Te sientas en silencio
dispuesto a contemplar tu adentro,
mirándote al espejo de aquella nube
que se ha colgado en el aire
Al sentarte no había un pensamiento predefinido ni determinado,
tan sólo sentarte a saborear el viento
Y tus ojos desintencionados
son absorbidos por esa figura
que, al principio,
te ha lucido como un ángel
con alma de batracio
o un batracio con alma de ángel
Un caballero apostado en la sien del aura
Con el yelmo levantado
Por avizorar mejor a lontananza
En la búsqueda, quizá, de un doble
Se ha detenido y ha fijado su postura
Y alza el brazo para jurar
o atestiguar que está allí,
acompañando otro mirar,
y que ha venido para mostrarte la riqueza
que crece,
como un tallo blanco,
en el regazo de una humanada pobreza.
lacl, 28 de mayo 2024 a un minuto de la medianoche...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario