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lunes, 8 de mayo de 2017

Memoranda. Carta a un defensor del Neronismo democrático, Año 2003, téngase en cuenta…



Carta a un defensor del Neronismo democrático

I

Neronismo democrático


Tiene usted, al menos, un problema de apreciación. El problema de los venezolanos es que históricamente lo que nos caracterizó fue la irresponsabilidad. Esa es la verdadera responsabilidad del ciudadano común, mal o bien acostumbrado a un papá estado que le echara unas migajas, mientras los sempiternos abogados del "quítate tú, para ponerme yo" comenzaron a hacer de las suyas con el erario nacional, prácticamente desde el mismo momento en que Bolívar dejó libres los espacios políticos en Venezuela. Esa ha sido nuestra cruda realidad como Nación.

Que nuestra nación haya sufrido la plaga de la corrupción no justifica el certificado de nacimiento de un sistema de corrupción mucho mayor, como es el caso que acaece hoy en Venezuela, con un gobierno verdaderamente plagado de amiguitos y "amiguetes" de la misma sazón de los que usted describe. Un despilfarro del pasado no justifica un mayor y descomunal despilfarro de hoy. El gobierno venezolano ha tenido un ingreso por encima de los ciento diez mil millones de dólares en los últimos cuatro años ($ 110.000.000.000,00 que, al cambio de Bs 1.900,00 X US$, nos da la cifra escalofriante de Bs. 209.000.000.000.000,00). Y la pobreza que -NADIE LO HA NEGADO- ya era un mal en la Venezuela pre-Chávez, saltó de un 45 % a 80 % de nuestra población durante los cuatro años de gobierno EMEVERRISTA. Chávez y sus acólitos ganaron las elecciones porque vendieron un discurso de limpidez en el manejo de las finanzas públicas, amén de la promesa de una obra cónsona con la sensibilidad hacia los desposeídos y amén de la promesa de instaurar un sistema en el que la justicia ciudadana sería respetada, por encima de todo otro interés. Pero a un mal ya mayor, obtuvimos como respuesta uno inmensurable. Es una vergüenza que se refiera usted a la inversiones en infraestructura, educación o industria, cuando este gobierno ha despilfarrado el mayor presupuesto de que haya gozado gobierno alguno en Venezuela. La mayor parte de quienes votaron por ese barranco que significaban Chávez y sus acólitos en el 98, lo hicieron para salir de una crisis -hoy agudizada por él y por sus huestes-, no lo hicieron para que falsearan nuestra historia ni para que incluyeran a Chávez como un caudillo paladín de libertades en nuestros libros de texto escolar, tal y como lo han hecho tan campantemente quienes se enlodan entre las delicateses ministeriales. Le acoto que nunca he sido político, que no he practicado el discurso laudatorio de quienes, en su momento, distribuyen cargos, sinecuras, comisiones o las tan tradicionales designaciones a dedo de quienes han llegado a ejercer "obra de gobierno" en Venezuela.

Es usted quien se merece a Chávez, pues avala una futura e hipotética corrupción, sin pensar en los medios de que los ciudadanos comunes disponemos para combatirla. Es usted quien evade sus responsabilidades como ciudadano. Si la mayoría de la gente está en la calle reclamando sus derechos de modo voluntario, es porque ha comenzado a tener conciencia, porque ha comenzado a sentirse responsable de lo que pasa en su país, porque ha comenzado a dar muestras de madurez. Y eso es algo para lo que Chávez y sus acólitos no estaban preparados. Por otra parte, ¿qué es esa amenaza "de lo que se nos viene encima"?, parece usted esconder algo amenazador en sus palabras, algo distinto y, quizás más escabroso, que las venideras y mayores dificultades económicas para todos previsibles. ¿Aboga usted por el "Principio de Autoridad" que se arrogan quienes usurpan los poderes de los ciudadanos, cuando ya ven agotadas sus "razones" ante la sociedad civil?

Discurso barato es el suyo, el mismo de quienes, desde el Poder, claman por una legitimidad enlodada y perdida desde el inicio de su gobierno, cuando se incautaron, por medio del dedo del ex-ministro Miquilena, todos los poderes públicos. Ese fue uno de los más aciagos golpes de estado que haya sufrido Venezuela. Y gracias a ese golpe es que hoy Venezuela ve correr la sangre de los ciudadanos que reclaman un estado constituido por el hombre y para el hombre, no para las sanguijuelas de turno. Léase usted "Los días de Cipriano Castro", de Mariano Picón Salas y se dará cuenta de que no hay gran diferencia entre lo que vivió la Venezuela de 1903 y lo que vive la del 2003; que no hay tantas diferencias entre "nuestro" Castro y nuestro Chávez.

