Hará unos dos o tres meses desde que hice uno de
esos ejercicios de ludismo. Tomé un libro de poesía china, el titulado La
pagoda blanca, que contiene cien poemas de la Dinastía Tang. Abrí el libro a la
espera de un hallazgo y el primer poema me resultó tan sugestivo y feliz, amén
de que versaba sobre la venerada luna blanca, que me quedé un buen rato paladeándolo.
Luego abrí otra página al azar, un tanto más adelante. Y allí estaba otra vez, la luna amparando a
los soñadores con sus velos blancos. Entonces me dije: apuesto a que en el próximo
poema que abra al azar hará su aparición la diosa blanca. Abro, pues, el libro hacia
el final y nuevamente aparece la médula blanca besando la arena. Hago, en
atrevido envite, un cuarto y quinto intentos y allí está, la límpida faz de la
diosa iluminando primero la soledad del viajero y develando, luego, la soledad
de los caminos que las tropas no desean hollar…
Allí me detuve. Preferí pensar que en todos los cantos
de la poesía china haría su aparición la diosa de plata. Y si no transcribí ni divulgué
este racimo de cantos lunares en ese momento, fue porque en esas fechas (que
hasta el día de hoy se han extendido) el tempo exterior no se acomodaba ni amoldaba,
tal como debiera, al tempo interior, habida cuenta de tantos ultrajes de los
que hemos tenido que ser testigos. Pero hoy traemos estos cantos a la mesa,
pues el tiempo nos dice que hay que alimentar la templanza, que toda vida es un
suspiro en el concierto celeste y porque hay una suerte de épico lirismo en esas
soledades que se cantan entre los rezos de esa gran pagoda blanca que es la poesía
china.
Salud!
lacl
lacl
*****
44. ME INTERNO EN EL DESIERTO
Cen
Shen
Avanza
mi corcel hacia el oeste a punto de tocar el cielo.
Tras
la despedida, miré dos veces la luna llena.
Ignoro
si esta noche habrá un albergue.
Diez
mil leguas de planicie arenosa sin sombra humana.
75. LA FLAUTA NOCTURNA DE SHOUXIANG
Li
Yi
Ante
la cumbre Gozo de Volver, la arena semeja nieve.
Fuera
de los muros de Shouxiang, la luna parece escarcha.
No
se sabe dónde se lamenta una flauta.
De
noche, los soldados miran hacia la tierra natal.
91.
ANCLAR EN QUINHUAI
Du
Mu
La
niebla cubre las heladas aguas y la luna besa la arena.
Anclar
de noche cerca de Quinhuai. La taberna.
La
cantante desconoce el odio del país derrotado.
Al
otro lado del río aún entona “Las flores del patio”.
10. ME ALBERGO EN EL RIO JIANDE
Meng
Haoran
Avanzo
con mi barca y me detengo en el islote de niebla.
Anochece.
Se renueva la nostalgia de viajero.
En
la amplitud silvestre, el cielo presiona los árboles,
Por
el río cristalino se me acerca la luna.
21. POEMA CANTADO
Wang
Changling
Brillante
luna de los Quin, murallas de los Han.
Tras
recorrer mil leguas nadie regresa.
Si
en Longcheng está el general volador,
las
tropas de Hu no cruzarán el monte Yin.
La
pagoda blanca, Cien poemas de la dinastía Tang, Poesía Hiperión, Madrid, 2001. Edición a cargo de Guillermo Dañino.
.
GUARIDA DE LOS POETAS / Poesía de la dinastía Tang
https://www.youtube.com/watch?v=C-0pd89N7uQ
No hay comentarios.:
Publicar un comentario