Esto me lo han
compartido hace un momento. Y es parte de ese necesario balance en lo que toca
a reflexionar sobre barbaries. Toda religión ha padecido su proceso
inquisitorio. Por desgracia, muchas naciones de las que profesan el Islam,
justifican la barbarie poniendo la mano sobre el Corán. Y eso no es otra cosa
que apoyarse en escrituras y creencias sagradas para justificar lo que las
contraría... En realidad, es una cuestión de poder, no de culto espiritual...
Los palestinos las tienen duras en todas partes…
Un poema
Ashraf Fayadh
Asilo
Asilo: estar
en una cola. Que te den un trozo de pan. Estar de pie: algo que tu abuelo solía
hacer sin saber por qué. La patria: una tarjeta para poner en tu billetera. Dinero:
papeles que tienen imágenes de los líderes. La Foto: tu sustitución, a la
espera de tu regreso. Y el regreso: una criatura mitológica… de los cuentos de
tu abuela. Final de la primera lección.
Traducido en la página web Arabic Literature
Reproducimos
la nota de El Español…
El poeta
palestino Ashraf Fayadh ha sido condenado a muerte por un tribunal saudí, por
renunciar al islam en sus libros. El tribunal anunció la decisión el martes y
el escritor tiene ahora 30 días para apelar la sentencia. El libro Instructions
Within, publicado en 2008 propaga, según la acusación, el ateísmo y los
pensamientos destructivos en la sociedad. “Estoy en shock, pero era la decisión
que esperaba, aunque no hice nada que merezca la pena de muerte”, dijo Fayadh
al diario británico The Guardian.
Ashraf Fayadh
fue detenido por primera vez en agosto de 2013, tras la denuncia de un lector,
que afirmaba que su obra promovía el ateísmo. Salió en libertad bajo fianza el
día después pero volvería a la cárcel el 28 de enero de 2014. La Mutaween, la
policía religiosa saudí, le retiró el DNI y, en una primera sentencia, en mayo
del año pasado, fue condenado a cuatro años de prisión y 800 latigazos. Después
de recurrir, un nuevo juicio le sentenció a la pena de muerte.
“Durante año y
medio siguieron intimidándole, diciendo que había nuevas pruebas”, cuenta la
activista por los derechos humanos Mona Kareem, que lideró una petición para la
liberación del poeta, firmada por varios nombres de la cultura saudí.
“Condenamos los actos de intimidación hacia Ashraf Fayadh como parte de una
campaña mayor, incitando al odio contra los escritores y utilizando el Islam
para frenar la libertad de expresión”, se puede leer en la petición.
“Ni siquiera
tuvo representación legal porque le retiraron su DNI al arrestarle en enero.
Para el segundo juicio le cambiaron el juez y el fiscal. El nuevo juez ni habló
con él”, denuncia Kareem.
Latigazos
Sus amigos afirman
que la verdadera razón de su detención es un vídeo hecho por Fayadh, donde se
ve a la policía dando latigazos a un hombre en público. Denuncian también que
fue increpado varias veces por fumar y llevar el pelo largo. “Me han acusado de
ser ateo y propagar ideas destructivas en la sociedad pero el libro al que se
refieren hablaba simplemente de mí experiencia como refugiado Palestino, sobre
temas culturales y filosóficos. Pero los extremistas religiosos han considerado
que eran ideas destructivas en contra de dios”, dice el poeta.
Para Mona
Kareem, la condena también está relacionada con la discriminación que sufren
los refugiados – o bidoon, apátridas- en el Golfo, estatuto que sigue teniendo
Fayadh, aunque ya ha nacido en Arábia Saudí.
En el primer
juicio, dos agentes de la policía declararon que Fayadh había blasfemado en
público, promoviendo el ateísmo entre la gente joven y le acusaron de mantener
relaciones con mujeres, enseñando algunas fotos de su móvil, como prueba.
Fayahd negó la acusación diciendo, según los documentos del tribunal, que era
“un musulmán fiel”.
Ashraf Fayadh,
de 35 años, es uno de los líderes de la nueva escena artística saudí. Además de
poeta ha sido curador de exposiciones en la Bienal de Venecia y en Jeddah y es
también miembro de organización artística británico-saudí, Edge of Arabia.
Este caso se
suma al de otros, como el bloguero Raif Badawi que está condenado a 10 años de
prisión y 1.000 latigazos por insultar el Islam.
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