Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Influenza porcina. Influenza humana. Mucho se habló en los días subsiguientes a la aparición de la gripe porcina del supuesto complot de los presidentes Obama y Calderón, en franca y manifiesta connivencia con los plenipotenciarios Mammón y Mefistófeles, para planificar el Apocalipsis del género humano en tan sólo tres semanas. Toda una blitz campaign…. Llovían correos alertando del maquiavélico plan de ambos presidentes para propagar una pandemia. Yo, en lo personal, no di crédito a esa tesis. No digo que éste o aquel jefe de gobierno, no puedan ser capaces de cometer ésta o aquella fechoría. Todo lo contrario. Aznar y Zapatero, para tomar un ejemplo que podríamos extender a muchos otros gobernantes de la Europa Occidental, esto es, del llamado "mundo civilizado", han prodigado las más anchurosas de sus sonrisas, mientras le daban la mano al verdugo de Guinea Ecuatorial, pues los intereses comerciales siempre van primero para unos pillos a los que les encanta que se les tilde de estadistas. Nadie debería equivocarse al respecto. Uno se pregunta, ¿por qué demonios se tiraron tanto de las greñas Aznar y Zapatero en el medio político español, si parecieran persignarse ante un mismo santuario cuando se ha tratado de obtener beneficios para su nación, sin que les importara a costa de cuál perversidad o de qué cuota de sacrificios para con los pueblos oprimidos? Y conste que no hay que dejar de lado otros beneficios que usualmente los políticos montan en un entramado casi imposible de detectar. En general, los políticos que llegan a cabeza de gobierno no suelen diferenciarse mucho, unos de otros, y contadas son las excepciones. Esos son los detallitos que, a veces, se les escapan al común de los mortales… Sin embargo, la tesis de la cuarteta Obama-Calderón / Mammón-Mefistófeles, la verdad, me ha lucido realmente traída por los cabellos. Más bien luce como la derivación de un ansioso extremismo. Un extremismo tan maléfico como la miseria del más sediento de los usureros. Me refiero a ese extremismo político que, con tal de “corregir” los desmanes de una burguesía sempiternamente hambrienta de riqueza, opta por la tesis de que es perentorio instaurar, aquí y allá, gobiernos modelo Robespierre. Desgraciadamente, en los gobiernos de corte autoritario o, más apropiadamente deberíamos decir, guillotinario (dado que siempre acaban siendo estupendas maquinarias de imputación criminal para con sus adversarios) jamás se ha acabado con las apetencias del poder ni con las pecuniarias, las que invariablemente, parecen cautivar el sueño no sólo de las sanguijuelas burguesas, sino incluso el de aquellos inocentes oriundos del lumpen-proletariat o de las clases bajas o medias del estrato social. Grosso modo y hoy como ayer, los políticos son hombres de negocio rendidos ante el dios Mammón -dios de la avaricia- y harán cualquier cosa para seguir inflando su estúpida apetencia de poder y patrimonio. Y la operación política es un medio para lograr sus egoístas fines. Pero muchas de las maquinaciones creadas en detrimento de la humanidad son pergeñadas a la sombra del poder, rondando en torno a él y cebándole con amorosa corte. Tales maquinaciones son patrocinadas por vampiros; algunos llevan toga de menesterosos o de mendicantes, otros llevan toga de desinteresados Pater familias. Mas todos aspiran a enquistarse allí, en la cima del poder.
Por enésima vez, vuelvo a recordar las aspiraciones de Vallejo, cuando decía que la verdadera revolución es aquella que se suscita en el corazón del hombre, en la sensibilidad humana. lacl
Carta a un amigo que me pregunta cómo hago para lidiar con los saltos y los sobresaltos del diario quehacer…
Un amigo ha sentido curiosidad por -digámoslo así- mi diversidad ocupacional… Como no es que me parezca tema de poca monta, para toda vida que haya de habérselas con lo que avizoro como un cada vez más aplastante, robotizado y epidérmico mundo de condicionados pragmatismos, respondí a una simple y escueta pregunta suya con una desgarbada carta en torno a mi itinerante deambular. La coloco ahora como nota porque uno, con los años, pierde un tanto de pudor y poco le importa revelar aquello que le sabe a médula del vivir. Y lo hago superando aquel gusto que siempre he profesado por el ocultismo… que más da… Disculpa la longitud de mi respuesta, esta suerte de desmesura, pero es que me he entretenido de lo lindo al componerla. No hay saltos, siempre he llevado una doble vida. Y siempre me ha resultado divertido. En múltiples ocasiones he tenido que fingir, pero lo he hecho a gusto; nada me ha resultado más placentero que el yuxtaponerme virtualmente las alitas de Hermes, para lograr algún cometido. Sin picardía no se llega a ninguna parte. Claro que también he sufrido algunos sinsabores, pero ¿quién no los sufre, incluso, cuando realiza algún trabajo non servil? Por algo a uno le pagan para que trabaje. El truco, en mi caso, ha sido encontrarle siempre el lado divertido al quehacer, aparte de que mis labores regularmente han implicado algo de divertimento. Te cuento que hice un breve paréntesis para trabajar en el medio cultural, en la dirección de literatura del CONAC y en el Museo Alejandro Otero. Salí más asqueado de allí que de la más perversa de las transnacionales. Esto fue antes de los frustrados intentos de golpe de 1992. Pero no daré detalles. Baste con decir que si yo no hago respetar aquello en lo que creo, entonces, seré una mentira. Así que decidí que seguiría laborando a la manera servil y profesando mi amor a ciertos temas durante mis horas en el baño, en la biblioteca o en mi hamaca y en el silencio de las madrugadas, cuando no en alguna que otra disimulada arepera o pollera en las que, a veces, me siento a leer o escribir. Me pareció más honorable. Eso sí, tengo que confesar que, desde muchas direcciones, hoy en día se nos lanzan dardos para robarnos la alegría. De derechas y de izquierdas. Nada hay más fastidioso que un yuppie, sea criollo o gringo, pero su estulticia sólo es igualada por la de los fanáticos políticos que creen arreglar el mundo mientras sus líderes les sacan todo lo que llevan en sus bolsillos y en el alma (verbigracia, el chavismo intergaláctico del siglo XXI) o por los fanáticos religiosos, cuyos primeros exponentes son los exaltados espartanos del fútbol. En suma, he sido y soy un camaleón. Gracias por darme la oportunidad de aclararme las cosas a mí mismo. Preguntas como la que me has hecho lo ponen a uno frente al espejo. Y eso es algo que, bien mirado, debería siempre agradecerse. El camaleón… P. D. 1. No trabajo para la empresa que mencionas… y prefiero mantener los derechos reservados... P. D. 2. ¿Sabes? Recuerdo que, en una época en la que yo estudiaba letras, decidí buscarme un trabajo. Trabajaba de día, estudiaba de noche y llevaba una luenga vida de bohemio casi todas las madrugadas. Tenía la energía necesaria para una vida como esa. Algunas veces, al salir de la escuela, iba con algunos compañeros, a tomar algunos tragos al desaparecido Bar América, cerca de la plaza de Las Tres Gracias. Todos éramos unos limpios pero, obviamente, al tiempo de haber comenzado a trabajar, fui yo quien comenzó a sufragar los gastos de una bohemia que pretendía cambiar el mundo (o ponerlo al revés) a punta de desalojarle el líquido a cuanta botella de cerveza se le atravesara en el camino. Lo hacía sin reparos. Nada me contenta más que procurar. En una ocasión, tres de esos amigos la emprendieron contra el quintacolumnista de la revolución, léase yo, pues ¡cómo era posible que trabajara yo para un individuo que representaba a una empresa telegráfica norteamericana! (por cierto, ese individuo era un honorable caballero que podía ser mi padre y fue representante de nuestro país ante la UNESCO). La cosa se puso algo ofensiva. Y yo, que siempre me sentí como un Gregorio Samsa, incluso antes de leer la Metamorfosis de Kafka, que no necesitaba ayuda alguna para lidiar con la agonía que produce el tener que desempeñarse en un trabajo servil, no tuve más opción que levantarme de la mesa y decirles: -Bueno muchachos, entonces páguense sus tragos de ahora en adelante y sigan cambiando el mundo. Años después, retomé la amistad con el único de esos caballeros que era realmente querido para mí. Una de las primeras cosas que me dijo fue: -Pana perdóname, cuán equivocado estaba yo, éramos unos imberbes, qué bolifañes, te pido disculpas, etcétera, etcétera, etcétera… …y entonces comenzó a erigir en el aire todo un panegírico al trabajo y a la necesidad de producir, de hacer dinero y de qué sé yo cuántas otras pamplinas como esa, como si eso fuera un secreto de alquimia. Yo le dije que no se lo tomara tan a pecho, que ni calvo ni con dos pelucas, pero no, mi amigo se dedicó al duro faenar, en pocos años hizo lo suficiente como para comprarse una bella casa en una buena urbanización -lo que nos alegró grandemente- y se consagró a la tarea de seguir tejiendo su etcétera, etcétera, etcétera produccional. Y hoy, no lo creerás, mi amigo (pues, a pesar de nuestras diferencias de apreciación seguimos siéndolo o, al menos, lo intentamos) es un oficial del bureau, del tipo que un fanatismo político enchapado a lo lumpen-proletariat-germano defiende a capa y espada. Es un funcionario de gobierno, sí, un operador administrativo, un defensor de lo que para este servidor es una re-involución. Él cree (al parecer, a pie juntillas) todo lo maravilloso que es nuestro padre todopoderoso, el aborigen de las estepas Barinenses. Él cree que esa cachucha militar es nuestra salvación. Él, que en sus años mozos odiaba todo lo que pudiera generarse en el seno de la jerarquía militar o policial y cualquier otra civilizada exquisitez que apestase a poder autoritario, cree imperturbablemente que nuestro padre todopoderoso es un alma buena en ascenso hacia la perfección. Y ante todas las expoliaciones de derechos universales que Yo, el Supremo de Barinas emplea para con sus adormecidos corderos, mi amigo nada tiene que decir pues tales actos constituyen, al buen catar de toda conciencia genuinamente dialéctica, parte de un proceso que -no es una coincidencia- también va en ascenso. ¡Loas para Santo Hegel! ¡Y loas para Santo Marx y Santo Engels, por haber pisado la concha de cambur y haber patentado la epidermis ecuacional del pensamiento Hegeliano! Aunque lo único que efectivamente ha logrado imponer (al día de hoy) la dialéctica política sobre el humano obrar y sobre el hombre común (esto es, sobre las masas) es que, por su bien, hay que amputar allí donde y cuando el hombre se “interpone” a los ideales de una más depurada sociedad. Todo lo que hacen los bienhechores de la sociedad, lo hacen por nuestro bien. Así que el mayor de los dislates, tendrá siempre su justificación. Y entonces, ¿en qué quedamos? Pues, en que he optado por seguir llevando la vida que he llevado… Prefiero la historia marginal, aquella que se compone de pequeñas cosas y que se inclina por acoger el anonimato. Un abrazo post-postdata… Hermes debería socorrer por siempre a Sísifo…
Marginalia Breves apuntes de mi bitácora acuariana.
* * * * * (16 de Abril, 2009) Marginalia Sé lo que es la vida en el exilio porque he vivido exiliado en mi país. Conozco la patria chica de los despatriados, porque fue la única que me abrió los brazos y brindó su asilo. Compadezco a los desterrados, a los perseguidos, a los refugiados; pero, en el fondo, les admiro en algo su suerte. Nada hay como vivir en el exilio, aun pisando tu tierra. Te verás forzado a tomar por derroteros y atajos, a construir tu casa en un abismo sin suelo, entre los linderos de la memoria y el corazón. Jamás beberás -y por tu bien- en la copa de los agremiados. Pero, como toda condena tiene su expiación, te verás impelido a entablar coloquio con el viento, a sacarle luces al color de las orugas, a llevar secretas bitácoras de las caravanas de hormigas. Te verás obligado a discurrir con tu sombra, a beberte el murmullo de sus oscuras luces, y un sabor a cicuta y uva, a belladona y ambrosía, inundará el paladar de tu alma. Marginalia se llamará tu casa, tu casa sin cimientos, en la que, a medianoche, plantarás tus amapolas; y en la que por las madrugadas, sigilosamente observarás el coqueteo de los nardos bajo la luz de la luna. Pero tu condena será vivir en el misterio. Y nadie, excepto tú, tendrá acceso a Marginalia; nadie excepto tú, podrá dar cuenta y coordenadas de tu país, tu utopía, tu silencio y tu Paraíso perdido, la patria chica de los despatriados.
* * * * * (04 de Abril, 2009) Hay gentes que no soportan el más mínimo asomo de melancolía y la combaten con estridencias de un jolgorio sin raíz. Hipnotizan el espíritu con falsetes de vana melodía que, a lo sumo, sólo sirven para dar escape a la queja de una histeria colectiva. Pero aquel que sabe retirarse a escuchar música en melancolía, también sabe lo que es bailar con alegría. * * * * * (21 de Abril, 2009) He encontrado en los diarios de Bloy lo que él halló en Tolstoi. Cito… “…He encontrado en Tolstoi, en la Sonata a Kreutzer:
En la ciudad un hombre puede vivir cien años y no darse cuenta de que está muerto y podrido hace mucho tiempo.
