Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada.
Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal.
Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira.
Con gente así, puedes hacer lo que quieras.
Hannah Arendt. Historiadora y filósofa alemana. Desarrolló el concepto de "la banalidad del mal"
Mi comentario ante esta exposición y nuestra situación:
En nuestro caso, este escenario no calza. La gente acá está, en su gran mayoría, hastiada de tantas mentiras, lo que no indica que se haya instaurado una ausencia de pensamiento. El caso es que no ha habido forma de que se imponga la decisión de las mayorías, esto es, su verdad. Cuando una minoría gobernante tiene el control de las fuerzas y se apropia de todos los estamentos del estado, resulta muy empinado el camino para lograr un cambio.
Por mi parte, yo sólo puedo preguntarle a la minoría gobernante:
¿No les da vergüenza seguir aplaudiéndose sus propias mentiras, año tras año?
lacl.
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