Palabras
Dilapidar las mistéricas palabras,
violación de la ley suprema
Ellas
son joyas con las que labramos
un lenguaje de sepulcros,
prendas con que engastar
la trama de epitafios que comprueba el teorema
de una
soberanía incontestable:
el sacrílego espectáculo del hombre
pisoteando el arte de la memoria
Pero ellas disponen
de taller propio
y a nuestro pesar, labran,
a empujones, a golpes de fuelle y martillo,
su versión personalísima de la memoria de los hombres
(Su precio tiene hoy, para los hombres,
el representar verdades para ilustrar
fastuosas y redichas verdades,
espoleando las pesarosas fronteras
del fatum de los Misterios;
y el corolario es que todo termina siendo
una burda ficción de agónicos y ordenados Prometeos)
Pero
ellas siguen a nuestro lado,
van con nosotros al mercado,
arriesgan su piel por nuestra causa,
viven incluso nuestras vidas,
que de nada nos percatamos.
Mas, aquí y ahora, presenciamos
la sigilosa cópula del humus y la luz,
el auge de una materia hecha con piel de nubes
y su final unión con el misterio
(su más elevada creencia,
tal como
Orfeo revive,
desde el
Hades,
tiempos postreros:
como un espejo en escena)
Aunque al final prevalezcan las minucias
de las trágicas obras
de la
historia,
ese recuento de calamidades
que los hombres se regalan,
generación tras generación,
como un luctuoso legado,
arcano de la muerte
de todo consuelo o esperanza
Aquí y ahora, escuchamos cómo sus voces se
elevan como
catedrales,
para luego difuminarse más vertiginosas que una
flor al
marchitarse
Podemos ver la rogación en sus manos,
implorando por una razón
extremadamente pobre,
pretendiendo ataviar con señales y evocaciones
sus
elevadas y secretas añoranzas,
mientras un silencioso soplo roza
la
superficie, lo diferente, lo opuesto
Y de
ello obtienen, por toda recompensa,
su lengua cercenada,
más la inefabilidad de presentarse al alma
en una
sola intuición
cual
victoriosos soldados de Pirro
Pero, a sus espaldas,
ellas transportan las fronteras
de lo
infinito al reino de ser
Cifras inagotables de lo indecible
son
toda su esencia
Discurso mudo, quietud, blasfemia y duda,
inmaduros frutos de sabiduría
En ellas viaja, inoculada,
la
misteriosa solemnidad
de toda contemplación
o todo asomo al mundo
Y por su gracia
en nosotros
reverberan
las imágenes,
acaecimientos de la
primitiva luz
de un recuerdo lejano
lacl, un texto expurgado de una colecta de conatos poéticos escritos en la década de los noventa. Lo he revisado y rescatado del desvván.
Galería de Orfeo
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En busca del fuego, Jean Jacques Annaud.
La sutileza de este film de Annaud, me parece que poco suele
ser anotada. Uno, la posibilidad del ser humano de trabajar en cooperación,
como tanto lo señalara Bertrand Russell, una verdad de Perogrullo que suele ser
desestimada. Dos, el peso de lo femenino, con su paciencia para el
descubrimiento de nuevas soluciones para el cotidiano vivir, así como para la
factura de las mismas. Evidentemente, homo faber no es un término que podría
excluir lo femenino,. pues habla en bien de toda la especie. Lo que se han
construido algunas culturas a lo largo del devenir de la humanidad, como tesis,
es otra historia, muchas veces soslayada, amañada y/o distinta o distante de la
realidad, tanto como de su génesis...
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