A Gladys Ramos.
La suspensión
del libre albedrío
es el deporte nacional
de quienes se dicen
dueños del poder
y garantes del orden y de
"la buena marcha del país".
Se aburren
cuando no hay
maltratos a la mano.
La vida pierde su sabor.
Y la encuentran efímera.
Y se sienten llamados
a enderezarla.
Por ello el abatimiento
de todo lo que vuele
con alma de plumífero.
Por ello su celoso recreo
en edictos y ordenanzas
que aseguren una
perenne hambruna.
Hay que salpimentar
la vida, se dicen, con un
poquito de cinismo aquí,
otro poquito de miseria allá.
Y esbozan
perpetuas sonrisas
de postal navideña
tras las celosías
o semi cerradas persianas,
cuando contemplan
en silencio
la podredumbre
de los citadinos mentideros,
tal como sonríen tras
las mirillas telescópicas
de artefactos preparados
para accionar el fuego
y volar la próxima
plaza de turno.
(lacl, 30/31 10 2023)
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PENTAGRAMA: CONSTRUCCIÓN
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