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lunes, 26 de junio de 2017

La luna, patrona de la poesía clásica china, Dinastía Tang. Un ejercicio de ludismo.



Hará unos dos o tres meses desde que hice uno de esos ejercicios de ludismo. Tomé un libro de poesía china, el titulado La pagoda blanca, que contiene cien poemas de la Dinastía Tang. Abrí el libro a la espera de un hallazgo y el primer poema me resultó tan sugestivo y feliz, amén de que versaba sobre la venerada luna blanca, que me quedé un buen rato paladeándolo. Luego abrí otra página al azar, un tanto más adelante.  Y allí estaba otra vez, la luna amparando a los soñadores con sus velos blancos. Entonces me dije: apuesto a que en el próximo poema que abra al azar hará su aparición la diosa blanca. Abro, pues, el libro hacia el final y nuevamente aparece la médula blanca besando la arena. Hago, en atrevido envite, un cuarto y quinto intentos y allí está, la límpida faz de la diosa iluminando primero la soledad del viajero y develando, luego, la soledad de los caminos que las tropas no desean hollar…

Allí me detuve. Preferí pensar que en todos los cantos de la poesía china haría su aparición la diosa de plata. Y si no transcribí ni divulgué este racimo de cantos lunares en ese momento, fue porque en esas fechas (que hasta el día de hoy se han extendido) el tempo exterior no se acomodaba ni amoldaba, tal como debiera, al tempo interior, habida cuenta de tantos ultrajes de los que hemos tenido que ser testigos. Pero hoy traemos estos cantos a la mesa, pues el tiempo nos dice que hay que alimentar la templanza, que toda vida es un suspiro en el concierto celeste y porque hay una suerte de épico lirismo en esas soledades que se cantan entre los rezos de esa gran pagoda blanca que es la poesía china.

Salud!
lacl

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44.    ME INTERNO EN EL DESIERTO

                                               Cen Shen

Avanza mi corcel hacia el oeste a punto de tocar el cielo.
Tras la despedida, miré dos veces la luna llena.
Ignoro si esta noche habrá un albergue.
Diez mil leguas de planicie arenosa sin sombra humana.

75.    LA FLAUTA NOCTURNA DE SHOUXIANG

                                               Li Yi

Ante la cumbre Gozo de Volver, la arena semeja nieve.
Fuera de los muros de Shouxiang, la luna parece escarcha.
No se sabe dónde se lamenta una flauta.
De noche, los soldados miran hacia la tierra natal.

91.    ANCLAR EN QUINHUAI

                                               Du Mu

La niebla cubre las heladas aguas y la luna besa la arena.
Anclar de noche cerca de Quinhuai. La taberna.
La cantante desconoce el odio del país derrotado.
Al otro lado del río aún entona “Las flores del patio”.

10.    ME ALBERGO EN EL RIO JIANDE

                                               Meng Haoran

Avanzo con mi barca y me detengo en el islote de niebla.
Anochece. Se renueva la nostalgia de viajero.
En la amplitud silvestre, el cielo presiona los árboles,
Por el río cristalino se me acerca la luna.

21.    POEMA CANTADO

                                               Wang Changling

Brillante luna de los Quin, murallas de los Han.
Tras recorrer mil leguas nadie regresa.
Si en Longcheng está el general volador,
las tropas de Hu no cruzarán el monte Yin.   


La pagoda blanca, Cien poemas de la dinastía Tang, Poesía Hiperión, Madrid, 2001. Edición a cargo de Guillermo Dañino. 



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GUARIDA DE LOS POETAS / Poesía de la dinastía Tang
https://www.youtube.com/watch?v=C-0pd89N7uQ

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