Lo que me lleva a la conclusión de que subsistimos en un hediondo osario…” (León Bloy, Diarios, Marzo de 1912) Con razón todos los días, al cruzar la ciudad, me siento como si vadeara oscuras y espesas aguas en la barca de Caronte. Y con razón, todos los días, tomo mis derroteros para proscribir mi ciudadanía. No es de temerle a la muerte, sino a la vida no vivida…
Las imágenes: 1. Prometeo 2. Orfeo en Roma (Dall) 3. León Bloy 4. Caronte (Dore)
Guarida de los poetas Réquiem de Ana Ajmátova
http://www.youtube.com/watch?v=LTDZU49xWSk
Chet Baker - My Funny Valentine
http://www.youtube.com/watch?v=jvXywhJpOKs
Juan Sánchez Peláez - Animal de Costumbre
https://www.youtube.com/watch?v=lU1mHGs8CUQ
Copa laconia del Pintor de Arcesilao;
Museo Vaticano Gregoriano Etrusco; 530 ac. Atlas y la serpiente de las
Hespérides, manteniendo el cielo sobre sus hombros y Prometeo, atado a un
poste, y con su corazón picoteado por el águila. Otras leyendas y obras del
teatro griego cuentan (y Kafka se apega a ellas) que es el hígado de Prometeo
lo que se comen las aves de rapiña, un castigo eternamente renovado...
Primera glosa.- He encontrado recientemente una reedición de La Decadencia de Occidente, de Oswald Spengler, en una de las pocas librerías que (a pesar del cerrojo instaurado por el gobierno a la libre importación de libros) aún logra mantener en sus estantes libros de lectura imprescindible *. Me refiero a la librería Estudios que regenta nuestro amigo Marichal. En Venezuela, poco a poco, se le ha tendido un cerco a la literatura, a los estudios humanistas y a la cultura en general, desde un círculo de poder de cuarta categoría que tutela la labor cultural, y el cual es integrado mayormente por lustradores de botas palaciegas. Ese cenáculo sólo aprueba e impulsa la publicación, en las imprentas “estatales”, de libros cuyo tema sea de perfil conveniente para la verborragia que predica quien se ha autoproclamado Mesías interplanetario del siglo XXI; verborragia que hace perfecto juego con las afectadas alabanzas de toda una corte de recién alfabetizados y encumbrados príncipes, secretarios, consejeros, ministros, minuetistas, embajadores, plenipotenciarios, sinecuristas, sabios descalzos, amanuenses, notarios, ideólogos de nueva ola, doctrinarios ungidos de importancia nula, académicos de la inopia, teorizantes oficinistas, filósofos sectarios, suplicantes, mendicantes y pare usted de contar. Aduladores, gente gustosa de vestir las prendas del funcionario, servidumbre que apolilla nuestra lengua cuando piensan estar erigiendo las más hermosas églogas de una cegata visión política... Poquito a poco vamos navegando hacia el mar de una felicidad embargada… En tanto que los gobiernos de Cuba y USA, parecieran comenzar a abrir exclusas entre sí… Claro que esto sólo es un utópico parecer, pues a los Castro y su comitiva no les conviene levantar el bloqueo a un pueblo de corderos expiatorios. A Spengler hay que leerlo y entre-leerlo, pues es inevitable tomar una actitud precavida ante alguien que llegó a coquetear con el partido Nazi hasta muy poco antes de fallecer (Spengler falleció en el 36, pero en el 34 se distanció definitivamente del lunático de Hitler y su cuadrilla de vampiros), luego de la funesta Noche de los cuchillos largos, ya reseñada en estas páginas, el pasado 22 de Abril. Sin embargo, jamás puso en tela de juicio la admiración que sentía por “el Duce” Mussolini, por los sistemas absolutistas, el Cesarismo y la mano dura, ya que descreía firmemente de la democracia. Uno puede tener cautela y hasta descreer de la democracia, dado que -como todo sistema de ideas y propuestas para una más justa coexistencia en colectividad- ella está sujeta al obrar humano. Pero es que de cualquier sistema de ideas que haya sido orquestado -y, sobre todo, asumido y acogido- en una siempre mudable conciencia, como un corpus teórico, mas sin piso ético y como divorciado de la humana sensibilidad, esto es, "desespiritualizado", no puede surgir una verdadera convivencia. De todas maneras me propongo leerlo en sus líneas y entre líneas, pues la versión previa que yo tenía de ese libro es una edición viejísima y excesivamente subrayada por su dueño original, un venerable catedrático que donó su biblioteca y que, quizás, jamás imaginó que sus libros irían a parar a los puestos de libreros de la avenida Fuerzas Armadas, en el centro de Caracas, luego de haber él confiado su legado a los cuidados de la Biblioteca Nacional. Escribo esto porque se aproxima el día internacional del libro. Y tal parece que hoy, como ayer, cultura y libro valen un par de granos de comino para los gobiernos que se apropian de las vestiduras del Estado. Salud! lacl 16 de abril, 2009 * Claro que puede hacerlo a un precio que no permite llevar todo lo que uno quisiera, pues aquel que se quiera aventurar a importar libros a Venezuela, debe acudir al mercado de la compra de bonos internacionales para poder obtener legalmente dólares a un cambio superior a la tasa establecida por el control de cambio oficial. A la fecha de hoy, el dólar así obtenido se cotiza aproximadamente a BsF 7,00 x 1USD vs. los BsF 2.15 que establece el control de cambio fijado por el gobierno desde hace ya más de seis años.