Pretende usted que paguemos impuestos y cerremos los ojos, pues para eso es que están establecidos nuestros derechos, en su concepto. Pues yo le digo que siempre he pagado impuestos, durante toda mi vida, porque aunque siempre dije que vivíamos bajo una democracia autoritaria, signada de corrupción, entre otros males, uno debía dar el ejemplo y, además, predicarlo. Como decía mi viejo: "no basta con ser bueno, hay que aparentar serlo". Pero ¿qué es esa grosería propuesta recientemente por la bancada del gobierno (MVR) en la Asamblea Nacional, según la cual los diputados no estarán obligados a presentar un balance público de sus bienes ni antes ni después de haber ejercido su puesto en la Asamblea? Esa es otra de las mayores vergüenzas cometidas por parte de esos diputadillos que allí "nos representan". Y como le decía dos párrafos atrás, es la mayoría de los venezolanos (no la de los politiqueros tradicionales) la que ha abierto los ojos (y no pretenden cerrarlos, por lo visto) ante esta mascarada de legitimidad que secuestró los poderes públicos y cometió y sigue cometiendo todo tipo de atrocidades amparada en un discurso vocinglero y dadivoso de migajas para quienes, con justo derecho, claman por justicia social, mas sólo reciben un pedazo de pan y algunas monedas. Y aquí volvemos al tópico del mal mayor: a la inopia que se promueve desde nuestro sistema educativo o, simplemente, por la ausencia de este derecho, añadieron Chávez y sus acólitos un mal muchísimo mayor, como lo es el adoctrinamiento de gentes que no ha podido gozar los beneficios de una educación integral. Estos ciudadanos -que hoy claman a Chávez como a un Nerón Republicano- no ven que bajo sus narices les están arrebatando la verdadera posibilidad del pan de una democracia sin mayúsculas, pero edificable por todos y para todos. Esperemos que una cantidad cada vez mayor de venezolanos se aliste en las filas de quienes no están dispuestos a tragarse verdades acuñadas en moneditas de plomo y que en el futuro mantengan su vigilancia de lo que hacen los políticos que les representan. Sólo así es posible que una nación avance en pro de todos quienes la conformamos.


II


De un tal Fran
(Nota que motivó la carta inmediata anterior)

Que fácil es en este momento explayarse en discursos seudo intelectuales acerca de la situación que está sufriendo Venezuela. Una situación de la cuál son responsables muchos de los que ahora protestan , el que un país llegue a ciertos extremos tiene causas que en este caso todos conocemos la principal es la corrupción a la que han estado acostumbrados los venezolanos desde siempre donde hasta los más mínimos movimientos venian acompañados de sumas de dinero debajo de la mesa, donde tener amiguitos y amiguetes era lo más conveniente, donde los que más ganaban no pagaban impuestos. Hemos visto durante muchos años, en esos años en los que Venezuela tenia ingresos económicos que muchos otros paises envidiaban y no hicieron nada, sino despilfarrar! no se les ocurrió invertir en infraestructura, ni educación ni en la industria.
Lo que les pasa se lo tienen merecido y bien merecido y aunque Chavez se vaya nada se solucionará pués la corrupción y la ganancia fácil es lo que pudre a este pobre país. Primero a tomar conciencia y a educar al pueblo solo la justicia social y la responsabilidad ciudadana puede salvarlos de los que se les viene encima. si se quieren derechos se deben cumplir los deberes y pagar impuestos es un deber y esto vá para todos en mayor o en menor medida basta de palabrería fácil y discurso baratos.



De los debates que se daban en la web del desaparecido elmeollo.net 27/1/2003

Memoranda. Año 2003, tómese nota… Carta a un amigo que se siente entre dos corrientes...









Gracias por tus escritos, X. Sabes que los aprecio, como la más fiel expresión de tu amistad, siempre sincera.

¿ Tendré que afirmarte que comparto tu opinión en lo que respecta al manido uso de términos como "pueblo", "soberano", "hermanos", "compatriotas" ? Creo que no, pues bien me conoces. Y es cierto que estamos en medio de una era de clonaciones, una era de replicantes en lo que toca al medio social -bien sea en lo político o en lo económico, ambas esferas bien impregnadas con aires de farandulismo-; faltaría que en el futuro se diagnostiquen y realicen clonaciones de espíritu y de sensibilidad, pues de conductas basadas en sofismas intelectuales ya no faltan.

