En la espera se teje una consumación.
Porque el deseo se teje en su deseo
y las ausencias mudan en presencias...
Y aunque un ave de mal agüero viniera a jurarnos y perjurarnos
que la memoria no tiende pasillos hacia nuestros ayeres
o hacia innúmeros pasajes de lo vivido,
aguardaremos el concierto de la noche,
para sumergirnos en ella y despertarnos,
como aquel joven poeta,
con una rosa en la mano.
lacl, 23 de Mayo, 2021
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