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domingo, 21 de abril de 2019

REPLAY: La fuerza de la verdad. Santiago L. García. / Mahatma Gandhi: Satyagraha




Al parecer, sigue causando escozor aquella glosa que versa sobre la no-violencia que parte de los pensamientos de Thoreau y que fueron asumidos por Gandhi en la India. Así que reitero lo publicado hace ya casi nueve años
Salud!
lacl

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JUEVES, 4 DE NOVIEMBRE DE 2010


Aunque tarde la publico, es una exigencia que me hago. La fuerza de la verdad es una glosa tomada del diario Tal Cual, en ocasión del fallecimiento de Franklin Brito. Comulgo con ella en todos sus puntos.

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LA FUERZA DE LA VERDAD
Santiago L. García

Si Gandhi hubiese nacido en la Venezuela actual, hubiese fracasado. En la primera huelga de hambre hubiese muerto. Como se sabe, la eficacia del satyagraha (la “fuerza de la verdad”) estribaba fundamentalmente en que ocurrió dentro de un marco jurídico y judicial inglés que apelaba a los ideales de la ilustración kantiana. Por eso, no hubiese funcionado en el contexto y bajo el ideal de justicia del sistema nazi, como él mismo lo supo. Ni dentro del parapeto completamente insincero y cínico del sistema judicial venezolano actual, frente al cual toda huelga o paro puede llevar a la aniquilación de sus protagonistas pero sin ceder ni un ápice el control del poder.

El satyagraha de Gandhi implicaba desobedecer leyes injustas a cualquier riesgo, pero sin dar lugar al resentimiento o al odio personal. La fuerza de la verdad implicaba oponerse a otra fuerza pero considerando siempre un respeto humano por los hombres que defienden lo contrario quizás convencidos de que tienen razón.

De allí que toda violencia es mala. No puede haber una violencia mala y otra buena porque siempre toda violencia denigra o degrada la condición humana de quien la recibe (y de quien la inflige). Simone Weil decía que “el frío del acero es igualmente mortal tanto en la empuñadura como en la punta”. Hay en toda violencia una parte irreductible de injusticia con respecto a quien la soporta y esta injusticia es en sí misma injustificable. Hay un contenido inhumano en todo acto de violencia que pervierte mi relación con el otro.

Fue Gandhi quien nos proporcionó el término de no-violencia. El mismo tradujo la palabra en Sánscrito ahimsa por la palabra en Inglés “non-violence”. Según nos explica Jean-Marie Muller, el término está compuesto por el prefijo negativo a y del sustantivo himsa que significa el deseo de violencia que existe en cualquier ser humano. Para Muller, es urgente tomar conciencia de este deseo de violencia que radica en nosotros y que contradice, a veces inconscientemente, nuestra vocación hacia la humanidad. Nos toca, entonces, reconocerlo, amaestrarlo, autorregularlo, no rechazarlo. Será necesario transformarlo, transmutarlo, convertirlo para que su propia energía deje de ser destructiva y se vuelva constructiva. Agrega que la estructura de la lucha no-violenta es tripolar. Se crea lo que llama una “triangulación” del conflicto. El tercer polo del conflicto es la opinión pública. Hay, por lo tanto, tres actores: los resistentes, los que toman las decisiones y la opinión pública. Pero en los primeros debe haber mucha serenidad, dignidad y coraje, como lo hubo en todos los indios que acompañaron a Gandhi.

Franklin Brito, a su modo, pareció comprender esto. Murió sin rencores, sereno y dignamente.


Mahatma Gandhi: Satyagraha 




Cielo y mar, soneto de Salmerón Acosta a Ramos Sucre.





Cielo y mar, soneto de Salmerón Acosta a Ramos Sucre.

                                 A José Antonio Ramos Sucre

En este panorama que diseño
para tormento de mis horas malas,
el cielo dice de ilusión y galas,
el mar discurre de esperanza y sueño.

La libélula errante de mi ensueño
abre la transparencia de sus alas,
con el beso de miel que me regalas
a la carencia de tu amor risueño.

Al extinguirse el último celaje,
copio en mi alma el alma del paisaje
azul de ensueño y verde de añoranza;

y pienso con obscuro pesimismo,
que mi ilusión está sobre un abismo
y cerca de otro abismo mi esperanza.