- Segunda glosa.- Hoy es el día internacional del libro y ayer u hoy, también, ha sido el día de la tierra. Salí a la calle a tomar bocanadas de viciado oxígeno y a intentar un lance con el que aliviar mi depauperada hacienda, esto es, darle algo de comer a mis macilentos bolsillos. El hastío, la morriña y una lobreguez que acaso pudiera responder al nombre de nihilismo (producto de los desganados amores de hastío y morriña) asfixian el ambiente con su pesadez, hasta el punto de bloquearle los pulmones al aire de la ciudad y hasta a los aires del más alto cielo. Este o aquel rostro iracundo deben su ceño a la ausencia de aire en el aire*. Aquella alma, vagando de luto, no podría aseverarle a nadie, ni a sí misma siquiera, por qué lleva esa mortaja entre sus brazos; dejó de tener cuerpo, aun portando el cuerpo de una hermosa mujer, aunque más inerte que la más silenciosa de las rocas. En el camino de vuelta, que no sé si es de partida o de regreso, me bajo del bus para buscarle un recoveco a mi respiración. Caigo en un tinglado, una feria sin arlequines, un cementerio. Están celebrando el “Día Internacional del Libro”, así, con toda la pomposidad del caso. Me armo de valor. Deambulo entre sus tiendas montadas en una plaza al aire libre (la idea no es mala, asumiendo que hubiera aire libre transitando en los pulmones de la memoria de quienes, más que convivir, lo que hacen es disputarse los espacios del circo). Veo en uno de los quioscos a un académico de la lengua, un caballero que ha escrito dos quijotes y tres celestinas en términos cuantitativos, así que opto por hacerme el invisible y tomo por la tangente. Me place caminar por la sombra. Recorro el resto de los tarantines de la feria y NADA. Sólo libros de personal superación, recetarios de cocina, biografías farandulescas, manuales de esto y aquello, estampitas de Jesucristo y postales con oraciones reiteradamente cursis, para no perder la costumbre. Y más de esa sensación de estar respirando o simulando respirar ese aire denso, amelcochado, que no permite que uno levante los brazos para explayarse en una alegría sin por qué. Es incomprensible. Estoy convencido de que todos en la ciudad prefieren vivir asfixiados antes que arrostrar vida o muerte. Casi al final de la ronda me topo con dos libros en los que pudiera uno fijar su interés: una novela de Oz y un extenso ensayo de Hillman. Pero sus precios superan holgadamente la exigüidad de mi liquidez. Así que doy por terminada mi rutina. Pero, pendejamente, vuelvo al punto de inicio, allí donde antes inicié mi transitar bajo la sombra. Entro a la improvisada tienda y un título en particular, entre los exhibidos, llama mi curiosidad. Se trata de un volumen de ensayos, artículos periodísticos, entrevistas y glosas de terceros en torno a la persona de José Ignacio Cabrujas. Hojeo el libro, reviso aquí y allá, como suelo hacer con todo libro que capte mi atención. El tomo exhibe en la portada una fachada lustrosa y, en su interior, papel de segunda, como haciéndole juego a la nación en que vivimos. Decido llevarlo. No es barato. Tampoco es caro. Su precio responde a una circunstancia que se ha intentado convertir en regla, a un ejercicio de petulancia administrativa impartido desde los más altos cenáculos de una barbarie gubernativa. Cuando le digo a la encargada “me lo llevo”, noto que los ojitos académicos han estado posados sobre mi humanidad. ¿Por qué está aquí otra vez? Pues, ahora me percato, porque no se había ido. Está firmando un libro. Supongo que hoy han presentado un libro suyo, acaso sea una reedición, dado que el título manualesco creo remembrarlo. Casi que, por pena, lo compro. Pero jamás me han complacido los manuales, aunque no desacredito su lectura y, por otra parte, la exigüidad de mi liquidez ni siquiera ha pretendido cambiar de estatus. Decido ser selectivo. Cancelo el importe de mi libro y me despido cortésmente. Escribo esto ahora, en el curso de una a cinco cervezas, porque tenía que sentarme, aunque fuera en la más mediocre de las areperas, tenía