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sábado, 31 de agosto de 2024

Un texto de Hannah Arendt y un comentario




Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. 

Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. 

Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. 

Con gente así, puedes hacer lo que quieras.

Hannah Arendt. Historiadora y filósofa alemana. Desarrolló el concepto de "la banalidad del mal"


Mi comentario ante esta exposición y nuestra situación:

En nuestro caso, este escenario no calza. La gente acá está, en su gran mayoría, hastiada de tantas mentiras, lo que no indica que se haya instaurado una ausencia de pensamiento. El caso es que no ha habido forma de que se imponga la decisión de las mayorías, esto es, su verdad. Cuando una minoría gobernante tiene el control de las fuerzas y se apropia de todos los estamentos del estado, resulta muy empinado el camino para lograr un cambio.

Por mi parte, yo sólo puedo preguntarle a la minoría gobernante:

¿No les da vergüenza seguir aplaudiéndose sus propias mentiras, año tras año?

lacl.


Guarida de los poetas: Adonis. Algunos poemas. /




TIERRA DE AUSENCIA,


Ésta, 

ésta es la tierra del dolor. 

Sin mañanas que vengan,

ni vientos que la alumbren. 


¿Qué voz podrá llegar, amigos míos, a esta tierra perdida?


***


EXTRAVÍO DEL ROSTRO


Extraviado el rostro, rezo a mi polvareda 

y le canto a mi alma transterrada. Traspaso, hacia el milagro aún incompleto, 

un mundo que se abraza con mis canciones, 

mientras tiendo el umbral.


***


CREACIÓN DE UNA TIERRA 


Creó una tierra 

que se alza conmigo,

y que traiciona. 

Una tierra en mis venas espiada. 

Cuyos cielos pintara con mis truenos 

y con mis rayos adornara. 


Que tiene por fronteras 

la ola y el relámpago. 

Por banderas, los párpados. 


...

Adonis, CANCIONES DE MIHYAR, EL DE DAMASCO.

"ediciones del oriente y del mediterráneo",

Madrid, 1997....

Más de Kafka, UNA CRUZA. / .

 





UNA CRUZA 

"Tengo un animal curioso, mitad gatito, mitad cordero. Es una herencia de mí padre. En mi poder se ha desarrollado del todo; antes era más cordero que gato. Ahora es mitad y mitad. Del gato tiene la cabeza y las uñas, del cordero el tamaño y la forma; de ambos los ojos, que son huraños y chispeantes, la piel suave y ajustada al cuerpo, los movimientos a la par saltarines y furtivos. Echado al sol, en el hueco de la ventana, se hace un ovillo y ronronea; en el campo corre como loco y nadie lo alcanza. Dispara de los gatos y quiere atacar a los corderos. En las noches de luna su paseo favorito es la canaleta del tejado. No sabe maullar y abomina de los ratones. Horas y horas pasa en acecho ante el gallinero, pero jamás ha cometido un asesinato. 

"Lo alimento con leche; es lo que le sienta mejor. A grandes tragos sorbe la leche entre sus dientes de animal de presa. Naturalmente es un gran espectáculo para los niños. La hora de visita es los domingos por la mañana. Me siento con el animal en las rodillas y me rodean todos los niños de la vecindad. 

"Se plantean entonces las más extraordinarias preguntas, que no puede contestar ningún ser humano: "Por qué hay un solo animal así, por qué soy yo su poseedor y no otro, si antes ha habido un animal semejante y qué sucederá después de su muerte, si no se siente solo, por qué no tiene hijos, cómo se llama, etcétera. No me tomo el trabajo de contestar; me limito a exhibir mi propiedad, sin mayores explicaciones. 

"A veces las criaturas traen gatos; una vez llegaron a traer dos corderos. Contra sus esperanzas no se produjeron escenas de reconocimiento. Los animales se miraron con mansedumbre desde sus ojos animales, y se aceptaron mutuamente como un hecho divino. En mis rodillas el animal ignora el temor y el impulso de perseguir. Acurrucado contra mí, es como se siente mejor. Se apega a la familia que lo ha criado. Esa fidelidad no es extraordinaria; es el recto instinto de un animal, que aunque tiene en la tierra innumerables lazos políticos, no tiene uno solo consanguíneo, y para quien es sagrado el apoyo que ha encontrado en nosotros. "A veces tengo que reírme cuando resuella a mi alrededor, se me enreda entre las piernas y no quiere apartarse de mí. Como si no le bastara ser gato y cordero quiere también ser perro. Una vez -eso le acontece a cualquiera- yo no veía modo de salir de dificultades económicas, ya estaba por acabar con todo. Con esa idea me hamacaba en el sillón de mi cuarto, con el animal en las rodillas; se me ocurrió bajar los ojos y vi lágrimas que goteaban en sus grandes bigotes. ¿Eran suyas o mías? ¿Tiene este gato de alma de cordero el orgullo de un hombre? No he heredado mucho de mi padre, pero vale la pena cuidar este legado. "Tiene la inquietud de los dos, la del gato y la del cordero, aunque son muy distintas. 

