Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Si en Venezuela estilamos ser toderos, ese envite de torear la vida en cuanta empresa se nos plante ante la vista, yo debo decir que he sido -y acaso aún soy- un fervoroso nadero, suerte de lance para nadar en las enaguas de la susodicha. Pues en lugar de ser un profesional en todo, he sido un amateur en nadas; en el más feliz de los casos, un entendedor, siempre a la chista callando. Las naderías suelen causar gran fascinación sobre las almas distraídas, entre las que me incluyo, y no sé que hado les haya legado su encanto a las primeras. Y, aunque cursé más de cien créditos en la Escuela de Letras de la UCV, nunca me mortificó el comprobar que ese sistema de jerarquías con que el hombre gusta de mortificarse la carne, también hubiese ganado espacios en ese querido recinto y que, en virtud de ello, hubiese materias que disfrutaban de cierta prelación sobre otras. Iba por puro gusto. Nada hay como explayarse. El resto es aburrido y desmesuradamente empalagoso. Por otra parte, ¿quién no tuvo, alguna vez, que pasar por el trance de mancillarse las manos al hacer algún oficio? Pocos, muy pocos.
A diario me conmueve dolorosamente constatar que
vivimos en una nación sin lengua. Una sistematizada afasia parece ser la lógica
pendiente al ser de la tribu. Por nuestro desamor a la palabra estamos
condenados al suplicio de la desavenencia y a la clausura de la llana concordia
entre los hombres.
28 de Marzo, 2018, 9 am.
Retomo mi cuaderno “Inscripciones en el dolmen”, luego
de un largo silencio. (*)
*******
Un yo de cera surge de las sombras.
Atentos con él.
30 de Junio, 2016. “Inscripciones en el dolmen.”
*******
Pero entre las sombras
se place, también,
un atento escucha
que no da ni pide cuartel.
30 de Junio, 2016. “Inscripciones en el dolmen.”
*******
Me abisma todo lo que puede cambiar o transformar la colocación de un simple
acento o tono en el concierto de la noche.
26 de Mayo, 2016, hora del pulmón. “Inscripciones en el dolmen.”
*******
No puedo decir que sepa algo nuevo, ni siquiera que sepa algo. Pero ese algo
que es entorno, ese algo en el que encarnamos y desencarnamos, se las arregla
para comunicarnos la certeza de que todo es mutación. Somos cuando no somos e,
incluso, cuando hemos dejado de ser.
26 de Mayo, 2016, 7 am. “Inscripciones en el dolmen.”
*******
Estos dos últimos en respuesta a otro de 2013, que aquí dejamos...
(30 / 06 / 2013 – Hora del pulmón)
De género genero
Degenero género.
Este estribillo me despertó en la madrugada y siguió repitiéndose en los
interludios o quites que se tendían sueño y vigilia. Volvía con variantes como:
Género de género
Genero degenero.
Volvía al entresueño y, entonces, como en el cauce de una íntima eternidad,
acababa por dispararse el ritornelo inicial:
De género genero
Degenero género.
***** (*)
(29 / 03 / 2018)
Ayer me sucedió algo
que ya no puedo catalogar como curioso. Una persona intentaba explicarme algo
por vía telefónica y tuve la sensación de estar escuchando a un robot o una
computadora a la que le hubieran retirado algunas funciones de la base de datos.
Le resultaba imposible expresar lo que intentaba comunicar. La persona no
contaba con la fuente principal, el sistema codificado por el que se
interconectan intelecto, psique y corazón. Tuve que decirle que no se
preocupara. Que era mejor que me lo explicara en persona. Afasia. Por ello a
veces nos vemos forzados a recurrir a una hoja y un lápiz, para intentar salvar
las distancias o lagunas lingüísticas por medio del soporte de la imagen
pictórica. Un absurdo, es un enorme retroceso para el espíritu lo que nos
representa la pérdida de la lengua. Y sumamente grave. No sólo causa tristeza,
causa ansiedad. ¡Que la humanidad haya saboreado el logos para luego perderlo!
*****
Handel Georg Friedrich - 6
Organ Concertos , Op. 4 (Karl Richter & Munchener Bach Orchester)
Si los vivos pasaran por delante de los muertos
sería el final del presente y el futuro de los remordimientos...
