Tuve un
lejanísimo y muy querido ancestro, de la rama mediterránea, quien llevaba por
nombre Pérfidus Canaglia, un caballero muy admirado, pero (sobre todo) muy
respetado en toda la península italiana y sus alrededores.
Un maestro en
la filial relación entre los caninos y las tersas y firmes carnes de cientos de
inadvertidos.
Un injusto
malentendido lo llevó a terminar sus días alimentando los fuegos de una
hoguera...
No hemos
logrado aún obtener la bula para su beatificación...
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