Por invocación de contrarios, ello equivale a decir que vivimos a la sombra de una era de ausencias, un oscurantismo sobre ese valor primordial que es el regalo de vivir, tan llanamente como eso. Por ello es que hablo hoy de los bolsillos rotos de toda ideología, que al uso de hoy más sirven éstas para esgrimir medias verdades -y conste que nada tengo contra el uso de las ideas, lo cual, pienso e ideo, es cosa muy distinta-. En suma, vivimos una era de ausencia de la sensatez que brinda el que seamos únicos e irrepetibles y, en cierto sentido, un regalo para la vida misma. Pero ello no obsta como para que olvidemos nuestras calidades de seres vivos y humanos. Probablemente a más de uno no nos guste que nos cataloguen de "pueblo", pues ello atenta, en cierta forma, contra esa unicidad milagrosa de estar vivos. Acaso seamos una minoría quienes aboguemos por aquello que Rilke llamaba "lo pequeño" o "lo sencillo", en sus famosas cartas a un joven poeta. Pero ello tampoco obsta como para que no podamos rebelarnos, aunque sea por medio de la palabra, ante el hecho de estar sumidos en medio de una civilización de clones. Yo estoy seguro de que, tanto tú como yo y como tantos otros que conocemos y otros que jamás conoceremos, nos rehusaremos a aceptar esas migajas que nos regala la vida moderna. Pero no por ello tenemos que quedarnos callados o decir que el hombre no tiene remedio. ¿ Recuerdas el poema de Vallejo ? ¿ el que reza "un hombre pasa con un pan al hombro" ? De eso se trata a mi modo de ver y creo que enlaza con lo que me expresas en tu nota. ¿ Habremos de claudicar por ello ? ¿ Rendirnos ante la evidente fuerza del distintivo de la plutocracia que todos llevamos -aun a nuestro pesar- en las solapas algunos o debajo de ellas otros ?


Es cierto, el común de los seres humanos basa su vida en la miseria humana, siempre y cuando sea la ajena, pero no podemos argüir que ese modus vivendi prive sobre la raza humana (mucho menos en nosotros) y que no podamos levantar nuestras mediatizadas voces para mostrar el camelo que ese modus esconde bajo bellas fachadas. Tienes razón sobre las mentiras que se crean sobre nociones como "pueblo", pero es de acotar que esas mentiras son forjadas, una y otra vez, por ideologías o, si lo prefieres, pseudo-ideologías, es decir, no es el sentido común el que priva, esa noción realmente democrática de la vida y tan des-comunizada hoy en día. Y si no es él el que priva, ello es el resultado de que sean los fanatismos disfrazados de verdades absolutas (como lo son casi todas las ideologías cuando son llevadas a la práctica) quienes impongan una "razón" de vida o una "verdad" que todos debemos acatar, so pena de tener que bebernos la cicuta de la burla o, incluso, la del ostracismo u otra de peores consecuencias, por el simple hecho de ir a contracorriente o contra toda corriente que intente hacer de esas "razones" y "verdades" estatuas ecuestres, en el fondo, pasajeras como una nube.

Tanto tú como yo, como muchos otros que acusan la presencia de los aires de esta locura que se transmuta en injusticia, debemos levantar nuestras voces para señalar la manchas que llevamos en la piel y las que llevamos en el corazón, a costa -inclusive- de lo más preciado que tenemos, eso pequeño y sencillo que conforma el regalo primordial antes citado.

Utopía -el país o mundo amable que se esconde en esa palabra y que, presiento, muchos humanistas han tratado de esquivar-, estará presente por siempre en un mundo de clones basados en medias verdades, cuyas identidades estarán (también, por siempre) basadas en que se acomodan bien para algunos en desmedro de otros, premisas de falsedad que no hacen más que poner un grano de arena a esa gran mentira bajo la que se ocultan los aprovechadores de turno. Será, entonces, el ser humano quien deba velar y abogar por un mejor vivir, por la democracia de lo pequeño y lo sencillo y porque el pan del espíritu y de la sensibilidad hacia los demás sea llevado por todos y para todos en nuestros hombros.

Tu amigo y hermano,
Luis Alejandro

Caracas, 08 de Enero de 2003


domingo, 30 de abril de 2017

Guarida de los poetas - Vladimir Holan, Será / Mozartiana




Será

Sí, podría decirle
por qué tiene usted miedo cuando caen las hojas
en el bosquecillo o en la alameda.
Y podría decirle
por qué se rió Hölderlin
cuando le sacudían ciruelas en la cabeza.
Pero antes de que se vuelva usted en pos del sonido
y antes de que se vuelva usted en pos del color,
será otra cosa y vendrá de otra parte...