Si los vivos pasaran por encima de los muertos,
nosotros, los vivos, volaríamos...
Pero la cosa es así:
remordimientos sí, alas no.
Una glosa en la que el portar una máscara poética pareciera ya no cobrar importancia
alguna. En la que la Diosa Blanca (su Beatrice) vendrá a asistirle en la hora del
adiós, acompañada por la corte de los pájaros.
Salud
lacl
Discurso del
contemplativo
Amo la paz y la
soledad; aspiro a vivir en una casa espaciosa y antigua donde no haya otro
ruido que el de una fuente, cuando yo quiera oír su chorro abundante. Ocupará
el centro del patio, en medio de los árboles que, para salvar del sol y del
viento el sueño de sus aguas, enlazarán las copas gemebundas. Recibiré la única
visita de los pájaros que encontrarán descanso en mi refugio silencioso. Ellos
divertirán mi sosiego con el vuelo arbitrario y su canto natural; su simpleza
de inocentes criaturas disipará en el espíritu la desazón exasperante del
rencor, aliviando mi frente el refrigerio del olvido.
La devoción y el
estudio me ayudarán a cultivar la austeridad como un asceta, de modo que ni
interés humano ni anhelo terrenal estorbará las alas de mi meditación, que en
la cima solemne del éxtasis descansarán del sostenido vuelo; y desde allí
divisará mi espíritu el ambiguo deslumbramiento de la verdad inalcanzable.
Las novedades y
variaciones del mundo llegarán mitigadas al sitio de mi recogimiento, como si las
hubiera amortecido una atmósfera pesada. No aceptaré sentimiento enfadoso ni
impresión violenta: la luz llegará hasta mí después de perder su fuego en la
espesa trama de los árboles; en la distancia acabará el ruido antes que invada
mi apaciguado recinto; la oscuridad servirá de resguardo a mi quietud; las
cortinas de la sombra circundarán el lago diáfano e imperturbable del silencio.
Yo opondré al vario
curso del tiempo la serenidad de la esfinge ante el mar de las arenas
africanas. No sacudirán mi equilibrio los días espléndidos de sol, que
comunican su ventura de donceles rubios y festivos, ni los opacos días de
lluvia que ostentan la ceniza de la penitencia. En esa disposición ecuánime
esperaré el momento y afrontaré el misterio de la muerte.
Ella vendrá, en lo
más callado de una noche, a sorprenderme junto a la muda fuente. Para aumentar
la santidad de mi hora última, vibrará por el aire un beato rumor, como de
alados serafines, y un transparente efluvio de consolación bajará del altar del
encendido cielo. A mi cadáver sobrará por tardía la atención de los hombres;
antes que ellos, habrán cumplido el mejor rito de mis sencillos funerales el
beso virginal del aura despertada por la aurora y el revuelo de los pájaros
amigos.
(*)
El derrotero de que unas palabras escritas de corrido (en este blog, el 22/03/18)
hayan abierto cauce hacia el intento de un decir poético, al menos en la forma,
se debe, única y exclusivamente, a unas palabras breves y acrisoladas que me
escribiera la amiga Patricia Guzmán, poeta de altísimos quilates, aquella misma
noche y, luego, en virtud de una extensa conversa que mantuviera, horas más tarde,
ya en plena madrugada, con Sebastián, mi hijo; conversa que, por cierto, no
tuvo como centro la glosa en cuestión, pero sí los asuntos de que trata. Sebastián
ha tenido que ser testigo de la humana inclemencia en tierras lejanas, como
tuvo que serlo en estas tierras de gracia. El hombre es lobo del hombre, aquí o
allá. Las palabras de Patricia las he perdido, no tuve la astucia de copiarlas
y atesorarlas para la memoria. En todo
caso, las tengo guardadas en el corazón. A ella y a mi hijo va dedicado este
derrotero de la prosa al verso.
A
la glosa o prosa original le antepuse la palabra Apocalipsis, como título,
intentando rescatar el sentido original de la palabra: Revelación, antes que las
acepciones que conducen a ideas o nociones como juicio final, cataclismo o
mortandad. Y ahora opto por colocarle al presente esbozo simplemente Gratitud, pues sin revelación
no somos nada. Y esa noche supe, por Patricia y Sebastián, que no andaba solo
en mi sentir.