que hacer las paces, tenía que hacer memoria y cuenta de esta desazón que no tiene derrotero ni asidero en el mundo patente, sino en el latente y luego de haberme leído varios pasajes del libro de Cabrujas, precisa y noblemente prologado por Ibsen Martínez. Mi conclusión es que el tiempo sigue detenido. Cabrujas nos habla de una aldea en la que el tiempo fue invalidado, como si viviéramos atrapados en un cuadro de la historia o en una esfera de cristal que, al girar sobre su eje, representa eternamente la misma fábula. Él, que no tuvo la dicha o el infortunio de ser testigo y parte de este desaguisado del siglo XXI que nos obligan a empinarnos como lo haríamos con un tonel de aceite de ricino, habla con más propiedad y justeza de la aldea que dejó intempestivamente, que quienes la siguen habitando. Nuestra falta de piso, nuestro gusto por la grandilocuencia, nuestra colectiva egolatría, nuestra historia cargada de niebla y humo, nuestra manía por inventarnos mitos de fallida heroicidad y por contemplar perpetuamente a Adonis en el espejo, todo por ocultar nuestra no admitida vocación para el desengaño. Reproduzco las primeras líneas que leí al sentarme, un extracto de la entrevista que le concediera a Arráiz Lucca: “…Bolívar es un personaje fantástico, no por lo que siempre se dice de bajarlo de la estatua (cosa que le hubiera molestado muchísimo porque trabajó para una estatua, se hubiera indignado si alguien le dice que no era una estatua) sino porque es un personaje excepcional, porque es un tipo demasiado solitario, arbitrario y con un "yo" que no creo que otro venezolano haya tenido. Tenía un concepto de sí mismo tan apabullante, tan carente de paisaje. Él se cree el centro del mundo y no ve esto sino como decorado, no le importa en lo absoluto la realidad, por eso llegó a tanto. Un tipo que comete el exabrupto, cuando está liquidado políticamente, de andar pensando cómo van a ser sus relaciones con Inglaterra. Bolívar era un alucinado, un desaforado, un delirante tapando su yo en todo momento para que nadie captara su intimidad, con una vida sentimental terrible…” Tal pincelada es una joya. Pero me temo que a Bolívar le haya saltado a la arena un extraordinario competidor. Y me temo que el propio Cabrujas no habría dado crédito a tanta desmesura del yo, la cual se ha proyectado -cual sombrío alter ego- entre las muchedumbres, bien sean las que nacieron en el seno del lumpen proletariat o aquellas más hambrientas que, invariablemente, suelen rondar las volutas del poder; descomedimiento del yo que se ha desbordado en los últimos diez años sobre los suelos de un fingimiento que responde al nombre de Venezuela. lacl 23 de abril, 2009
(El título del libro es El mundo según Cabrujas, Editorial Alfa, Caracas, Abril de 2009)
Post data. A Juan Sánchez Peláez. Al releer lo escrito en mi segunda glosa en torno al día del libro y caminar por encima de la frase: Este o aquel rostro iracundo deben su ceño a la ausencia de aire en el aire, se hace presente la estampa de Juan Sánchez Peláez pues, involuntariamente he aludido al título de un libro suyo, de un modo no literal, aunque forzosa y desdichadamente, con una significación antagónica a la propuesta por su aérea poesía. La única vez que estuve en su casa, luego de una plática con varios amigos que cortésmente me convidaron a visitarle, el poeta tuvo la deferencia de obsequiarnos ese libro, Aire sobre el aire, el mío con una dedicatoria que buenamente envidiaron algunos de los compañeros allí presentes. Desafortunadamente, ese libro al parecer partió en peregrinaje de mi biblioteca. En casa mis libros caminan, a veces conmigo, otras sin mí. También he hecho una alusión a la ausencia en mi glosa segunda, y ya no sé si tan casuísticamente. Pues recuerdo que la dedicatoria que Sánchez estampó en mi libro hablaba de una ausencia y un colibrí. No soy un fetichista, ni coleccionista de huesos, ni iniciador de cultos personales, pero ese libro era verdaderamente especial, único y pleno de significaciones para este