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Agrego unas
letras escritas esta tarde (15/11/2015) a propósito de la locura desbordada
en todos los corredores del mundo. Muerte repartida a mazazos. Mujeres
asesinando a sus hijos de modo sistemático. Hombres acuchillando a sus esposas,
como si se tratara de una peste. Niños matando a niños. Fanáticos inmolando a
justos y pecadores. Muerte & Cía.
Las escribí,
en medio de una resaca (lo confieso) de padre y señor nuestro, pero las escribí
bajo el acicate de haberme topado con una nota que habla “del peligro” (sic) de
colocar la franja de la bandera francesa en el perfil de una página personal,
como actitud de solidaridad con las víctimas de la hecatombe recientemente
perpetrada en contra de los ciudadanos de París (gente de a pie), pues ello
revelaría una actitud de inconsciencia o de inconsistencia ante los actos de
barbarie, según sean cometidos por los representantes de unos u otros países,
religiones o culturas, como la reciente inmolación pública perpetrada por
fanáticos sunitas en el Líbano, en una zona habitada por chiítas.
¡Nada más
absurdo! Es como decir que si yo me solidarizo con las víctimas de la barbarie
en la acera de la derecha, me estoy desentendiendo adrede de las personas que
han sido víctimas de la barbarie en la acera de la izquierda. El sacrosanto
maniqueísmo en pleno. Eso y no otra cosa es lo que profesan los defensores de
tesis como la que delato.
Hoy hay en el
mundo dos maléficos espectros dogmáticamente imperando: la plutocracia y el
maniqueísmo. Gobiernos que se auto proclaman como seguidores del marxismo,
liderados por expoliadores del erario público, para decir lo menos. Naciones
militaristas híper desarrolladas (únicamente en el ámbito de una ciega tecnología, hay que acotarlo) que se autodenominan como adalides de los
valores del humanismo, mientras acrecientan su economía masacrando el orbe, a
diestra y siniestra. Encumbrados sacerdotes mandando a sus hijos al matadero
con el único y exclusivo fin de irrigar al mundo con ríos de sangre. Y la
muerte allí, desnudándose en la alcoba familiar, en el juego de los niños, en los
templos y en las plazas. Marte, Tánatos, Medusa, la Harpías y las Parcas jamás
pensaron contar con tantos enceguecidos adoradores. No agrego más. Dejo aquí,
un tanto modificadas, mis palabras de esta tarde.
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Muerte & Cía.
La raza blanca
(o, si se prefiere, la representación de la cultura occidental) no se destaca
precisamente por haber sido una donadora de venturas para con otras etnias.
Ayer comentaba, en una conversa, que todo hombre recoge lo que cosecha. Tantos
siglos de colonialismo, barbarie e imposición de una supuesta superioridad por
parte de algunas naciones de Occidente sobre tantos otros pueblos y culturas, a
lo ancho y largo del mundo, deja sus huellas de sinsabores entre los hijos de
los pueblos humillados y oprimidos.
Si he decidido
colocar la franja de la bandera francesa tras el rostro de Arthur Rimbaud, es
por destacar al joven Rimbaud (hijo de la buena Francia) y su palabra, la que
precisamente se caracterizó por develar y hacer volar en pedazos todas las
mentiras y falacias del tan cacareado progreso de la cultura occidental. Y en
mi blog personal he colocado aquel memorable poema suyo, “Mañana de
embriaguez”, pero eso sí, acompañado de una buena cantidad de imágenes para
documentar lo acaecido en la “Comuna de París”, en 1871, un suceso de la historia
que las minorías gobernantes de Occidente han sabido mantener tras bastidores.
La barbarie como método. La barbarie empleada como regla para masacrar y
avasallar hasta a los propios hermanos de sangre. Ese sólo poema de Rimbaud
debería bastar a las naciones mal llamadas “más desarrolladas” de Occidente
para rezarlo como “mea culpa”. Y bastaría leer un brevísimo relato, obra
maestra del género, para comprender lo que deseo destacar. Es aquel intitulado
“Una avanzada de progreso”, de ese maestro en el arte de narrar las humanas
bajezas que ha sido Joseph Conrad.
Salud!
lacl
Nota: Como se indica
en el último párrafo, ambas glosas van relacionadas con otro contenido
compartido en mi blog personal, en el que se reproduce uno de los poemas de
Arthur Rimbaud, “Mañana de embriaguez”, del 13 de Noviembre de 2015.
Dejo aquí el
enlace: http://letrascontraletras.blogspot.com/2015/11/manana-de-embriaguez-arthur-rimbaud.html
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"Soldados, hijos y hermanos nuestros, escuchad bien esto, y que vuestra conciencia decida:
Cuando la consigna es la infamia, la desobediencia es un deber."
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"Soldados, hijos y hermanos nuestros, escuchad bien esto, y que vuestra conciencia decida:
Cuando la consigna es la infamia, la desobediencia es un deber."
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