No
debo dejar de lado la relación que tienen estas breves meditaciones con el
orado fluir de la música, pues sin su aparición, sin esa toma que hicieran sus
notas del puerto de la escucha, no hubiera sido posible pensamiento alguno y, menos
aún, ninguna revelación. Y es por ello que voy a insistir en agregar, una vez más
y en tan breve tiempo a este blog, el registro musical que me abriera las
puertas a un pensar distinto, un pensar, si se quiere, más allegado al
predicado por James Hillman en su libro, “El pensamiento del corazón”…
Salud!
lacl
P. S. Dejo aquí el enlace a que hago referencia en la addenda.
Cantata 170, Magdalena Kožená, Andreas Scholl, Michael
Chance.
Esta Cantata, la 170 de Bach, que versa sobre el
amado placer del alma, tiene la mía secuestrada.
Literalmente.
Y el quinto movimiento es una belleza, aun a pesar
de que, si mis diccionarios no me engañan, hablan de un hastío de vivir la vida
terrena... Acaso la razón se halle fundada en la aspiración de un vivir
ulterior, en un prado que aquí no conocemos. En realidad, la Cantata 170 es un
canto que versa sobre una preponderante maldad humana, esa condición humana que,
según podemos constatar al día de hoy, sigue impartiéndose gozosa entre los hombres.
Más allá de las lecturas evangélicas que puedan hacerse del texto de esta
Cantata, hay en él una revelación “de” y
una rebeldía “ante” el humano proceder.
En todo caso, la melodía habla ciertamente de una
alegría... Una alegría que sólo puede alcanzarse en el culto del espíritu.
Hay varias bellas versiones, sobre todo cantadas
por contratenores. Yo dejo unos segmentos de la interpretada por la mezzosoprano
Magdalena Kožená, pues por su intermedio fue la primera vez que en esta Cantata
mi alma de escucha se detuvo.
Según me parece, la Cantata fue compuesta pensando
en que fuera interpretada por una contralto. Por desgracia, la versión completa cantada por ella Magdalena Kožená fue
retirada de la red, y me costó, luego, un par de años encontrar, al menos, estos
segmentos.
Más abajo agrego otras bellas versiones
completas.
Y, para completar el secuestro, como ofrenda final una arrobadora versión para órgano
de
AIR ON THE G
STRING - WHITWORTH HALL ORGAN - THE UNIVERSITY OF MANCHESTER - JONATHAN SCOTT
Comulgo
plenamente no sólo con este arrobador poema, sino con las palabras que comparte
Blanca Varela antes de leer su poema. Siento empatía con su sentir. Cuando uno
escribe o, al menos, cuando comienza a escribir, no piensa en publicar. Acá lo
dejo.
Salud!
lacl
Puerto
Supe
Está
mi infancia en esta costa,
bajo
el cielo tan alto,
cielo
como ninguno, cielo,
sombra
veloz, nubes de espanto,
oscuro
torbellino de alas,
azules
casas en el horizonte.
Junto
a la gran morada sin ventanas,
junto
a las vacas ciegas,
junto
al turbio licor y al pájaro carnívoro.
¡Oh,
mar de todos los días,
mar
montaña,
boca
lluviosa de la costa fría!
Allí
destruyo con brillantes piedras la casa de mis padres,
allí
destruyo la jaula de las aves pequeñas,
destapo
las botellas y un humo negro
escapa
y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.
Están
mis horas junto al río seco,
entre
el polvo y sus hojas palpitantes,
en
los ojos ardientes de esta tierra
adonde
lanza el mar su blanco dardo.
Una
sola estación,
un
mismo tiempo de chorreantes dedos
y
aliento de pescado.
Toda
una larga noche entre la arena.
Amo
la costa,
ese
espejo muerto en donde el aire gira como loco,
esa
ola de fuego que arrasa corredores,
círculos
de sombra y cristales perfectos.
Aquí
en la costa escalo un negro pozo,
voy
de la noche hacia la noche honda,
voy
hacia el viento que recorre
ciego
pupilas luminosas y vacías,
o
habito el interior de un fruto muerto,
esa
asfixiante seda, ese pesado espacio
poblado
de agua y pálidas corolas.