Por eso le queda chico el pellejo. A veces salta al sillón, apoya las patas delanteras contra mi hombro y me acerca el hocico al oído. Es como si me hablara, y de hecho vuelve la cabeza y me mira deferente para observar el efecto de su comunicación. Para complacerlo hago como si lo hubiera entendido y muevo la cabeza. Salta entonces al suelo y brinca alrededor. 

"Tal vez la cuchilla del carnicero fuera la redención para este animal, pero él es una herencia y debo negársela. Por eso deberá esperar hasta que se le acabe el aliento, aunque a veces me mira con razonables ojos humanos, que me instigan al acto razonable". 


Franz Kafka, tomado de El libro de los seres imaginarios, compilado por Jorge Luis Borges en colaboración con Margarita Guerrero. 

Edición de Bruguera - Libro Amigo, Barcelona, 1981.








viernes, 30 de agosto de 2024

Del Libro de los seres imagínarios: Prólogo, El Uroboros y otros textos. /

 



Del Libro de los seres imagínarios: Prólogo, El Uroboros y otros textos.

Jorge Luis Borges, en colaboración con Margarita Guerrero.

***

EL LIBRO DE LOS SERES IMAGINARIOS. 

PRÓLOGO 

El nombre de este libro justificaría la inclusión del príncipe Hamlet, del punto, de la línea, de la superficie, del hipercubo, de todas las palabras genéricas y, tal vez, de cada uno de nosotros y de la divinidad. En suma, casi del universo. Nos hemos atenido, sin embargo, a lo que 

inmediatamente sugiere la locución "seres imaginarios", hemos compilado un manual de los extraños entes que ha engendrado, a lo largo del tiempo y del espacio, la fantasía de los hombres. 

Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades. 

Un libro de esta índole es necesariamente incompleto; cada nueva edición es el núcleo de ediciones futuras, que pueden multiplicarse hasta el infinito. 

Invitamos al eventual lector de Colombia o del Paraguay a que nos remita los nombres, la fidedigna descripción y los hábitos más conspicuos de los monstruos locales. 

Como todas las misceláneas, como los inagotables volúmenes de Robert Burton, de Fraser o 

de Plinio, El libro de los Seres Imaginarios no ha sido escrito para una lectura consecutiva. 

Querríamos que los curiosos lo frecuentaran, como quien juega con las formas cambiantes que revela un calidoscopio. 

Son múltiples las fuentes de esta "silva de varia lección"; las hemos registrado en cada artículo. Que alguna involuntaria omisión nos sea perdonada. 

J.L.B. / M.G., septiembre, 1967


***

EL UROBOROS 

Ahora el océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos era un río circular que rodeaba la tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizás el más antiguo, porque el Sueño, en el libro decimocuarto de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.

Heráclito había dicho que en la circunferencia el principio y el fin son un solo punto. Un amuleto griego del siglo III, conservado en el Museo Británico, nos da la imagen que mejor puede ilustrar esta infinitud: la serpiente que se muerde la cola o, como bellamente dirá Martínez Estrada, "que empieza al fin de su cola". Uroboros (el que se devora la cola) es el nombre técnico de este monstruo, que luego prodigaron los alquimistas.

Su más famosa aparición está en la cosmogonía escandinava. En la Edda Prosaica o Edda Menor, consta que Loki engendró un lobo y una serpiente. Un oráculo advirtió a los dioses que estas criaturas serían la perdición de la tierra. Al lobo, Fenrir, lo sujetaron con una cadena forjada con seis cosas imaginarias: "el ruido de la pisada del gato, la barba de la mujer, la raíz de la roca, los tendones del oso, el aliento del pez y la saliva del pájaro". A la serpiente, Jórmungandr, "la tiraron al mar que rodea la tierra y en el mar ha crecido de tal manera que ahora también rodea la tierra y se muerde la cola".

En Jótunheim, que es la tierra de los gigantes, Utgarda-Loki desafía al dios Thor a levantar un gato; el dios, empleando toda su fuerza, apenas logra que una de las patas no toque el suelo; el gato es la serpiente. Thor ha sido engañado por artes mágicas.

Cuando llegue el Crepúsculo de los Dioses, la serpiente devorará la tierra, y el lobo, el sol.


El Libro de los Seres Imaginarios (1967). Tomado de la edición de BRUGUERA LIBRO AMIGO, Barcelona, 1981.

Jorge Luis Borges, En colaboración con Margarita Guerrero.

Guarida de los poetas, Arnaldo Acosta Bello, una voz soslayada. SERENO REY, Selección

 



Es una de las cabales voces de nuestra poesía y, como suele suceder con tantos de nuestros genuinos cultores de la palabra alada, ha sido -a mi parecer- un creador de cantos desoídos...

Dejo acá una breve selección de SERENO REY, un poemario escrito por Acosta Bello en la década de los setenta.

***

Disminuyo como medida de pícaro 

de suerte que el talón es casa de mi pequeñez 

con ciego alquitrán hice el féretro 

despojo de vanidades os voy a enterrar 


*

Este crimen se me puede imputar: cambié la poesía por un vaso de ron 

por un paseo al mar, por el jugo 

de unos ojos extraños.