(Traducción, Clara Janés)



Friedrich Hölderlin


Vladimir Holan - Mozartiana 

https://www.youtube.com/watch?v=6f_yQhNlQeM

sábado, 29 de abril de 2017

El arribo forzoso - José Antonio Ramos Sucre, El cielo de esmalte.




Ramos Sucre, maestro del tiempo pasado, escribe aquí en tiempo presente hasta que, en los dos últimos párrafos, vuelve a sumir la leyenda en una edad perdida...

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EL ARRIBO FORZOSO

La fragata divide el mar de las ballenas y suspende la correría en el archipiélago de las aves. Los indígenas habitan cobertizos de madera y viven de la pesca, bajo un cielo de hollín.

El mito resume el origen de la sociedad módica.

El cuervo de la aventura, par del lobo en el festín de la batalla, dirige la nave del pirata ancestral, en una edad impía, y detiene el vuelo en el monte desnudo, en la cima de vidrio.

Yo me propongo recorrer la isla de basalto, percibir el lienzo de nieve.

Las olas de ritmo funeral mecen unos veleros de España en la rada sombría.

Yo vuelvo la memoria a los mareantes vizcaínos, augures de la mitad del orbe en un siglo ignaro, y los diviso atónitos delante de la aurora boreal, danza de luces, asueto de corte en la soledad húmeda.

Visito la ciudad episcopal y sufro el ascendiente de la mujer súbita en una calle gris, donde prevale el signo procero de la ojiva.

He descrito su efigie al pastor de almas, cuando me hospedé en su vivienda ese mismo día. Una lámpara de tierra, abastecida del aceite de un pez y dibujada conforme un arte secular, iluminaba la entrevista.

Señaló en el hallazgo fortuito un presente de la gracia. La faz convenía a la reina de un pasado arcaico, devota del viacrucis. Los ojos inspiraban el ansia de un mundo invisible y lucía, en realidad, el hábito de una estatua yacente, sobre una tumba de hierro, en el país de la lluvia.


José Antonio Ramos Sucre, El cielo de esmalte, 1929.






GUARIDA DE LOS POETAS - W. H. Auden - BREVE DEFENSA DE LA POESÍA - AUDEN recita "Doggerel by a Senior Citizen"




En primer lugar, la intervención de W. H. Auden en una charla que organizara el PEN Club en Budapest, en octubre de 1967Las fuentes son, en inglés, The New York Review of Books, en una entrega de 1986 y, en nuestra lengua, la revista Nexos, en su edición 114, de junio de 1987. Traducción de Delia Juárez.
Una joya.
Y a continuación dejamos una lectura de Auden, "Doggerel by a Senior Citizen"
lacl

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BREVE DEFENSA DE LA POESÍA


W. H. Auden

Las discusiones sobre el papel del artista en la sociedad pocas veces dan fruto porque sus participantes no han definido qué quieren decir con los términos que usan. Mientras malinterpretemos lo que otros dicen, ni el acuerdo central ni la diferencia genuina de opinión son posibles. Empezaré, entonces, con algunas definiciones.

Individuo. En primer lugar, un término biológico: un árbol, un caballo, un hombre, una mujer. En segundo lugar, como el hombre es un animal social y nace sin formas instintivas de conducta, el término es sociopolítico: un americano, un doctor, un miembro de la familia Smith. Como individuos somos, se quiera o no, miembros de una sociedad o de varias sociedades, cuya naturaleza esta determinada por necesidades biológicas y económicas. Como individuos nos crean por reproducción sexual y condicionamientos sociales y sólo se nos puede identificar por las sociedades a las que pertenecemos. Como individuos, somos comparables, clasificables, contables, reemplazables.

Persona. Como personas, cada uno de nosotros puede decir yo respondiendo al tú de otras personas. Como personas, cada uno de nosotros es único, miembro de una clase propia con una perspectiva única del mundo, alguien que no se parece a nadie que haya existido antes y que no lo será a nadie que exista después. El mito de la descendencia de toda la humanidad de un solo antepasado, Adán, es un modo de decir que se nos llama a la existencia personal, no por un proceso biológico sino por otras personas, nuestros padres, amigos, etcétera. De hecho cada uno de nosotros es Adán, una encarnación de toda la humanidad. Como personas no somos miembros de las sociedades pero, junto con otras personas, tenemos la libertad de formar comunidades por amor a algo más que nosotros, por la música, la filatelia o por el estilo. Como personas somos incomparables, inclasificables, incontables, irremplazables.