En
esta costa soy el que despierta
entre
el follaje de alas pardas,
el
que ocupa esa rama vacía,
el
que no quiere ver la noche.
Aquí
en la costa tengo raíces,
manos
imperfectas,
un
lecho ardiente
en
donde lloro a solas.
“Alguien ha dicho algo que para mí es cierto: que la poesía es un vicio que se adquiere con la infancia. También es cierto que algunos se curan con los años, y que otros quedamos enredados para siempre en sus buenas o malas artes”
¿A ustedes no les pasa, amigos, que una cantilena,
algún fluir melódico, una sonora curva en el aire aspirando a en el aire quedarse
sembrada, se les queda como enroscada entre pecho y espalda? ¿No sienten, de
pronto, que ya no pueden bajarse de esa nube? ¿Y caminan con delicia de
puntillas entre sus rizos? ¿Bailan, incluso, sin mover un solo dedo? ¿Pues
quien baila está dentro de nosotros? ¿Y,
entonces, tienen que volver a refugiarse en el refugio? Esto es, ¿dan refugio a
esa cantilena o a ese fluir o a esa curva cadenciosa que ya no logra salir del
alma? No sé, no sé, es imposible describirlo. Sólo te sabes dichoso de ser el
destinatario de una entrega del aire. Y das las gracias mientras te arrellanas…
En llegando a casa…
la
P. S. Hoy he pensado tanto en la piedad (y, por ende,
en la impiedad). Mientras hablaba en la plaza callejera, éste era el pensamiento
que en mi corazón se desbordaba. Pensaba en el absurdo de tantas bellas vidas
sufriendo sin razón, bellas por mera aspiración del alma, bellas porque no
aspiran a hacerle daño a nadie y, sin embargo, tanto sufren, tanto daño se causan
o tanto daño padecen a manos de terceros, que de pronto, sin ser budista, a mi visión
posterior, ese mirar que está detrás del mirar, a ese mirar que escucha, vino a
aparecerse la imagen de un Gautama compadeciéndose de todos y de todo. Si tan sólo
estuviéramos al tanto de todo el perdón de que se hace acreedor cada corazón, quizás,
pudiéramos alzar la vista, una vez más, y descubrir el anónimo retoño que
palpita en un pulso tan arcaico y que de acreedores podemos dar el paso para transfigurarnos
en donadores…
….
Chet Baker, Paul Bley ~ Every Time We Say Goodbye
Por donde sea que pase el amigo Chet, siempre lo
hace con una particularidad, lo hace seduciendo. Y aquí lo hace a cuatro manos,
pues Paul Bley está magistral en el piano...
(Frase entresacada
del prólogo a una recopilación de entrevistas realizada por el "Fondo
editorial La oruga luminosa", San Felipe Edo, Yaracuy.)
Forma parte del
último párrafo del referido prólogo. La escueta frase, creo, se mantiene por sí
sola. “Camino dejándome”. Es todo un adagio en el ombligo de una glosa. De allí
que no me moleste entresacarla del contexto. Me traen al recuerdo otras
palabras de Borges, soltadas en medio de una conversa: “Yo trato de olvidar mi
pasado y trato de vivir proyectándome hacia el porvenir; si no, uno lleva una
vida enfermiza, ¿no?”
(lacl Es una anotación
del 6 de septiembre de 2015)
............
(Horas o días después me desdigo y agrego el párrafo de donde obtuvimos el
adagio)
“…Al revisar las
entrevistas he podido palpar los cambios que han ocurrido en mí. No pertenezco
al linaje de aquellos cuyo pensamiento se mantiene casi invariable durante toda
su vida. Camino dejándome. Las primeras además ostentan una seguridad un tanto
juvenil que hoy no poseo. Las respuestas van perdiendo cierto tono, como de
sabedor, para adquirir otro de tanteo, que se aviene más con quien fue un buen
lector de Mairena que solía poner en guardia contra sí mismo a sus alumnos. Es
el tono que me corresponde hoy cuando trato de vivir sin asideros mentales, sin
ismos, sin cargas, abierto, en actitud de inquirir…”
Comentario aparte: me
cansé de comprar ese libro en la Librería Noctua para regalarlo, mientras
estuvo a precios asequibles...