Ahora quemo como la lanza de Bir 

el asesino de Jerusalén 


*

He derramado las cosas encima de mis sentidos 

como torpe bebedor 

entre restos de un destrozado ajetreo 

reúno los pedazos 

hilo de estática, rema como una ley 

o lloraré demasiado mi infancia 

de donde salí como sonámbulo. 


*

La vida es aquella y es esta 

lo mismo que la música cabe en mi oído 

en mi pequeña oreja que tapo con mi mano.


(Forman parte de la primera parte del libro, intitulada LA VIDA)


Arnaldo Acosta Bello, SERENO REY, Monte Ávila Editores

(Depósito legal, 1978, impreso el 5 de septiembre de 1979)



Fotografía, crédito no disponible. 


Fotografía, Vasco Szinetar


domingo, 25 de agosto de 2024

Arthur Shopenhauer, Algunos pensamientos sobre política.

 



El estado no es más que el bozal cuyo objeto es volver inofensivo a esa bestia carnicera, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un herbívoro. (208)

***

El hombre es en el fondo una bestia salvaje, una bestia feroz. No le conocemos más que domado, preso en ese estado que se llama civilización; así retrocedemos en espanto ante las explosiones accidentales de su naturaleza. Que los cerrojos y las cadenas del orden legal caigan como sea, que la anarquía estalle, y se verá entonces lo que es el hombre. (209)

***

Es extremadamente raro que un hombre reconozca toda su espantosa malicia en el espejo de sus actos.

¿Piensan de verdad que Robespierre o Bonaparte o el emperador de Marruecos, o los asesinos que suben al cadalso, son los únicos malos entre todos los hombres? ¿No advierten que muchos harían otro tanto, si pudieran? (214)


Arthur Shopenhauer, tomado de la selección de Pensamientos Escogidos, sección "La política". 

Forma parte del libro

Eudeminología.

Parerga y Paralipomena.

Aforismos sobre la sabiduría de la vida.

Ediciones Ibéricas, Madrid, 1961. 

Traducción, prólogo y notas, Juan B. Bergua.

Los oráculos señalan mi merma, lacl (anotación de contracorrientes - sentencias en incertidumbre. /. Galería de Orfeo: Vivaldi.

 



Los oráculos señalan mi merma y, deteniéndome en la parcela de honestidad para conmigo que aún conservo, debo, tengo y quiero, con respiro, reconocer que están en lo cierto. Acuso que soy una farsa ambulante, pretendiendo enrostrar a los otros un discurso prestado que no es de la medida de mis huesos, ni de mi respiración. Asumo que no tengo un discurso propio, que no sé, a ciencia cierta, si hay que tener tal discurso y que, de ser así, no sabría hoy, ni quizás mañana, quién es aquel que debe pergeñar ese discurso fiel al espejismo de mi identidad; reconozco que, en lugar de emprender la búsqueda de ese discurso, debería intentar abrir, en lo posible, todos los sentidos a la dicción de mi vivir; que, en lugar de pronunciar mis votos a favor de la exuberancia de las flores o la estafa de una incendiada palabra, debería dejar mi cuerpo en calma, brindarle la oportunidad de la escucha de su decurso. Soy un actor itinerante que no tiene el valor de levantar su teatrino y salir de sus propios límites, y aun así, cree conocer el mundo entero; cree poder fijar en el aire el dictamen de los astros, cuando no ha visto siquiera la plaza en la que, día a día, representa su entremés. Pero una voz informe, abrupta y sin motivo, me dice que hay oráculos murmurando en la plácida estupidez de las piedras, en el gozoso temblor de las hojas, en las inveteradas nubes que nos acarician con su impronta repentina e ineludible; así como los hay también murmurando desde el fondo de la tierra, con su cruda, desgarradora y siempre humilde verdad, no otra que la del develamiento de una miseria que, siendo la tuya o la mía, siempre será la miseria de lo humano. Los oráculos cavan más profundo de lo que nosotros, vanos caminantes, podemos alcanzar con nuestros inventos. Y también devienen de una altura infinita o, al menos, inconmensurable, pues allí los tenemos, en el anciano guiño donado por el cielo, asombrando y seduciendo nuestra altivez de pequeños malcriados. Así pues, si asumo que he estado en merma, es también porque me doy cuenta que fui yo quien decidió seccionarse en mil pedazos y entregarlos a la vida, siempre por medio de alguien distinto, cuando lo que ella requería de mí era una total entrega, una unidad de propósito vital. Los oráculos señalan mi merma, no la han ocasionado. Es en mí donde debo observar, auscultar primeramente.


Tomado de contracorrientes - sentencias en incertidumbre, lacl.

bid&co editor - colección manoa, caracas, 2006, reedición, 2013.

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Nota bene: sigo confrontando problemas para subir ilustraciones cuando edito las publicaciones desde el móvil. Espero poder subsanar ese escollo prontamente...

Salud, lacl

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Galería de Orfeo:
Vivaldi.