Al parecer muchos animales cuentan con un código de señales para comunicarse entre individuos de la misma especie, con el fin de transmitir una información vital sobre sexo, territorio, alimento, enemigos. En los animales sociales como la abeja, este código puede volverse complejísimo pero sigue siendo un código, una herramienta impersonal de comunicación: no evoluciona hacia el lenguaje porque el lenguaje no es un código sino la palabra viva. Sólo las personas pueden crear el lenguaje porque solo ellas desean abrirse libremente a otros, dirigirse a otros y responder a otros en la primera o segunda personas, o por sus nombres: sin importar qué tan elaborados estén, todos los códigos se limitan a la tercera persona.

Como los hombres son a la vez individuos sociales y personas, necesitan un código y un lenguaje. Para ambos se emplean lo que llamamos palabras, pero entre nuestro uso de ellas como señales y nuestro uso de ellas como discurso personal hay un abismo; si no hacemos esta distinción no podremos entender un arte literario como la poesía ni comprender su función.

Los pronombres personales de la primera y segunda personas no tienen género; el de la tercera tiene género, y en realidad debería llamarse impersonal. Al hablar sobre alguien más a un tercero, la tercera persona es una necesidad gramatical, pero pensar en otros como él o ella es pensar en ellos no como personas sino como individuos.
Los nombres propios son intraducibles. Al traducir al inglés una novela alemana cuyo héroe se llama Heinrich, el traductor debe escribir Heinrich y no cambiarlo por Henry.

La poesía es lenguaje en el más personal, el más íntimo de los diálogos. Un poema sólo tiene vida cuando un lector responde a las palabras que el poeta escribió.

La propaganda es un monólogo que no busca una respuesta sino un eco. Hacer esta distinción no es condenar a toda propaganda como tal. La propaganda es una necesidad de la vida social humana. Pero no distinguir la diferencia entre poesía y propaganda les hace a las dos un daño indecible: la poesía pierde su valor y la propaganda su eficacia.

En formas más primitivas de organización social, por ejemplo en las sociedades tribales o campesinas, a la índole personal del lenguaje poético la oscurece el hecho de que la sociedad y la comunidad más o menos coinciden. Todos se ocupan del mismo tipo de actividad económica, todos conocen a los demás personalmente y más o menos comparten los mismos intereses. Más aún, en una sociedad primitiva, la poesía, el lenguaje de la revelación personal, no se ha separado de lo mágico, del intento por controlar las fuerzas naturales mediante la manipulación verbal. Por otra parte, hasta la invención de la escritura, el hecho de que el verso es mas fácil de recordar que la prosa da al primero un valor de utilidad social no poético, como mnemotecnia para transmitir conocimientos esenciales de una generación a otra.

Donde quiera que haya un mal social verdadero, la poesía, o cualquier arte para el caso, es inútil como arma. Aparte de la acción política directa, la única arma es el informe de hechos: fotografías, estadísticas, testimonios.

Las condiciones sociales que conozco personalmente y en las que tengo que escribir son las de una sociedad tecnológicamente avanzada, urbanizada y aglomerada. Estoy seguro de que en cualquier sociedad (no importa cuál sea su estructura-política) que alcance el mismo nivel de desarrollo tecnológico, urbanización y riqueza, el poeta se enfrentará a los mismos problemas.

Es difícil concebir una sociedad abundante que no sea una sociedad organizada para el consumo. El peligro en una sociedad así es el de no distinguir entre aquellos bienes que, como la comida, pueden consumirse y hacerse a un lado o, como la ropa y los automóviles, descartarse y reemplazarse por otros más nuevos, y los bienes espirituales como las obras de arte que sólo alimentan cuando no se consumen.

En una sociedad opulenta como Estados Unidos, las regalías dejan bien claro al poeta que la poesía no es popular entre los lectores. Para cualquiera que trabaje en este medio, creo que esto debía ser más un motivo de orgullo que de vergüenza. El público lector ha aprendido a consumir incluso la mejor narrativa como si fuera sopa. Ha aprendido a mal emplear incluso la mejor música, al usarla de fondo para el estudio o la conversación. Los ejecutivos empresariales pueden comprar buenos cuadros y colgarlos en sus paredes como trofeos de estatus. Los turistas pueden "hacer" la gran arquitectura en un tour guiado de una hora. Pero gracias a Dios la poesía aún es difícil de digerir para el público; todavía tiene que ser "leída", esto es, hay que llegar a ella por un encuentro personal, o ignorarla. Por penoso que sea tener un puñado de lectores, por lo menos el poeta sabe algo sobre ellos: que tienen una relación personal con su obra. Y esto es más de lo que cualquier novelista de bestsellers podría reclamar para sí.