         
Cruz Salmerón Acosta, La canción recóndita, Fundarte, Caracas, 2011

José Antonio Ramos Sucre - LA JUVENTUD DEL RAPSODA - El cielo de esmalte, 1929. / Orfeo Monteverdi (Savall)







Narrar, poetizar a partir del mito...

Agregamos para pacientes escuchas una maravillosa versión de la ópera de Monteverdi, bajo la conducción de Jordi Savall. 

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JARS - LA JUVENTUD DEL RAPSODA - 

El cielo de esmalte, 1929.


Yo vivía feliz en medio de una gente rústica. Sus orígenes se perdían en una antigüedad informe.

Deliraban de júbilo en el instante del plenilunio. Los antepasados habían insistido en el horror del mundo inicial, antes de nacer el satélite.

Una joven presidía los niños ocupados en la tarea de la vendimia. Se había desprendido del séquito de la aurora, en un caballo de blonda crin. Los sujetaba por medio de un cuento inverosímil y difería adrede su desenlace.

Escogía el jacinto para adornar sus cabellos negros, de un reflejo azul. Yo adoraba también la flor enferma de un beso de Eurídice en un momento de su desesperanza.

Me esforcé en conjeturar y descubrir el nombre y procedencia al darme cuenta de su afición a la flor desvaída. La joven disfrutaba el privilegio de volver de entre los muertos, con el fin de asistir a las honras litúrgicas del vino. Desapareció en el acto de evadir mis preguntas insinuantes.

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Eurídice mordida por la víbora - Sabino de Medina y Peñas, 1865


Orfeo Monteverdi (Savall)




Rodin


sábado, 20 de abril de 2019

Essa Mulher, Elis Regina, esa Sibila que canta con el corazón de la tierra.





Creo que nunca he escuchado una afinación tan ajustada, tan sensible, hasta el punto de tornarse doliente, pues duele de tanto feeling que le pone esa voz a las palabras. La experiencia de escuchar una letra en su voz la hace única, irrepetible. Las palabras cobran vida, restallan, titilan, se quedan resonando en nuestros pechos y en esa esfera donde los sonidos se nos quedan habitando en ecos y destellos, como hospedándose en un baúl de murmullos. Hay algunas fallas de origen, pero a pesar de ello se puede apreciar casi que con los poros esos detalles que señalamos...

Me he tenido que amarrar las manos para no seguir disparando sus cantos, pues dirán:

-Bueno y a este señor qué le pasa que no suelta a la Elis? Está obsesivo.

Pero a riesgo de parecer excesivo es que voy a seguir compartiendo algunos de esos cantos de esta amada Sibila que canta con el corazón de la tierra. Porque no creo, en realidad, que se trate de una obsesión sino de mera extrañeza de lo natural, como reza esta canción (palabra cierta!) al final, cuando vuelvo a escucharla, justo cuando acababa de escribir estas palabras...

Abajo va el enlace para quien quiera ir y escuchar un corazón entregado, antes dejamos la letra.

Les dejamos pues con Essa Mulher ....

Salud!
lacl

Essa Mulher
Elis Regina

De manhã cedo essa senhora se conforma
Bota a mesa, tira o pó, lava a louça, seca os olhos
Ah, como essa santa não se esquece, de pedir pelas mulheres
Pelos filhos, pelo pão
Depois, sorri meio sem graça
E abraça aquele homem, aquele mundo
Que a faz, assim feliz
De tardezinha, essas menina se enamora
Se enfeita se decora, sabe tudo, não faz mal
Ah, como essa coisa é tão bonita
Ser cantora, ser artista
Isso tudo é muito bom
E chora tanto de prazer e de agonia
De algum dia qualquer dia
Entender de ser feliz
De madrugada, essa mulher faz tanto estrago
Tira a roupa, faz a cama, vira a mesa, seca o bar
Ah, como essa louca se esquece
Quanto os homens enlouquece
Nessa boca, nesse chão
Depois, parece que acha graça
E agradece ao destino aquilo tudo
Que a faz tão infeliz
Essa menina, essa mulher, essa senhora
Em que esbarro a toda hora
Nos espelhos casuais
É feita de sombra e tanta luz
De tanta lama e tanta cruz
Que acha tudo, natural









jueves, 18 de abril de 2019

Ludovico Silva, fragmento, sobre Jose Antonio Ramos Sucre / Poema que todos pueden leer, Ludovico Silva. / Preludio - La vida del maldito, José Antonio Ramos Sucre / TROUBADOURS - trovadores occitanos - Clemencic Consort


(Se agradecen los créditos de esta fotografía)


Unas palabras de Ludovico Silva sobre Ramos Sucre.

