Dos poemas de Aaron Alberto Padilla. Textos que le pidiera hace mucho tiempo y que no había logrado subir al blog. Lo mismo me sucede con otras maravillosas voces de nuestro terruño y de allende sus linderos, aunque algunas de esas voces cuenten con algo más de difusión, al menos, dentro de la comunidad de lectores de poesía; aunque me parezca necesario acotar que es menester tomar siempre en consideración el restringido público que sigue los pasos de ese reputado y amado género del canto.
Mas, como han dicho ya unos cuantos poetas cabales: no importa que la poesía no cuente con un inmenso público lector o de escuchas (no obstante, tenga yo la presunción de que ha ido en lento aumento) pues, más allá de todo eso, la humana estirpe la agradece y sabe -a sottovoce- cuán necesaria es la poesía para seguir subsistiendo en tanto que seres sensibles.
Salud!
lacl
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1
Devuelta desde el otro lado
Cuando te vas, tu
huella arde en mi piel
con intenso sentimiento
y abrasas lo invisible
con tu ausente contacto.
Enciende el aire que
respiro.
Vistes con tu nombre
cada gemido
que me devuelve el
espejo, los muebles alegres,
el sonido que hiere las
flores, desde
donde tu hálito
lumínico
invade mi cuerpo de
condena.
Al final, cuando el
incierto rostro del viajero,
cubre de olas el camino
del amante,
el sufrimiento disuelto
en el círculo de sus labios,
este vacío de fuego y tierra
devorante, es salvado
por lo que se siente en
los poros.
2
Diálogo en lo alto
Llego a la cúspide por
el follaje profundo,
avisto horizonte y
abismo.
Abajo, en el límite, lo
que queda de los ramajes
se confunde con el
polvo, mientras
la ceniza habla con las
piedras.
Nunca es demasiado
tarde para
que nos exprese la
música de la montaña.
Para reconocernos en su
más pura mirada,
en sus árboles pensados
en la ausencia.
En esa luz de arriba,
ese pájaro que nos canta
revelando el enigma que
me llega en tu boca.
Ahora la noche es una
luz descarriada, ancha y oculta
detrás de la colina,
respondiendo
desde la plenitud de la palabra.
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Extractos de una conversa.-
– Aaron. “ …una relación de mis andanzas literarias sería bastante breve. Formé parte de Talleres Literarios (Poesía y Narrativa) del Celarg y el CONAC. Llevo muchísimo tiempo en mi deambular por este paisaje de las letras, casi siempre en calidad de asomado, pero en fin. He publicado un libro de relatos titulado Obsesos (Literal Books, Año 2000). Mis incursiones literarias (Ensayos y relatos y poesía) las he vertido mayormente en las Revistas Ateneo (que dirigía Emilcen Rivero y la Revista Nacional de Cultura -menos acá-). Actualmente cuento con dos poemarios inéditos (Diosa en lo oscuro y El vigía ausente) en espera de mejores tiempos u oportunidades propicias. No tengo afán de figuración. Los textos que suelo publicar en las redes pertenecen, casi todos, a un tercer libro que se está gestando. Uno de los poemarios mencionados (cuyo lector ocasional era nuestro común amigo Sael Ibáñez, de cuya partida repentina aún no me repongo) es una rara mezcla de poemas en prosa con mini ficciones y algunos con marcado tono reflexivo. Pero siempre, tratando de mantener un lenguaje de altura. Porque, estimado amigo, el verdadero poeta o enamorado de la palabra siempre se mueve, o se aloja, en un espacio repleto de lenguaje e imaginación. Al menos eso intentamos. Es nuestro fin. Por otro lado, espero que alguna vez podamos compartir nuestros pareceres. Una vez nos encontramos, creo que fue en la librería Lectura; yo estaba conversando con Sael Y Emilcen, y creo que pasaste un poco apurado por nuestro lado. Pues nada, espero que alguna vez podamos compartir nuestros pareceres. Un Gran Abrazo A P.
– Luis: Muchas gracias, amigo Aaron, por tu atenta
respuesta. Sí, yo visitaba con suma
frecuencia a Walter en Lectura. Creo recordar ese día. Si no me detuve es
porque tendría algún compromiso. Pues yo me instalaba allí, por horas, a
conversar con ellos y a revisar los anaqueles y encontrar pequeños tesoros. Y
con Sael, como vaso comunicante, me habría encantado doblemente quedarme. La
verdad es que nos dejó a todos entendiendo con su abrupta partida. Revisaré los
hermosos poemas que me has enviado -y parte de nuestra conversa- para editarla
y acompañar tus textos que, dicho sea de paso, denotan ese detenido trabajo con
la lengua. Esperemos y aboguemos por la venida de tiempos mejores y que se nos
permita hacer causa y mesa común. El más fuerte asidero de nuestras esperanzas
es el deseo de que se cumplan.
lacl.
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