Nexos 114, junio de 1987

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W. H. AUDEN recita "Doggerel by a Senior Citizen"


https://www.youtube.com/watch?v=wezbEBxA6X4

jueves, 27 de abril de 2017

Ni un crimen más, ha escrito nuestra querida Mery Sananes.



Ni un crimen más, ha escrito nuestra querida Mery Sananes. Y nosotros la acompañamos de corazón en su pedido. Pues, como ella, somos embestidos por estas horas aciagas. Las más terribles. Vivimos es un infierno. La deshumanización no es ya palabra que valga para calificar lo insondable y profundamente obscuro a que ha llegado la bajeza del espectro colectivo. A mi atención han llegado los contenidos más horrendos, los actos más sucios y desalmados que cabría imaginar, documentos que harían palidecer a un verdugo y que nos pican con la única finalidad de que perdamos las esperanzas sobre el posible rescate del espíritu como ente rector de nuestras vidas. Nos quieren derrotar es haciéndonos doblar la cerviz, a punta del amedrentamiento de la crueldad y la violencia que pone a correr la sangre por las calles. Vivimos, como decía tiempo atrás, en una colectividad plagada de camusianos extranjeros. La vida no vale nada, ésa es la prédica de quienes, cual Orcos extraídos de cualquier pasaje del Señor de os anillos, sólo saben de aniquilación, de sadismo y de holocaustos. Claro que añoramos contigo la búsqueda y, sobre todo, el encuentro de esa escuela de sabiduría superior. Y creo, con Vallejo, que tendremos que intentar, por todos los medios posibles y desde el humilde recoveco de nuestras individualidades en su entorno inmediato, un rescate de la humana sensibilidad. El ser humano ha perdido, grosso modo, su aptitud para el conmoverse. Aptitud que yo considero, más bien, como una virtud. Solicito, desde ya, un cupo en esa escuela del mirar o del captar. Una escuela que nos enseñe a ver con el corazón, a escuchar con el vibrante ombligo,  a sentir nuevamente el golpe de la brisa sobre los vellos de los brazos, a llevar al vientre el aroma vegetal, escuela del tacto con el cosmos. En fin, creo que esa escuela tendrá que comenzar con un desaprendizaje, el desaprendizaje de nuestra negación como seres en los que corre una savia; una escuela en la que comparezcamos para desaprender todo lo que la humana miseria de los infelices ha inculcado o tratado de imponer al resto de los mortales desde la más temprana infancia. Dejamos aquí la invocación de Mery, previamente bendecida por las hermosas y nobles palabras del Machado de Mairena o del Mairena de Machado, como lo prefieran…
lacl 

¡NI UN CRIMEN MÁS!
  
Estamos abocados a una catástrofe moral de
proporciones gigantescas, en la cual sólo queden en pie las virtudes cínicas. Los políticos tendrán que aferrarse a ellas y gobernar con ellas.

Nuestra misión es adelantarnos por la inteligencia a devolver su dignidad de hombre al animal humano. He aquí el aspecto más profundamente didáctico de nuestra Escuela Popular de Sabiduría Superior.

ANTONIO MACHADO
Juan de Mairena

Nada tan terrible como eso de contabilizar los muertos, como si una vez caídos se convirtieran en un simple número, que alguien sacará a relucir o negociar.

Se olvida que cada uno de ellos es un hijo, un hermano, un padre, enfrentado a los masacradores con el sólo sueño de reconstruir una vida que desapareció en la oscuridad de los callejones, en las noches oscuras, en las emboscadas y el terror.

Me niego a hacer la lista. Sólo quiero que no haya una sola madre más que tenga que llorar al hijo. Que el GN que lanza la bomba o dispara el perdigón sepa que ese hombre que ha asesinado, lleva inscrito en su alegría el rostro de su propio hijo.

Bastaría dejar de cumplir las órdenes asesinas para que acabara esta masacre. Bastaría simplemente dejar de disparar para que se detenga este horror. 

Pero sabemos que eso no es posible. El que porta las armas ya forma parte del estado delicuencial y su misión es cumplir órdenes, que termina haciendo suyas. Forma parte del entramado del poder. Ha sido entrenado, domesticado y guiado para hacerlo. Está allí para eso.

¿Cuándo y cómo entonces enfrentaremos y detendremos esta historia de barbarie, muerte y desconsuelo?

Esto no es posible sino a través de la organización de una fuerza social consciente. 

