Cuaderno
Elefante – Una anotación sobre distopía, utopía, lenguaje, realidad y mentiras.
Una distopía o
anti utopía ha sido definida como una sociedad ficticia indeseable en sí misma.
El vocablo no
cuenta todavía con certificado de existencia por parte de los diccionarios que sirven
de herramientas para la autorregulación del statu quo.
Pero si tomamos
seriamente en cuenta que la noción de utopía determina, en sí misma, el impedimento
absoluto de que exista realmente un soñado e idílico Edén para el ser humano, (*) tendremos que convenir que es el señor lenguaje quien determina y se
determina a sí mismo, según los parámetros que establece una humana y
escamoteada realidad.
Ello nos lleva
a pensar nuevamente en la imposible coexistencia de dos lenguas, la imperante y
oficial, que cuenta la historia redactada por los panegiristas; y la otra,
sigilosa, que suspira en catacumbas y se da por satisfecha al lanzar dardos al
aire, pedradas al tejado de escamoteadores de oficio o, simplemente, escribir
pintas y grafitis que dejarán soñando al solitario transeúnte con una “posible”
realidad.
Y aunque abogo
por esa lengua de las minorías, debo dejar constancia de que lo antedicho sea
la razón por la que mis sueños infantiles (sueños que no he pretendido abandonar) siempre le hayan
conferido mayor preponderancia a los parámetros que establece la realidad que
nos trasciende, que a los establecidos por esa indigente y tan poco piadosa
como imaginativa realidad que se crea la psiquis humana para estatuir mentiras.
.
(*) Una maravilla de síntesis nos ha parecido siempre la
propuesta de traducción que Quevedo le expusiera a Medinilla, el traductor de
la Utopía de Thomas Moore: No hay tal lugar.
.
"imaginary
bad place," 1868, apparently coined by J.S. Mill ("Hansard
Commons"), from Greek dys- "bad, abnormal, difficult" (see dys-) + utopia. Related: Dystopian.
.
© Cuaderno Elefante, 1ro de Octubre, 2015.
Utopía: Serrat (Utopía)
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