El oído es el último sentido que se pierde.
He leído esta frase
y, al leerla la he escuchado,
se ha quedado resonando
en el eco de un auditivo reverbero
... de inmediato escucho mi voz susurrando en el silencio:
las casualidades son causales ...
Nos hincamos en el poder de la palabra,
desestimado el poder de la voz.
Le damos primacía a la palabra,
olvidando el poder de su magia.
La troquelamos en monedas de curso,
y las echamos en el monedero de cada jornal,
en nuestra concurrencia a los mentideros
donde se comercian nimiedades y picardías.
El oído no quiere escuchar,
no se lo permitimos,
le hemos adiestrado en el arte
de una desendiosada astucia.
Y así es como olvidas aquel hilo,
supuestamente imperceptible,
que nos une al timbre y vibración
de la voz que, insinuante, incesantemente
nos habla desde cada punto de la esfera.
Otra esfera te acogía
y allí escuchabas el rumor,
reverberando en el eco
de un extraño sueño.
Y caíste en el mundo
como un fruto cae en el suelo
y lo primero que sentiste,
aparte de la sensación
de ser tocado,
de ser traído y llevado,
fue el aquelarre de las voces.
Y conociste el grito,
la exclamación,
la jauría intimidante
de otras voces,
la risa y, acaso,
el llanto materno
como el misterio
de tu propio llanto.
lacl, 11 de junio, 2025
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Tu mision es la escucha, como lo es la contemplación y toda porosa apertura a los cantos del hilo conductor que te trajera al mundo. Nadie sabe cuál es la última palabra o frase que se llevará al despedirse del pulso carnal y del colorido paisaje, ambos tan provisorios como la llama del sol. No es cuestión de comparar cronómetros, pues todos son infinitos en su leve o longeva brevedad. La eterna infinitud vibra en toda existencia, tan sólo cambia de cara al descomponer el diafragma de sus colores. No es cuestión de tiempos, aunque nos lleve toda una vida perder el nuestro. El hilo te trajo aquí y el hilo te llevará.
lacl, 11 de junio 2025
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Nunca o casi nunca en mi vida he podido desligar el sentir del pensar. Tampoco es que lo haya intentado de manera expresa. No es una actitud volitiva pues, si así fuera, ya eso sería inclinar la balanza hacia un frío razonamiento. Se trataría más bien, de una arcaica necesidad de honrar un equilibrio. Sin el polo intuitivo y toda esa innegable prefiguración emanada de un saber que nos excede ("sólo sé que no sé nada"), estaría vedado para respirar los aires de este mundo.
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No puede imperar la razón donde una razón impera.
lacl, 11 de junio 2025
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Anotaciones, bocetos y adagios para una nueva serie de contracorrientes - sentencias en incertidumbre, lacl.
Dejamos aquí imágenes de la edición anterior, que incluye algunos de estos escritos, hasta el año 2005.