servidor. El venerable poeta, un ser encantador, captó esa noche mi sentimiento de ausencia y de alguna manera la asumió de colibrí. Una doliente ausencia que me superaba y que yo me empeñaba en disimular, mas no para él. Tenía un buen juego de estetoscopios el poeta, digno representante de nuestra querida vieja guardia. Algún tiempo después le vi caminando con su querida Malena del brazo y yo, que secretamente portaba un conato de poema dedicado a él en el bolsillo de mi camisa, con la única misión de obsequiárselo si alguna vez volvía a verlo, no me atreví a importunarlos. Iban tan felices y sonreídos... Me arrepiento de no habérselo entregado ese día, ni después. A veces siento antipatía por mi colosal retraimiento. Surgió como una respuesta a lafiliación oscura que se tendiera tácitamente entre nosotros aquella noche, como una respuesta a lo que nos dijimos y a lo que nos callamos, como una contestación a mi ausencia, como una necesidad de mantener el verbo en alto. Y este pecado de aludir nuevamente al título de algo suyo, ahora sí, ha sido adrede. Este conato de poema estáigualmente dedicado a Luis Eduardo Cabrera, uno de los autores intelectuales (si no el principal) de mi convite a la casa del poeta Juan. Hombre sin igual es Chacho Cabrera, un corazón transportador. Establecimos una amorosa, solidaria y comprometida amistad desde el primer momento, aquel día en que se incorporó a la Dirección de Literatura del CONAC en el que un servidor fungía como Asistente de esa Dirección, amén de llevar adelante varios programas de incentivo literario y cultural. Chacho merece capítulo aparte que algún día escribiré. Su corazón, casa de mil puertas y estancias, ha sido cálido albergue de muchos, un servidor incluido. Ya para esa noche que rememoro, yo había renunciado al cargo burocrático. Fueron nueve meses de parto. Muchas cosas buenas puedo recordar de la experiencia, los cursos, talleres y eventos literarios que se lograron organizar y cumplir en diversos estados del país, el conocer a tanta gente abnegada, haciendo una labor cultural por su mero amor al arte y a la humanidad. Pero más pudo la asfixia burocrática que me llevó a poner mi renuncia de manera irrevocable un mes antes del nacimiento de Sebastián pues, como alegara en mi renuncia, quería y necesitaba estar libre para disfrutar esos días previos al advenimiento del niño... En fin, para cerrar, acá reproduzco mi conato: Mientas dure
A Juan Sánchez Peláez A Luis Eduardo Cabrera ¿Por qué no soy yo el hijo de un Sioux que, de cuclillas, soporta impávido las inclemencias del sol en medio de la aridez de una tierra olvidada, al margen de una estación de trenes, o por qué no soy el Yanomami que duerme sobre un trozo de cartón a la entrada de un centro comercial, mientras su concubina ofrece sus collares? ¿Por qué no estoy talando árboles obedientemente o desarmando carros entre refunfuños? ¿Por cuál capricho del destino se dictaminó que yo no calzara los zapatos de un inmigrante italiano que vende la salvación de puerta en puerta? ¿Y quién me legó, además, este arte histriónico que me permite fingir, ser uno más de la fila? ¿Quién decidió que esté rodando siempre sin meta, sin querer jamás vestir la camiseta del líder? ¿Quién ha estado girando la rueda de la fortuna? ¿Qué golpe del azar concluyó que yo no fuera un ángel o una vieja de sexo desdentado que vende revistas obscenas, o una breve Ave del Paraíso, o un pequeño facineroso de la calle? ¿Quién, como un Atlas, está haciendo el gasto por sostener las murallas de este inmenso laberinto pavloviano? ¿Y por qué no puede estar la Pavlova bailando sobre la almohada de mi pecho? Al menos, tengo la luna. Estoy vivo y, a veces, tengo la luna. Que así sea mientras dure. Salud! lacl 04 de Mayo, 2009
(Este texto fue publicado en la antología Voces nuevas, editado por el Centro Romulo Gallegos, de cuyo taller de poesía fui uno de los participantes entre 1998 y 1999) Aire sobre el aire fue publicado por la editorial Rasgos Comunes, a cargo del Catire Enrique Hernández D’Jesús.