SALUD!
La primera foto de Rafael Cadenas es de Jorge Humberto Cárdenas, década de los convulsos
60.
Y la otra, en
compañía de Antonio Gamoneda es de Ramiro, Diario de León, España.
Post data. No ha de ser casualidad, que lleve varios días escuchando este fluir de metal y teclear de cuerdas que agregamos debajo, maravilloso compañero de viaje a este adagio de Cadenas. Vaya si el título de la pieza hace juego con el adagio: Todo el tiempo nosotros decimos adiós... Y nos parece que no hay mejor manera de hacerlo que dejándonos en el camino. Vaya magia la de Chet Baker y Paul Bley, por cierto. (19 de Marzo, 2018)
Chet Baker and Paul Bley ~ Every Time We Say Goodbye
CORRESPONDENCIAS
SOBRE POESIA Y VIDA. Los recintos de la tristeza, a Camille Claudel, poema de Mery
Sananes.
Un amigo me ha hecho un honor u ofrenda. Lionel
Yino Sánchez me ha enviado el estremecedor poema que Mery Sananes le dedica a
Camille Claudel y que yo no había leído, pues en las redes todo va a paso de
expreso. Me ha sorprendido su puntería, pues la persona de Camille marcó mi corazón
desde que de ella supe. Razón por la cual voy a dejar acá, en primer término,
el poema de Mery, luego el comentario que Lionel hace al poema y, al final, mi
respuesta al envite, en donde trato de explicar la razón de mi no tan
sorprendida sorpresa. Y al final agrego unos extractos de una carta de Camille a su hermano, el poeta Paul Claudel, frases que hablan por sí mismas.
Salud!
lacl
*****
Los recintos de la tristeza
-a Camille Claudel
Camille
tu rostro lo llevo
prendido de la retina
como la fotografía de un
legado que alguien registró
en la partitura de un sanatorio
sin que nadie comprendiera
que te habías ido en el grito
de tu ira y en el filamento
de una piedra que nunca
llegó a ser flauta
Tus dedos cincelando la piedra
le dan a los míos una orfandad
de movimiento
tus manos murmurándole
a la arcilla tus heridas de tierra
de guijarros estremecidos
le deja a las mías un cuenco
al que se le desliza el agua
como un hilo de penas
atravesando párpados
enceguecidos
Tu mirada Camille
es un violín desandando los
recintos de la tristeza
un acorde que en pleno
pizzicato se le quiebran las
cuerdas desnudando el
silencio como un fuelle roto
Tu encierro Camille le
tejió a las piedras una ausencia
de agua un vacío de paisajes
el destrozo del frenesí que
embriagaba la tempestad de
tus metales y la mansedumbre
de la tierra atribulada
Tu tiempo Camille se
inscribe como un calendario
en los días robados a la risa
en las horas que sólo retienen
el vacío de los arenales que
olvidaron el aroma de los
besos que la piedra entre
tus ansias trasmutó
en gaviotas enardecidas
y cantares eternos
mery sananes
*****
Lionel
Yino Sánchez. Comentario al poema “Los
recintos de la tristeza” - poema que Mery Senanes dedica a Camille Claudel.
“Los recintos de la tristeza” nos da lo visceral
vivido por la gran mujermuchacha, Camille Claudel. Hay una doble herida en la
tragedia de esta mujer y escultora. Lo personal y lo artístico se funden en un
solo asunto: el pathos personal. Lo que sangra por dentro de ella, encuentra
una veta en el arte, en su escultura tan personal, tan única en su grito de
mujer y de escultora.
Todo lo que he dicho, está latente en “Los
recintos de la tristeza.” Los versos se elevan como sarmientos con una
sonoridad pasmosa y con la esencia que pide lo necesario trascendente. Poema
que nos habla en un lenguaje de relámpagos, del rostro, las manos, los dedos,
los gritos de ira, la soledad de un sanatorio, etc., es decir, los versos son
como pedazos de un espejo, como los rajados tiestos de la vasija del alma de
Camille Claudel misma.
La voz del poema nos lleva a la Ausencia que el
artista lleva muy dentro, (sea éste poeta, poetisa, pintor, músico, escultora,
etc.,. Ausencia que pide a la arcilla y al fuego creativo, esa dignidad que al
parecer la existencia otorga o niega a cada ser.