Ni un muerto más para la contabilidad de los masacradores. Ni un preso más para saciar la venganza de los asesinos. Ni un lesionado más para la cuenta de quienes se sienten dueños de este poder delincuencial que nos somete. 

Fundemos de una vez por todas nuestra propia Escuela Popular de Sabiduría Superior

Nuestro propio Movimiento de Movimientos

Nuestra propia Escuela de Idealidad Avanzada

¡NI UN CRIMEN MÁS!

texto y foto /mery sananes
26 abril 2017








lunes, 24 de abril de 2017

Una observación astral. Hermes-Mercurio, triunfar alegremente, con liviandad y goce para el mero respirar. / Jordi Savall - Mare Adriaticum

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Una observación astral. 
Hermes-Mercurio, triunfar alegremente, con liviandad y goce para el mero respirar.


Una observación astral que me descubre desde hace muchos años un pajarito. ¿Por qué será que, si no siempre, casi siempre, quienes pretenden socavar las bases dictatoriales que se han convertido en statu quo, lo intentan en fechas en que Mercurio se halla ausente? Bueno, quizás será porque no creen en astros, brujas ni pócimas. 

Pero sobre lo que deseo hacer hincapié no es en nuestras creencias o no en prestidigitaciones o albures, sino en nuestra pérdida de tono lúdico para con el diario respirar. Ya no hay aptitud siquiera para el juego de la imaginación, una imaginación antiguamente conectada a una suerte de panteísmo sentimental o sensitivo. Ahora todo tiene una aburrida explicación. Y ya no sabemos jugar. En la antigüedad, los hombres jugaban a querellarse con gigantes, ciclopes y centauros, la luna era la madre rectora de los presentimientos, los planetas representaban los bríos y siluetas de los dioses y su franca ascendencia en los asuntos humanos... porque, siendo dioses, afinidad con lo humano tenían. 

La ausencia o retrogradación de un dios representaba un período en el cual los conceptos asociados al planeta se inhibían. ¿Pero quién es Mercurio, si no Hermes? ¿Quién es Mercurio, si no un mago, un pícaro, un ladrón retozón, es decir, aquel que roba bufoneando, aquel que se divierte cuando todo lo enreda como un demiurgo comediante, el que convierte las burlas en cifrado acertijo? 

Por haber perdido a nuestro Mercurio interior es que hemos perdido el gusto de triunfar alegremente. No se trata de hacer del triunfo una meta, sino hacer de él toda una chanza; no triunfar por lograr el rígido y casi muerto propósito de vencer ni, mucho menos, para disfrutarlo con hierática tristeza o por demostrar que mi brazo es el que tiene más músculos, sino triunfar, sencillamente, porque se vive con alegría, con liviandad y goce para el mero respirar. 

En el momento en que el ser humano de estas tierras o las de allende los mares recupere instintivamente, en cada ser, a su íntimo Mercurio-Hermes, será acaso capaz de triunfar alegremente.

Y créanme, la felicidad no radicará en la victoria contra unos desdichados que no saben vivir de otra manera que para pregonar y propagar sus desdichas, sino en nuestra comprensión de que todo triunfo sobre el orden terrestre de las cosas, no es más que otra humilde cosa, breve y fugaz, como la alegría. 


A los quince minutos del 19 de Abril de 2017…

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Post Scriptum, 19 de abril de 2024.

Deseo agregar un comentario surgido un año después de haber publicado "Una observación astral". Tal comentario vino al caso para responder a los maravillosos aportes y comentarios de amigos y contactos;  palabras, expresiones e impresiones a las que no pude responder de inmediato, sino un año después, cuando me reencontrara con aquella publicación en la red social de Facebook. Estas palabras adicionales nacieron, entonces, como una necesidad, un imperioso impulso: el de redondear un tanto más mis pensamientos respecto a un asunto que colectivamente pareciera que hemos dejado olvidado en un desván de antigüedades.
(lacl, 19 / 04 / 2024)

CITO:
(19 DE ABRIL DE 2018)

Disculpen amigos, mi hermética desaparición. Sírvame de justificación la vivencia de días tan anegados, por una parte, de humana podredumbre y, por la otra, de valeroso y reconfortante pundonor. Y tómese nota del momento (y la hora) en que en que aquellas heterodoxas líneas se tejieran. Despuntaba el 19 de Abril, fecha cargada de significaciones para los venezolanos. Me temía que ocurriría lo que ha ocurrido. Y quise llamar la atención sobre algunos rasgos de Hermes, pues considero que, como tantas deidades legadas por el tesoro de la mitología clásica y un antiguo saber legado por el mundo de ayer, sus rasgos no me parecen estar, para nada, desligados de ciertas manifestaciones y gestiones que brotan de suyo en nuestras individualidades. Quise rescatar a un señor que siento muy ligado a ciertas tendencias joviales que me parecen connaturales a la humana criatura que comienza a despuntar en la vida. 