Salud!

lacl


“Al contacto con este gran poeta, los jóvenes creadores sintieron que había, décadas atrás, quienes los respaldaran en su empeño de transformar los esquemas poéticos que, de una u otra manera, pese a la revolución del grupo “Viernes” persistía en nuestras letras. No solamente se desterró el temor sacramental a los metros y a la rima (desterrados en cuanto a “ obligación”, por supuesto, y no de un modo absoluto), sino que de una vez por todas comenzaron a surgir por doquier libros de poesía (en prosas), entre los cuales Los cuadernos del destierro, de Rafael Cadenas, se destaca como paradigma. Se volvió, bajo este impacto, a leer a Rimbaud y a los surrealistas y se asimiló en nuestro país, de una vez por todas, el espíritu de la lírica moderna. Corresponde a Ramos Sucre, de este modo, un sitial como gran adelantado, y por ello no debe sorprender a nadie que en su época fuese considerado como un ente extraño poseído por calenturas y demonios. Lo que había hecho no era otra cosa que incorporar la poesía venezolana a la modernidad. Su cultura y sus dones poéticos le ayudaron, aunque la fragilidad y la cortedad de su existencia —“ antes de tiempo y casi en flor cortada” , que diría Garcilaso— le impidieron llevar su revolución hasta el punto en que sólo pudieron llevarla después grandes poetas como Vallejo y Neruda”

Ludovico Silva. “Ramos Sucre y nosotros” . Revista Nacional de Cultura, n° 219, Caracas, marzo-abril, 1975, pp. 64-65.

Citado en el prólogo de José Ramón Medina a las Obras Completas de José Antonio Ramos Sucre, editado por Ayacucho.


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Dejemos un poema de Ludovico, de su poemario IN VINO VERITAS y, a continuación, un texto emblemático de la obra de Jose Antonio Ramos Sucre, dado el apretado crisol de su  poética y el peso pronosticador de su obra posterior, PRELUDIO
lacl


Poema que todos pueden leer, Ludovico Silva.

Ellos creen que he muerto. Nunca se han desvivido.
Para tener recuerdos hay que saber de olvido.

Ignoran cuanto dicen, no saben lo que quiero.
El día que yo pacte conmigo mismo, muero.

Veo ríos que van hacia su mar, tranquilos;
veo arañas que urden, en soledad, sus hilos.

Veo paisajes crueles. Mares que se levantan
y enormes animales que todo lo quebrantan;

tumbas que se estremecen y expulsan siglos, dioses
que modulan, cantando, viejas y extrañas voces.

Voces del tiempo de la vida y de la muerte!
Qué tristeza, Dios mío, que yo no pueda verte!

He preferido el canto de los mares divinos
donde vivientes hablan misterios eleusinos.

El mar, donde los muertos flotan. Allí florecen
todos los sembradíos que en la tierra perecen.

Yo no he muerto, yo vivo -y esa es mi diferencia-
de estructura y verdades, y nunca de apariencias.

Si alguien dice que he muerto, que se muera leyendo
estas cosas extrañas que estoy escribiendo.

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Preludio, José Antonio Ramos Sucre

Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras.

Entonces me habrán abandonado los recuerdos: ahora huyen y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve.

El movimiento, signo molesto de la realidad, respeta mi fantástico asilo; mas yo lo habré escalado del brazo con la muerte. Ella es una blanca Beatriz, y, de pies sobre el creciente de la luna, visitará la mar de mis dolores. Bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.


La Torre de Timón, 1925.