Vale enfatizarlo, el ’pathos’ vivido por Camille
Claudel está magistralmente tejido en lo visceral de este poema de Mery
Sananes.
Muy a menudo el arte, ese regalo recibido de las
estrellas, se nos vuelve la Jaula. Y al borde de los labios de este abismo
personal, el fuego creativo, convertido en pájaro, se despedaza el pecho y las
alas, canta y llora o cincela en el mármol, la madera o la piedra, algo muy
bello y trágico vivido en el personal y anciano tiempo del Ayer…
La tragedia de Camille Claudel, es una zarza
ardiente en “Los recintos de la tristeza” El poema se deshoja en versos
pidiendo que ese barco sin timón, esa canoa sin remos, ese pájaro interior abra
sus alas en cascadas de luz.
Los últimos versos, recogen y condensan la
tragedia de mujer y artista, y las palabras parecieran ascuas de puntillas
ardiendo no en un papel, o en una página digital de un facebook, sino en las
entrañas mismas de esta inmortal escultora y mujermuchacha llamada Camille
Claudel.
Los últimos versos de “Los recintos de la tristeza” nos dicen:
“Tu tiempo Camille se
inscribe como un calendario
en los días robados a la risa
en las horas que sólo retienen
el vacío de los arenales que
olvidaron el aroma de los
besos que la piedra entre
tus ansias trasmutó
en gaviotas enardecidas
y cantares eternos”
*****
Mi
respuesta a Lionel y Mery
Hora del pulmón, Lino, un duendecillo me ha
susurrado al oído una palabra fugaz, luego me sacude suavemente, “Levántate,
amigo…”.La noche se agita con vientos gélidos
que estremecen las enramadas. Ese discurso de la ventisca que arroba y en, ocasiones,
amedrenta. Soledad absoluta. Cierro los postigos de la ventana por protegernos
del frío… Me voy a la biblioteca y comienzo a escribirles. Pienso en Camille.
Pienso en el amor imposible. Pienso en la maldad humana, cuyos afluentes jamás
he logrado comprender. Y pienso en esa mirada de Camille que Rodin representó
como perdida en el horizonte. El poema de Mery, bien lo dices, resucita a
Camille en esos trozos de espejo esparcidos en la memoria de una vida vivida a
todo trance. Camille es una mujer que nos duele en lo profundo, nos duele en
las venas. Y me sorprende que precisamente me toques con ese poema torrencial y
esa glosa tuya, tan cristal, componiendo un tributo a dos voces.
Me sorprende y, a la vez, no me sorprende, pues la
vida está compuesta de entramados misteriosos, es una red por la que se intuyen
las almas, los sentires, la vibración viva de nuestros pálpitos, al caminar con
sigilo o de puntillas sobre su encordado. Y digo esto porque, para mí, Camille es
un ser enteramente vivo, una mujer enteramente alma, mujer intensidad, mujer
candor, mujer calor. Es la mujer que ha hecho casa en mi corazón. Es como una
Beatrice que resplandece en los oscuros pasillos que nos significan esta vida
humana tan sin sentido, tan descreída, tan despiadada. Es la llama viva del
amor que llevo incrustada en el aliento.
Creo que perdí, como tantas cosas que he perdido, unas
palabras dedicadas a ella, en virtud de esa alma suya que tan vivazmente encarna
en su mirada. No es una mirada perdida. Es la mirada que nos busca. Es la
mirada de la llama, de la entrega, de la justeza de corazón. Camille no es un símbolo,
es un torrente de vida, un milagro del que hicieron escarnio. Incomprensible, incomprensible, incomprensible.
Nunca he logrado ni lograré comprender al ser humano, tan mefistofélico.
