Sobre la angustia
Quise
anoche tejer unas palabras, pero el cansancio, altivo como un draconiano
especulador del orden sensitivo, imperaba a placer sobre el deseo que nace del
corazón. Unas viejas glosas y fragmentos sobre angustia… Esta colecta va dedicada a Mery Sananes, por conversaciones recientes sobre la angustia.
Salud!
lacl
*
* * * *
De
una sección del “Cuaderno elefante” que lleva por título “Aforismos
retaliativos y otros apuntes”. Todavía no me explico la razón de ese
título.
***
Aquel que se jacta de no
padecer la más mínima angustia por la fuerza que ejercen
los patrones colectivos sobre la vida del hombre,
o es un mentecato o
alguien temeroso de vivir.
***
Hay quien llega a hacer
mofa de quienes padecen tal angustia.
Pobre. Teme verse en el
espejo.
***
¿Por qué no pensar que la
angustia es connatural al vivir, como la agonía? ¿Y con más razón en tiempos
como los actuales, cuando creyendo que habíamos descifrado los misterios,
cuando pensando que ya nos habíamos acostumbrado al clamor ambulante que decretaba
la muerte de dios, nos tocó vernos desnudos y desamparados ante una ansiedad
sin continente, nos atacó una experiencia de vacuo extrañamiento, una sensación
de otredad desarraigada?
Un perspicaz Johan
Huizinga hablaba del carácter agonal del
hombre y de su hija, la civilización. Rechazar este postulado es como rechazar
que corra sangre en nuestras venas. Pero sucede que cuando, grosso modo, el
hombre acepta su tesitura agonal, lo hace tan sólo para justificar la
competencia con sus pares y no para aspirar a una elevación de su espíritu.
Toma el rábano por las hojas.
* * * * *
De
uno de los contados intentos narrativos que he tanteado en mi vida. Se trata de
un breve fragmento de Monólogo del espita. Es el soliloquio que se larga un
borracho para con un amigo, sin percatarse de que éste se ha quedado dormido y
de que a quien habla es a las sombras… El Monólogo del espita forma parte de
una narración que versa sobre las peripecias de un grupo de marginados lidiando
ante un poder detentado por una secta de homicidas.
“…Pero la nube de la
tristeza que nos crece por dentro, como una flor capaz de copar nuestra
garganta y sofocar nuestros respiros, es como un hombre dentro de un hombre que
camina en una soga extendida, sobre los celajes de la respiración. Es la náusea
no compartida, no declarada, no confesada y que se niega angustia. Es el amor
asordado y el aura de la angustia que se niega náusea. Pero allí está,
alumbrando el pecho como un corazón en la boca. Nadie puede negarlo. Es la
única certeza de la vida desoída…”
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Un
fragmento que atesoro como un rezo…
[… El mismo Marco Aurelio,
que gastó sus días en administrar todo un impero, pudo expresar en ocasiones
tal sensación desoladora del extrañamiento: “Toda la vida del cuerpo humano es
una corriente que fluye; su existencia, una pelea y una estancia en un país
extranjero, y su fama póstuma, puro olvido” …]
E. R. Dodds, Paganos y cristianos en una época de angustia, uno de
los más extraordinarios libros que haya leído en toda mi vida.
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Un
breve saludo enviado a mi hijo…
Bebamos la vida satisfaciendo
las ansias. Ella es una hermosa mujer silente. A veces sonríe ante nuestro
angustiado y solemne teatrino. Y nosotros solemos olvidar que tras las ciudades
sólo quedará su sonrisa...
Un abrazo, chamaco.
En la calle...
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Y
un par de textos recogidos en la letra “n” de una agenda telefónica, luego intitulada Cuadernario…
n
(1.)
No
quiero hablar del poder,
ni
quiero hablar de la fuerza.
No
siento gana alguna en dejarme ganar
por
el lustre de una estreñida razón.
Sospecho
que todos estamos
agotados
de
tanto discurrir por la
angustia
que,
como
un bebedizo,
debemos
empinarnos
de
un trago.
Quisiera
tan sólo sorber,
gota
a gota,
el
rocío de las flores
imperfectas,
mecidas
por la brisa
del
silencio
de
la enajenación
¿Por
cuál razón no podríamos amarnos
en
el olvido de lo ajeno?
Estar
enajenado es estar enamorado
de
todo aquello que no soy,
lanzar
al olvido, y sin saberlo,
el
maquillaje ritual que cotidianamente
anteponemos
a un espejo sin reflejo
¿Cómo
encontrar
la
postura perfecta,
la
postura del espíritu,
para
arrodillarme
ante
el altar de la imaginación
enajenada?
Una
colmena de luz,
frente
al acecho
del
verbo
(2.)
No
tenemos palabras,
tenemos
cenizas,
tenemos
polvo
y
algo del aliento de las estrellas
o
una pequeña llama en nuestro seno
somos
polvareda de gestos extraviados,
anuncio
del advenimiento de una edad rica en pobreza
migajas
errantes somos,
nómadas
entre un indescifrable coro de virtudes…
rondando
entre vociferaciones,
entre
estandartes bordados en oro sacudidos al aire
y
no tenemos más que plagios de palabras para falsear o aseverar,
ecos
de una razón sin misterio,
destellos
de un enigma sin sentido
y
la ilusión de un ritmo propio
para
acallar nuestra flama interior
Cuadernario. Luis Alejandro Contreras. Común Presencia Editores,
Colección Los Conjurados, Bogotá, 2007.
https://www.youtube.com/watch?v=dvPMXuU35QI
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