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Agregamos otra fábula poética de Ramos Sucre, en la que si bien se denotan algunos vasos comunicantes con un antecesor como Edgar Allan Poe en la atmósfera, el tema o la persecución del victimario (que no siempre en el arrepentimiento, pues la crueldad en la poética de Ramos Sucre fue más una cuestión de estilo o, si lo prefieren, un recurso para lacerar crueldades), también se prefigura lo que, algunos años después de haber sido publicada, se popularizaría como modus operandi para el crimen en masa: aquel de tener una fosa bien dispuesta para quienes son conducidos como ovejas al matadero.

Salud.
lacl


LA VIDA DEL MALDITO, José Antonio Ramos Sucre


Yo adolezco de una generación ilustre; amo el dolor, la belleza y la crueldad, sobre todo esta última, que sirve para destruir un mundo abandonado al mal. Imagino constantemente la sensación del padecimiento físico, de la lesión orgánica.

Conservo recuerdos pronunciados de mi infancia, rememoro la faz marchita de mis abuelos, que murieron en esta misma vivienda espaciosa, heridos por dolencias prolongadas. Reconstituyo la escena de sus exequias, que presencié asombrado e inocente.

Mi alma es desde entonces crítica y blasfema; vive en pie de guerra contra los poderes humanos y divinos, alentada por la manía de la investigación; y esta curiosidad infatigable declara el motivo de mis triunfos escolares y de mi vida atolondrada y maleante al dejar las aulas. Detesto íntimamente a mis semejantes, quienes sólo me inspiran epigramas inhumanos; y confieso que, en los días vacantes de mi juventud, mi índole destemplada y huraña me envolvía sin tregua en reyertas vehementes y despertaba las observaciones irónicas de las mujeres licenciosas que acuden a los sitios de diversión y peligro.

No me seducen los placeres mundanos y volví espontáneamente a la soledad, mucho antes del término de mi juventud, retirándome a ésta, mi ciudad nativa, lejana del progreso, asentada en una comarca apática y neutral. Desde entonces no he dejado esta mansión de colgaduras y de sombras. A sus espaldas fluye un delgado río de tinta, sustraído de la luz por la espesura de árboles crecidos, en pie sobre las márgenes, azotados sin descanso por un viento furioso, nacido de los montes áridos. La calle delantera, siempre desierta, suena a veces con el paso de un carro de bueyes, que reproduce la escena de una campiña etrusca.

La curiosidad me indujo a nupcias desventuradas, y casé improvisadamente con una joven caracterizada por los rasgos de mi persona física, pero mejorados por una distinción original. La trataba con un desdén superior, dedicándole el mismo aprecio que a una muñeca desmontable por piezas. Pronto me aburrí de aquel ser infantil, ocasionalmente molesto, y decidí suprimirlo para enriquecimiento de mi experiencia.

La conduje con cierto pretexto delante de una excavación abierta adrede en el patio de esta misma casa. Yo portaba una pieza de hierro y con ella le coloqué encima de la oreja un firme porrazo. La infeliz cayó de rodillas dentro de la fosa, emitiendo débiles alaridos como de boba. La cubrí de tierra, y esa tarde me senté solo a la mesa, celebrando su ausencia.

La misma noche y otras siguientes, a hora avanzada, un brusco resplandor iluminaba mi dormitorio y me ahuyentaba el sueño sin remedio. Enmagrecí y me torné pálido, perdiendo sensiblemente las fuerzas. Para distraerme, contraje la costumbre de cabalgar desde mi vivienda hasta fuera de la ciudad, por las campiñas libres y llanas, y paraba el trote de la cabalgadura debajo de un mismo árbol envejecido, adecuado para una cita diabólica. Escuchaba en tal paraje murmullos dispersos y difusos, que no llegaban a voces. Viví así innumerables días hasta que, después de una crisis nerviosa que me ofuscó la razón, desperté clavado por la parálisis en esta silla rodante, bajo el cuidado de un fiel servidor que defendió los días de mi infancia.

Paso el tiempo en una meditación inquieta, cubierto, la mitad del cuerpo hasta los pies, por una felpa anchurosa. Quiero morir y busco las sugestiones lúgubres, y a mi lado arde constantemente este tenebrario, antes escondido en un desván de la casa.