Los vientos han amainado, sólo queda el discurso
de los grillos, el lejano croar de un sapo y, de cuando en cuando, el ulular de
un búho haciendo contrapunto a los ladridos de un perro…
Volvamos a rezar ese poema de Mery…
Los recintos de la tristeza
-a Camille Claudel
Camille
tu rostro lo llevo
prendido de la retina
como la fotografía de un
legado que alguien registró
en la partitura de un sanatorio
sin que nadie comprendiera
que te habías ido en el grito
de tu ira y en el filamento
de una piedra que nunca
llegó a ser flauta
Tus dedos cincelando la piedra
le dan a los míos una orfandad
de movimiento
tus manos murmurándole
a la arcilla tus heridas de tierra
de guijarros estremecidos
le deja a las mías un cuenco
al que se le desliza el agua
como un hilo de penas
atravesando párpados
enceguecidos
Tu mirada Camille
es un violín desandando los
recintos de la tristeza
un acorde que en pleno
pizzicato se le quiebran las
cuerdas desnudando el
silencio como un fuelle roto
Tu encierro Camille le
tejió a las piedras una ausencia
de agua un vacío de paisajes
el destrozo del frenesí que
embriagaba la tempestad de
tus metales y la mansedumbre
de la tierra atribulada
Tu tiempo Camille se
inscribe como un calendario
en los días robados a la risa
en las horas que sólo retienen
el vacío de los arenales que
olvidaron el aroma de los
besos que la piedra entre
tus ansias trasmutó
en gaviotas enardecidas
y cantares eternos
mery sananes
*****
Camille
Claudel a Paul Claudel, una carta.
Montdevergues, 3 de marzo de 1930.
Querido Paul,
Hoy, 3 de marzo, es el aniversario de mi secuestro
en Ville-Evrard: hace 17 años que Rodin y los marchantes de obras de arte me
enviaron a hacer penitencia a los asilos psiquiátricos. Después de apoderarse
de la obra de toda mi vida sirviéndose de B. para ejecutar su siniestro
proyecto me hicieron cumplir años de prisión que bien se merecerían ellos. B.
no era más que un agente del que se sirvieron para tenerte al margen y
utilizarte para dar este audaz golpe que salió tal y como habían planeado
gracias a tu credulidad y a la de mamá y de Louise. No olvides que la mujer de
B. es una antigua modelo de Rodin: ahora ves la maquinación de que fui objeto.
¡Qué bonito! ¡todos aquellos millonarios lanzándose contra una artista
indefensa! ya que los señores que colaboraron en tan buena acción son todos más
de 40 veces millonarios.
¡Parece que mi pobre taller, algunos pobres
muebles, algunos útiles construidos por mí misma, mi pobre menaje todavía
excitaban su codicia! Como la imaginación, el sentimiento, lo nuevo, lo imprevisto
que surge de un espíritu desarrollado es algo que les está vedado, cerrados de
mollera, cerebros obtusos, eternamente ciegos a la luz, les hace falta alguien
que les provea. Ellos lo decían: "nos servimos de una alucinada para
encontrar los temas".
Tendría que haber al menos algunos estómagos
agradecidos que supieran compensar a la pobre mujer a la que despojaron de su
genio: ¡no! ¡una casa de locos! ¡ni siquiera el derecho a tener mi propia
casa!...
(...)
Camille Claudel Parece que el principal beneficiario
de mi taller es el señor Hébrard, editor de obras de arte, calle Royale. Allí
se precipitaron todos mis bocetos (más de 300). Parece que ya unos años antes
de mi marcha de París, los bocetos que hacía en Villeneuve tomaban el camino de
su casa (por qué milagro? Dios sabe) Los encontré en su casa copiados en bronce
y firmados por otros artistas: ¡realmente es demasiado fuerte! ...¡Y condenarme
a prisión perpetua para que no reclame!
Todo esto sale en el fondo del cerebro diabólico
de Rodin. Sólo tenía una idea, que cuando él muriera yo podría alzar el vuelo
como artista y llegar a ser más que él: era preciso que consiguiera tenerme
entre sus garras después de su muerte igual que en vida. Era preciso que yo
fuera desgraciada muerto él igual que vivo. ¡Lo ha conseguido punto por punto,
porque lo que es desgraciada lo soy!
¡Puede que no te importe mucho pero lo soy!
(...)
Estoy muy aburrida de esta esclavitud. Me gustaría
mucho estar en mi casa y cerrar bien la puerta.
No sé si podré realizar este sueño, estar en mi
casa.
(...)
No tengo noticias de tus hijos.
Muchos saludos para ti y tu familia.
C.
(Camille)
Correspondencia de Clamille Claudel. Editorial
Síntesis