La luna se empina, una vez más,
entre los riscos del cielo.
Helios y Selene alcanzan a besarse
entre las rosas de la tarde.
Los días giran y las noches,
como los astros,
en su búsqueda
incansable,
añorando la hora de liarse en un abrazo;
la hora en que el crepúsculo
casa a luz con sombra.
Oh, eterna vicisitud de estar unidos y extraviados.
Luz que se resume y acrisola en la copa
donde las sombras se gestan.
Noche, útero materno,
que se conmueve y compadece
de los mortales brillos
y en su regazo meza los destellos
de una cabellera de luces
que se ha rendido al amor.
lacl,
07 de Julio, 2017, entre el atardecer y la entrada de la noche.
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https://www.youtube.com/watch?v=9x4k3QVuwbc
https://www.youtube.com/watch?v=HUs8HNeTlD8
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