En esta situación me visita, increpándome ferozmente, el espectro de mi víctima. Avanza hasta mí con las manos vengadoras en alto, mientras mi continuo servidor se arrincona de miedo; pero no dejaré esta mansión sino cuando sucumba por el encono del fantasma inclemente. Yo quiero escapar de los hombres hasta después de muerto, y tengo ordenado que este edificio desaparezca, al día siguiente de finar mi vida y junto con mi cadáver, en medio de un torbellino de llamas.


Del libro LA TORRE DE TIMON, 1925. 
En la voz de Alfredo Escalante. Una buena lectura de esa glosa arrobadora.


TROUBADOURS - trovadores occitanos - Clemencic Consort



miércoles, 10 de abril de 2019

Rebento, reviento... Elis Regina. La conmoción del crear





A veces me sucede, creo que me sucede más de lo debido o de lo aceptable según alguna norma humana que -por suerte- o no conozco o desconozco: el corazón no me cabe en el pecho, quiere descabritarse, quiere desbocarse, irse corriendo a todo galope o volando como un gavilán, mientras canta a todo pulmón, en una lengua indescriptible, el mar de leva que lleva por dentro.

        
Atardecer, empinándome sobre el humano quehacer.
lacl, 10 Abril de 2019

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Y la inmensidad del sonido … E a imensidão do som … Y la inmensidad del sonido … E a imensidão do som …

¿Cómo gobernar un corazón que como un brote revienta? ¿Cómo contenerlo entre linderos, cual si se tratase de un brioso caballo que pretendiéramos mantener encerrado en un establo? No es posible amarrar a ese potro cuando dice a soñar. No es posible avasallarlo ni, por fortuna, domesticarlo. Es indomesticable. Aunque ello no quiera decir que no sea amable y noble amante. Pero necesita praderas sin linderos, necesita millas sin fin, necesita correr al aire libre, necesita saberse efímero e incontenible en ese raptus del alma que de pronto se le subleva en la sangre. Y no hay ser humano que no haya sentido alguna vez, extrañamente, ser ese potro sin riendas que corre feliz y sin destino…
Salud,

lacl, 10 Abril de 2019

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La glosa del descabrite, causada por este brote musical…

Única, su voz todo lo compensa... Puro corazón! Uno siente cómo revienta la vida frágil e indetenible, dolorosa y jovialmente a la vez... Dejo debajo una versión al ras, algo literal... No me atrevo a paladear este "reviento" en soledad...
Todo retoño, botón o corazón revienta en brote, inopinadamente, de allí esta maravillosa letra.

Rebento

Canta: Elis Regina - Compositor: Gilberto Gil

Subtantivo abstrato
O ato, a criação, o seu momento
Como uma estrela nova e o seu barato
Que só Deus sabe, lá no firmamento
Rebento
Tudo o que nasce é rebento
Tudo que brota, que vinga, que medra
Rebento raro como flor na pedra,
Rebento farto como trigo ao vento
Outras vezes rebento simplesmente
No presente do indicativo
Como a corrente de um cão furioso,
Ou as mãos de um lavrador ativo
Às vezes mesmo perigosamente
Como acidente em forno radioativo
Às vezes, só porque fico nervoso, rebento
Às vezes, somente porque estou vivo!
Rebento, a reação imediata
A cada sensação de abatimento
Rebento, o coração dizendo: Bata!
A cada bofetão do sofrimento
Rebento, esse trovão dentro da mata
E a imensidão do som nesse momento









Rebento

Substantivo abstracto
El acto, la creación, su momento
Como una estrella nueva y su barato
Que sólo Dios sabe, allá en el firmamento
Rebento (brota, revienta)
Todo lo que nace es brote
Todo lo que brota, que venga, que medra
Rebento (revienta, brota) raro como flor en la piedra,
Rebento (revienta, brota) harto como trigo al viento
Otras veces reviento simplemente
En el presente del indicativo
Como el correr de un can furioso,
Como las manos de un labrador activo
A veces incluso peligrosamente
Como accidente en el horno radioactivo
A veces, sólo porque me pongo nervioso, reviento (broto)
¡A veces, sólo porque estoy vivo!
Reviento, la reacción inmediata
A cada sensación de abatimiento
Reviento, el corazón diciendo: ¡Bata!
A cada bofetón del sufrimiento
Reviento, ese trueno dentro de la maleza
Y la inmensidad del sonido en ese momento.

lacl, 09 de Abril de 2019


Elis Regina. Rebento. 











