Colecta
de textos de un añejo cuaderno que lleva por título Libro de trance y hallazgo. Son
temas y variaciones en medio de la urbe. Era un chamaco. Comparto ahora algunos
de esos trazos, a tantos años de distancia.
(lacl)
Calendarios
Los
calendarios me abruman,
se
ríen en mis narices.
Por
ellos pasa una alabanza silenciosa, lo sé,
con
la inmutable realeza
de
un sorbo de agua fresca.
Pero
el sol, la luna, los astros y la tierra
no
tienen más remedio que seguir
el
curso de sus dictados.
En
ellos vertimos el elíxir de nuestras
absurdas
oraciones,
cobra
sentido la pugna siniestra
de
lo no sentido.
Soportan
enmiendas,
borrones,
tachaduras que la vida misma
no
resiste.
Y
sus fechas caen
como
las hojas de los árboles,
para
pronto renacer;
mas
los frutos de nuestra vida,
¿cuándo
los recogemos?
Ciudadanos
I
Día
a día desayunamos nuevos artilugios
que
nos permiten lidiar la faena
que
a cada quien le tocó representar.
Mañana
tras mañana,
partimos
breves a triturar los minutos dormidos
de
una nueva jornada.
Eludimos
el tiempo,
lo
tentamos a un absurdo enfrentamiento
y
así el tiempo nos elude también.
Jamás
desplegamos nuestra ventana
para
palpar la madrugada
y
estremecernos con la fría lenguarada del sereno,
cuando
la luna se desnuda
y
encabalga sobre el coro de las ranas
y
el sonar de los murciélagos bordea nuestro sueño.
El
tiempo se contrae y despereza a sus anchas,
mensurando
sin prisas, con sordina,
en
canto llano,
los
ritmos íntimos de nuestro fluir.
Mas
vivimos a ráfagas,
a
orillas de la memoria,
extrañando
la frescura de habitar.
Apenas
ocupamos,
tan
sólo empleamos un lugar.
Ciudadanos
II
Cada
día gestamos nuevos ejercicios
para
eludir al contrario,
forjamos
la nueva hazaña miserable
Arrullamos
la noche que nos habita,
por
no perturbar el inmaculado devenir
de
la conciencia
Y
no hacemos otra cosa que soñar en la vigilia,
sin
la delectación de abandonarnos
ante
los emblemas ocultos que nos asedian
Somos
indumentaria
Ciudadanos
III
Abnegación
Ceñidas
prendas lucen
nuestros
cuerpos
Prendas
de angustia y presunción
Y
en las entrañas rabia a gritos nuestra sangre:
se
ha proclamado a la impotencia
Gustamos
de la negación del aire
para
con esta sed que no respira
Como
una desprotegida doncella,
el
suave golpe de la brisa es violado
sobre
el frío esmalte que mostramos en la cara
Ponemos
énfasis en lo que hemos sido y obrado
Subrayamos
en la vida el arabesco que nos interesa;
tal
como lo hacemos con un libro,
resaltamos
la palabra que tenemos como propia
"...y
no hay tal lugar..."
Simplemente,
nos hemos venido adiestrando
para
el asesinato o el suicidio
Estampa
Me
conmociona
el
barrendero dignidad de Buda
en
la esquina y el momento precisos.
Sentado
sobre el muro,
los
zapatos a un lado,
reposando
un pie sobre el otro,
una
mano durmiendo a la otra;
los
hombros, echados al olvido, como perros
a
la entrada de humildes restaurantes.
Sus
párpados, completamente relajados,
arropan
sus ojos.
Ni
las huellas del cansancio
pueden
desdibujar la augusta serenidad
de
ese rostro,
pasivo
pero invulnerable,
ajeno
a la danza locomotiva
de
los deseos circundantes,
ajeno
a los bulliciosos escarceos
de
la sapiencia humana.
Cuadro
Observo
una pareja
de
amantes en un autobús.
El,
con la mirada perdida,
acaricia
suavemente el brazo de ella.
Ella,
reclinada en la ventana,
con
los ojos cerrados,
sonríe...
Quizás
no pueda
Quizás
no pueda escribir nunca
poemas
de amor.
Quizás
no pueda escribir siquiera
poemas
de poesía.
Acaso
deba ignorarme
en
la tibieza de la carne