Traigo a colación unas palabras de Max Scheler, escritas en 1926, y que citara de E. R. Curtius en Literatura Europea y Edad Media Latina. Es una perla. “…La democracia ampliada, aliada en un tiempo de la libre investigación y de la filosofía y enemiga de la supremacía alcanzada por el espíritu supeditado a la iglesia, se va convirtiendo gradualmente en la mayor amenaza de la libertad espiritual. El tipo de democracia que condenó en Atenas a Sócrates y a Anaxágoras está surgiendo de nuevo en Occidente y acaso también en la América del Norte. Los hechos nos hacen ver, ya hoy, que sólo una democracia militante, predominantemente liberal con las élites, puede ser aliada de la ciencia y de la filosofía. La democracia triunfante, que ha acabado por extenderse a mujeres y adolescentes, no es amiga, sino más bien enemiga, de la razón y de la ciencia…” Hay que entender la militancia en este caso en el más amplio y menos coercitivo de los sentidos. Desafortunadamente ese vocablo, como muchísimos otros, tanto en lengua castiza como en otras, ha visto reducido su campo semántico a la mínima expresión. Por otra parte, tomando en cuenta los cambios de matiz generados por el paso de los años y el supuesto avance del progreso humano, no deja de sorprenderme la sucinta cita de Scheler y las consideraciones que hace el propio Curtius sobre el amenazante cerco que se le tiende a la cultura y al humanismo en nuestro tiempo. No ha de ser mera coincidencia el hecho de que quienes detentan el poder acostumbren cobijarse bajo una ultrajada noción democracia para embestir al simple ciudadano. Tal como se la vende, tal como se la compra, la democracia conlleva su buena carga de ilusión. Luis Alejandro Contreras 20 de Febrero de 2009 . El fotomontaje es de John Heartfield: El brazo ejecutor y la justicia. De Heartfield ya dimos noticia en este blog hace uno o dos meses...
Galería del ver
The Inner Circle / El círculo de poder
Un film para no olvidar...
http://www.youtube.com/watch?v=ryXSF27Yy8g
Sacco & Vanzetti
Otro film inolvidable, Apocalypse Now, de Coppola.
Salvando distancias, cuántas analogías puede uno palpar entre el absolutismo homicida de los nazis con el rosario de absolutismos que ha prohijado una civilizada barbarie en el mundo, después de terminada la 2da Guerra Mundial.
Anótese lo declarado por Adolf Hitler luego de la masacre conocida como La noche de los cuchillos largos: .
“…En esta hora crucial yo era el responsable del destino del pueblo alemán, así pues me convertí en su juez supremo. Giré la orden de disparar contra los cabecillas de la traición y, además ordené cauterizar la cruda piel en las úlceras de los pozos envenenados de nuestra vida doméstica, para hacerle saber a la nación que su subsistencia, la cual depende de su orden interno y su seguridad, no puede ser amenazada con impunidad por nadie. Y para hacerle saber, también, que en el tiempo venidero, si alguien osa a levantar la mano para golpear al Estado, la muerte será su recompensa…”
La noche de los cuchillos largos se tomó realmente tres puestas de sol para consumar la hecatombe de Ernst Röhm y los cabecillas de las SA, un amenazante y muy numeroso voluntariado que significaba un obstáculo para las pretensiones autocráticas de Hitler. Röhm había sido compañero de gestas de Hitler en sus inicios, pero con el tiempo se convirtió en otro ambicioso pretendiente del poder, otro aspirante a la autocracia. En realidad, era una bestia de no menor perversidad que la de Hitler y su combo de secuaces. Unas 85 personas fueron ajusticiadas en esa larga noche del 30 de junio al 02 de julio de 1934 y otras mil y tantas más fueron encarceladas. El gabinete aprobó, entonces, un edicto en el que dejaba constancia que las “providencias” adoptadas por el ejecutivo entre las fechas antes señaladas sirvieron para evitar un traicionero golpe de estado, por tanto, tales providencias eran legales, en virtud de ser actos ejecutados en defensa del propio Estado.
¿No hemos visto estos sucesos, una y otra vez, reproducirse a lo largo y ancho del mundo? Lo grave es que siempre comienzan en espiral y pocos dan cuenta de la preanunciada inmolación…
lacl Abril 21, 2009
(EL FOTOMONTAJE ES DE JOHN HEARTFIELD / Emulando a Galileo se titula: Y sin embargo se mueve)
DISCURSO DEL ESQUIZOIDE... P. S. LAMENTABLEMENTE ESTE DOCUMENTO FUE RETIRADO DE LA RED
http://www.youtube.com/watch?v=29jDQgETNNo
La noche de los cuchillos largos
http://www.youtube.com/watch?v=zz8DoIgSxQc
LUCHINO VISCONTI - LA CAÍDA DE LOS DIOSES
John Heartfield (Helmut Herzfeld) Un maestro del montaje.