco del murmullo
del humus,
trepando desde sus
raíces
para –ahogadamente- gritarle
sus amores al ombligo
de Selene.
(23 de Enero, 2015)
(Enmienda 11 de Mayo,
2015)
Luis Alejandro Contreras
©
Llamalanoche,
llamalaluna,
silueta de Selene,
esencia de alfiler,
palillo de plata,
musa blanca,
gestión de medianoche,
eso eres tú,
florecilla silvestre...
Olvidado boceto, hallado hoy entre mis papeles, fechado en 02 de septiembre, 2013
Luis Alejandro Contreras
©
©
Saber carnal
Articulas la lengua del tiempo detenido
que fluye y no pasa.
Sabes que en ti se escucha el
rumor de una fuente
donde retozan las anónimas voces
de los niños.
Y la mirada obsequiosa
no es sino una prolongación,
el efluvio de tu ritmo
palpitante,
una ramificación de tu precipicio
del tacto.
En tu olor se perciben los
ancestros
de una tribu sin origen ni final.
Despides un aroma a cutícula de
nardo,
a cielo de pubis,
al dulzor de las aguas donde,
hasta hace poco,
se abrazaban los tallos de las
rosas.
Hueles como los delfines de la corte de Dionisio.
Sabes a piel de oca,
a la memoria de incontables
lunaciones invernales
y al misterio de las flores
seleníticas.
Sabes al azufre que, entre
penumbras,
exhalan las fumarolas del infierno.
Pero también sabes al mordisco de
la primavera
y sabes a Leda, Cisne, Oso y
Centella.
Sabes a vientos de resurrección
y al canto violáceo del olvido.
Sabes que no sabes y, aún así,
hablas locuazmente:
te infunde el perlado manto
de lo desconocido.
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(de un inédito cuaderno titulado Mientras dure)
Luis Alejandro Contreras
©
(de un inédito cuaderno titulado Mientras dure)
Luis Alejandro Contreras
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Las fotos de la luna son de un servidor, © lacl, 18/05/2015
Las imágenes de Selene han sido tomadas de la red.
Las imágenes de Selene han sido tomadas de la red.