Pasan los días
y todo se le queda en el tintero…
No es modorra
ni ausentismo del alma,
sino como una
expiación ingobernable
que se ha
tendido cual una vasta nube
sobre el cielo
que nos cubre.
Cuando el río
del tiempo pasa como una tromba
nada logra
sujetar de sus aguas,
pero tampoco
obtiene nada de ellas cuando,
a un paso
tardo y cantado, le improvisa sus señas de minuet.
Y un susurro
pasa tenue, sin hacer el menor ruido,
para decirle
que todo es sempiternamente pasajero, fugaz,
en el eterno
ombligo del tiempo…
Cualquier
estampa contemplada en la calle
rápidamente se
evapora del alma,
asciende hacia
otros cielos,
sin
conmiseración alguna por la desgarrada memoria;
cual el hálito
esbozado en el cristal de la ventana,
cuando asoma
sus ojos al mundo
como buscando
una esperanza,
en la creencia
-candorosa todavía-
de que ese
mundo es espejo de nuestra respiración.
¿Por qué -se
pregunta entonces-
se perfuma de
disipación
esta tibia
emanación del alma,
sin nombre, ni
madre conocida?
Y, de
improviso, siente en la nuca
el roce de una
mariposa
o el aleteo de
una polilla,
despidiéndose
en el preciso
instante
en que su
llama del amor
crepita más
ardorosamente.
(Susurrado e intentado en Febrero, pero
desparramado en Abril; Abril 10, de 2014)
.
lacl ©
lacl ©
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Benjamin Britten War Requiem (Réquiem de guerra)
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