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domingo, 31 de marzo de 2019

"Sócrates, al volver la espalda a los mitos poéticos, la volvía en realidad a la diosa Luna que los inspiraba...", Robert Graves, La Diosa Blanca / Robert Graves en Mallorca I y II (1946-1985)





Otro fragmento de La Diosa Blanca...


"...Sócrates, al volver la espalda a los mitos poéticos, la volvía en realidad a la diosa Luna que los inspiraba y que exigía que el hombre rindiese a la mujer su homenaje espiritual y sexual: el llamado amor platónico, la evasión del filósofo del poder de la diosa para entregarse a la homosexualidad intelectual era realmente el amor socrático. No podía alegar ignorancia: Diotima de Mantinea, la profetisa arcadia que puso fin mágicamente a la peste en Atenas, le había recordado en una ocasión que el amor del hombre tenía por objeto apropiado a las mujeres y que Moira, Ilitia y Callone -la Muerte, el Nacimiento y la Belleza- formaban una tríada de diosas que presidían todos los actos de la generación cualesquiera que fuesen: físicos, espirituales o intelectuales. En el pasaje del Simposio donde Platón informa del relato que hace Sócrates de las sabias palabras de Diotima, interrumpe el banquete Alcibíades, quien llega muy bebido en busca de un bello muchacho llamado Agatón y lo encuentra reclinado junto a Sócrates. Poco después dice a todos los presentes que él mismo incitó en una ocasión a Sócrates, que estaba enamorado de él, a un acto de sodomía del que, no obstante, el filósofo se abstuvo, quedando completamente satisfecho con toda una noche de castos abrazos a su amado y bello cuerpo. Si Diotima hubiese estado presente, al oír eso habría hecho una mueca y escupido tres veces en su propio pecho: pues aunque la diosa, como Cíbeles e Ishtar, toleraba la sodomía incluso en los patios de sus propios templos, la homosexualidad ideal era un extravío moral mucho más grave: era el intelecto masculino tratando de hacerse espiritualmente autosuficiente. Su venganza contra Sócrates -si puedo llamarla así-por tratar de conocerse a sí mismo a la manera apolínea en vez de dejar esa tarea a una esposa o una querida, fue característica: le encontró como esposa una mujer de mal genio e hizo que fijara sus afectos idealistas en aquel mismo Alcibíades que le deshonró haciéndose vicioso, ateo, traidor y egoísta -la ruina de Atenas-. La diosa acabó con su vida con un filtro de cicuta, planta de flores blancas y maloliente consagrada a ella bajo la advocación de Hécate, que le obligaron a beber sus conciudadanos como castigo por corromper a la juventud. Después de su muerte sus discípulos lo convirtieron en un mártir y bajo la influencia de aquellos los mitos cayeron en un desprestigio todavía mayor y terminaron convirtiéndose en tema de los chistes callejeros o siendo «explicados» por Euhemero de Mesenia y sus sucesores como corrupciones de la historia. La explicación eumerista del mito de Acteón, por ejemplo, es que era un caballero arcadio tan aficionado a la caza que le arruinó el gasto que suponía el mantenimiento de una jauría..."

- Graves, Robert. La Diosa Blanca, Gramática histórica del mito poético. Alianza Editorial S. A., Madrid, 1983.

- Graves, Robert. La Diosa Blanca, Historia comparada del mito poético. Editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1961.



Robert Graves en Mallorca I (1946-1985)








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