Un tributo a Vladimir Holan - Europa, Vladmir Holan - EL GRAN AUSENTE, lacl / Human voice by Vladimir Holan Music by Max Corbacho - Transept Saffire Glass




Fue hace varias noches. Oscurantina y lecturas a la luz de las llamas de un par de velas; luego, en noches subsiguientes, con la asistencia de una rescatada linternita. Había dado, unos días antes, con un hallazgo fabuloso, dentro de esa mínima epopeya que encarna en toda historia personal. Andaba buscando un libro desde, hace ya, demasiados años dolorosamente perdido (el bellísimo e iluminador tratado sobre el apotegma del amado Erasmo).

Pero cuál no sería mi sorpresa cuando, al remover unos muebles un tanto amontonados debido a algunos reacomodos familiares, aparecieron como por arte de magia, varios libros igualmente extraviados y extrañados. Entre ellos, aquel viejo tomito de poesía ante el que un imberbe desconocedor de poesía no pudo ocultar su curiosidad, dado el título: Una noche con Hamlet y otros poemas. Fue el mismo año, si mal no recuerdo, en que un servidor se hizo con un “Animal de costumbre”,  para internarse venturosa y amorosamente en las aguas de la varia poesía venezolana.

Fueron Juan Sánchez Peláez y Vladimir Holan, dos de los primeros poetas que leyera ese muchacho con embelesada curiosidad. Creo que hubo algo de protector azar en la caída de esos libros en mis manos. Me sentí tocado aquellos días. Nunca más me abandonó aquella frase con pregunta del querido Sánchez Peláez: …el círculo se abre, ¿ves? Y aquella sombra de una desconocida, atosigada y zarandeada Europa en las dolorosas páginas de Holan, la que no imaginábamos acaso tan cercana en los dolores.

Lo cierto es que lo primero que leí de ese rescate fue lo que el azar me propuso, el poema Europa, que casi al final del tomo se despliega doloroso. Y en las noches subsiguientes me estuvieron atacando mil y una imágenes indecibles. Hasta que hace dos noches el impulso me ha dicho, ¡basta! Toma el lápiz y escribe. Lo que hice de seguidas. Pero fue un rasguño en reposo. Pues el sueño vino, como hiciera en otras ocasiones, en mi auxilio, a dictarme aquello que yo no sabía cómo decir. La voz me dijo: “el gran ausente” y allí estuvo la clave de un suspenso de dos noches. Acá dejo, por supuesto, en primer término, el acrisolado y punzante poema de Holan. Y, de seguidas, la glosa escrita en tributo de Holan y su amada causa.

Salud!
lacl

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EUROPA

Todas las prisiones del mundo están construidas con las piedras
que cayeron sobre Jesucristo.

Y las manos de los ricos continúan haciéndolo,
así que no pueden dar ni la menor limosna.

Crece, pues, una cárcel tras otra
y casi todos estamos presos en ellas

y perecemos en ellas como si Dios mismo deseara
estar en nosotros tan sólo sin nosotros...

(Traduccion de Josef Forbelsky)
Barral Editores, Ediciones de Bolsillo. Barcelona, 1970.


EL GRAN AUSENTE

                            A Vladimir Holan y su Europa

Todas las piedras siguen cayendo
sobre Cristo, Vladimir.
Y sobre Magdalena
y toda su humana estirpe,
milagrosa porque persiste;
en cada Magdalena
la vida insiste.
Pero la Gran Prisión
se sigue construyendo,
ya no en Europa,
sino en cada continente.
Los fariseos siguen,
a trastiendas, gobernando
y la prisión es sólo una;
una gran red de calabozos
es lo que hoy une al mundo.
No se escatima en canteras.
Allá van a dar todas las limosnas
de los beatos y las magnánimas almas.
Y el Gran Ausente
continúa señoreando entre clamores,
lavándose las manos,
cual Pilatos.

lacl, 08 – 10 de Abril de 2019