A nuestro primo Leonardo Lauro, quien partió en postas cerrando el 2020... *
Cuán bella expresión la de Andrés Eloy para definir el luto del alma, con ese color de la flor de nuestros bien amados apamates, que se coloca en el punto medio entre el púrpura de la sangre y la blancura de nuestras nubes tropicales.
Es un canto llano el de
Andrés Eloy que a un servidor le toca muy de cerca, pues ese libro de Giraluna,
del que forman parte estos versos, es condimento esencial, a su vez, de nuestra
primera memoria. En casa escuchábamos en familia a Andrés Eloy, con nuestra
abuela Berta a la cabeza, quien fuera amiga muy cercana de los Blanco y que con
ellos estuvo conviviendo por varios meses, en su exilio en México. De allá se
vino un poco antes de la prematura muerte del poeta.
Simón Díaz le compuso esa tonada que tanto honor rinde a estos versos, pues el arreglo es, como el breve poema, a su vez simple y cromáticamente delicado.
Valga para todas las
despedidas, para todos los lutos, para tanto seres que han partido, para tantos
amores fugados o contrariados -como gustaba nominar mi padre a los amores espinados-; valga para todas las muertes, las físicas y las espirituales (que en todas yace
la muerte de algo esencial), este medio luto, el de nuestra flor del apamate.
Salud!
lacl
* El 31 de Diciembre, unas tres horas antes de que dieran las
doce campanadas en nuestras latitudes, escuchábamos música de nuestras
tradiciones. Puse un concierto en vivo de Simón Díaz, quería escuchar “Mi
querencia”, esa hermosa composición. De pronto, sin motivo alguno sentí una
fortísima emoción, como si se agolparan las lágrimas entre pecho y garganta,
anegándolo todo, incluso mi voz. Y todo el cuerpo estremecido. Atribuí tal
irrupción del sentir al hecho de que era registro de un concierto en vivo y en
el que Simón puso a cantar a todo el auditorio esas estrofas. Pero, la verdad
sea dicha, fue una emoción tan intensa y sin motivo aparente, que mi corazón no
me supo dar razón de nada. Poco antes de la media noche, me enteré de que había
fallecido nuestro primo Leonardo Lauro. Y, entonces, mi corazón sí que supo
darme razones…
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La flor de apamante. Andrés Eloy
Blanco.
(El poema en su forma original)
Qué pena de medio luto
tiene la flor de
apamate,
qué pena de medio luto
desde que tú te
marchaste!
Tu marcha me echó en
las venas
los morados de la tarde,
la sangre me quedó
viuda
como la flor de apamate.
No sé qué cosa me
pides,
no sé qué cosa pedir,
si morir por no
quererte
o quererte hasta morir;
yo no sé qué es lo más
bueno,
yo no sé qué es lo
peor,
no sé si amor sin
presencia
o presencia sin amor,
pero no quiere y te
llama,
desde que tú te
marchaste,
mi sangre de medio luto,
como la flor de apamate.
(Y en la tonada la letra, tal como fue arreglada...)
Qué pena de medio luto,
tiene la flor de apamate
qué pena de medio luto
desde que tú te marchaste!
Tu marcha me echó en las venas
los morados de la tarde,
la sangre me quedó viuda
como la flor de apamate.
No sé qué cosa me pides, medio luto,
no sé qué cosa pedir,
si morir por no quererte
o quererte hasta morir;
yo no sé qué es lo más bueno,
yo no sé qué es lo peor,
no sé si amor sin presencia
o presencia sin amor
pero no quiere y te llama, medio luto,
desde que tú te marchaste,
mi sangre de medio luto
como la flor de apamate.
Qué pena de medio luto
tiene la flor de apamate
qué pena de medio luto
desde que tú te marchaste
ALGUNAS FUENTES:
http://vereda.ula.ve/jardin_botanico/areas-tematicas/jardin-caducifolio/apamate/
FOTOS EN LA RED:
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