Mis más lejanos recuerdos de niñez, no pueden separar el goce de un jugar nacido bajo el estímulo de, precisamente, añorar el simple goce que produce el hacer algo. Y esto acaece cuando ese algo se cumple sin ningún tipo de objetivo o meta que alcanzar. Es decir, a mí los fines (como niño que fui, entregado a su niñez) me tenían sin cuidado. Fueron los años y unos cuantos  centímetros alcanzados en la tabla de medición, los que me enseñaron que detrás del juego podía existir la posibilidad de vencer. Mi corazón se resistió siempre a eso, aun cuando debo reconocer el influjo que en mi ser causara el recién descubierto gusto por la competitividad, y el hecho de, por ejemplo, poder constatar que, en ciertas y determinadas actividades, lograba despuntar sobre los adversarios. 

Descubrí, por mis propios e incipientes medios, el enorme peso que tiene aquello que Huizinga definiera alguna vez como nuestro temperamento agonal, cuando se refiere al ser humano en general. Lo hizo en un libro genial, titulado precisamente “Homo ludens”. Y, como si hubiera sido herido por una ponzoña, desde esos días quedó sembrada en mi alma la disyuntiva sobre qué podría ser más caro a mi alma: si hacer las cosas por mero goce y/o necesario deleite, o si debía hacerlas por sometimiento a alguna norma o por el mero hecho de concursar con otros. 

Mi conclusión, con los años, ha sido la que he intentado sugerir en la glosa original que acompaña a esta imagen del dios Hermes. Creo que hemos perdido el goce de hacer las cosas por el gusto de hacerlas. Creo que se nos ha ido el tiempo (y me refiero a tiempo del ser humano como especie, un tiempo no cuantificable para la vida de una persona) en intentar, más de la cuenta, imponer nuestras voluntades sobre el flujo de la vida. Y en ello nos hemos derrotado a nosotros mismos. A muchos se nos va la vida, como un suspiro, tratando de enmendar lo que otros causan como mal. Y está bien que lo intentemos, no todos los seres humanos, por desgracia, gozan de las mismas cualidades. No todos ven ni, mucho menos, son capaces de sentir las indulgencias que se alojan en la compasión, por ejemplo. Pero lo que me parece que abona más el camino para nuestras derrotas contra la barbarie radica, precisamente, en que no sabemos combatir con la ligereza que nos confiere el goce de jugar. Un ser empecinado poco puede hacer ante quien acomete como un espadachín que no se deja tocar fácilmente. Mientras que el pícaro siempre saca de sus casillas al ser que vive crispado entre los patrones que le esclavizan, patrones de autoridad (o, mejor, de autoritarismo), patrones de miedo (miedo a vivir o a reconocer alguna indefensión), patrones de soberbia, patrones de crueldad y pare uno de contar… 

En fin, la extraña glosa, que seguramente puede parecer algo romántica o alejada de la realidad, lo que ha pretendido, me parece, es despertar al pícaro que llevamos dentro, sea que se llame Hermes o Lazarillo. Y son varias las  razones que me impulsaron a intentarla. Uno, no concibo permisible, por nuestra parte, que terceros vengan a entristecernos la vida sólo porque a ellos les da la gana. Cierto es que no podemos evitar que los enfermos del alma se comporten como se comportan, pero ello no es razón para que nosotros desatendamos nuestros propios jardines interiores. Dos, si el pícaro despierta en cada uno de nosotros, los seres de a pie, pues que se cuiden aquellos que tanto se relamen en ejercer esa estupidez que mientan “principio de autoridad”, pues ellos no están preparados para lidiar con la jovialidad. Y, tres, porque cuando el pícaro está despierto surgen muchas ideas geniales que ni se asoman cuando éste se halla dormido…

Pido mil perdones por la extensión de mi respuesta, más la he sentido necesaria. De hecho, quisiera agregar algunas cosas más, pero ya está bueno. Debo herméticamente desaparecer. 
Salud y gracias a todos. A Mónica, Salvador, Carmen Cristina, Fina, Mery, Juan David, Maria, Hector, Myrian Alejandra, Adriana, Rau Raúl. Moises y amigos...
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(CIERRO CITA)







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