.
.
Anochecía al despuntar la luna tras los matorrales,
sereno como el viento,
que tenue apenas se atrevía a susurrar
su estremecimiento en los ramajes,
sigiloso y venerador,
me aposté al margen de la tarde
que anunciaba matrimonio y despedida,
al casarse con la noche
y partir reverenciosa.
Quise apuntarle alguna palabra al oído,
pero su voz blanca me detuvo
antes de todo intento.
Mi amor me lo había dicho: asómate.
Mira cómo se insinúa tu adorado espejo.
Cuestión era de callar y ceder al arrullo entre las sombras.
Propicia y bienhechora fue su aparición,
radiante bandeja donde acunar amantes balbuceos.
No le pedí venia para raptarle alguna imagen,
pues postrado me sabía.
.
(23 de Enero, 2016. Escrito en horas del mediodía, al pasar por casa antes de seguir callejeando...)
.
Márquez - Danzón № 2
No hay comentarios.:
Publicar un comentario