Si a un servidor se le pidiera una catalogación del postulado propuesto en esta breve anotación de Ramos Sucre, tendría que destacar, en primer lugar, su fría y equilibrada ponderación. Con juicio de objetivo historiador nos indica las razones de que barbarie y civilización hayan ido de la mano, por tantos milenios, dejando rastros de la humana estirpe sobre la faz de la tierra.
Sin más, agregamos a continuación la semblanza escrita por Ramo Sucre en EL TIEMPO, Caracas, 21 de abril de 1913.
Salud, lacl
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NI EL DERECHO NI LA FUERZA
A pesar de que prorrumpir en discursos edificantes a propósito de tal o cual fenómeno histórico es muchas veces tan acertado como protestar contra la perversidad de una inundación, numerosos escritores se han dado a la tarea de moralizar en la historia; unos han tenido atención únicamente para los hechos que manifiestan el triunfo definitivo de la fuerza, cuyas conquistas han calificado de estables; otros, por el contrario, sólo han encontrado firmes las situaciones adquiridas sin detrimento del derecho. Estos últimos, más generosos y optimistas, tal vez se proponían disuadir a sus semejantes de las prácticas violentas, haciendo de la historia un libro por el estilo de esos catecismos en ejemplos que con narraciones piadosas objetivan las enseñanzas de la moral cristiana. Seguramente con mayor facilidad han demostrado sus adversarios la victoria perenne de la fuerza; bastante razón tenía aquella escuela de economistas que consideraba el estado actual de la sociedad humana resultado indiscutible de la violencia. La mayor realidad de esta opinión ha hecho crecer el número de los que niegan los beneficios del derecho, especialmente del que resuelve las cuestiones internacionales. Insensata negación ésta no sólo porque es imposible desconocer que con la creciente civilización y demás causas de perfeccionamiento humano va prevaleciendo el respeto a la justicia, sino porque también el examen atento de la historia prueba que ambas tesis —la de los apologistas de la fuerza y la de los apóstoles del derecho— distan tanto de la absoluta verdad que ambas son ciertas. La historia da para muchas demostraciones aunque sean contrarias. Estables han sido numerosas conquistas del derecho y otras tantas de la fuerza. Si de algún modo se puede explicar esa estabilidad no será alegando que fueron justas o violentas, sino más bien que fueron oportunas, acordes con las circunstancias y condiciones existentes.
José Antonio Ramos Sucre. El Tiempo; Caracas, 21 de abril de 1913.
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