¿Qué estás pensando?
En más de lo mismo.
En la noche figuradamente detenida.
En la noche que avanza
sin tomar en cuenta
que somos nosotros los detenidos,
que somos nosotros los prisioneros
de un vagar sin derroteros.
Nos creamos la imagen
de nuestro propio tránsito,
le vestimos, le colocamos
una indumentaria del supuesto,
como si lo transitorio
se hubiese garantizado
el enclave de su estampa
en la perennidad.
¿Cuán absurda es esa manía nuestra
de derrochar cada segundo de vida,
cada suspiro, cada visión,
esclavizando nuestro paso
en este ya volátil,
en esta hora desarmada,
en esta fuga del alma
que no da cuartel?
No lo sé,
no se deja sopesar;
no obstante sea
tan sólo una manía,
no nos está dado el tomarla,
moldearla con nuestras manos.
Sólo me queda la noche,
aún interponiéndose
una cúpula de nubes,
tiendo mi alma a la suya.
lacl, 18 de abril, cruzando la hora del pulmón...
1 comentario:
Sí, se ve muy oscura la noche, aunque aquella primitiva noche para dormir, tal como la conocieron mis antepasados ya esta contaminada por las luces perpetuas del progreso y su incandescencia frenética productiva.
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