Las líneas, rezos o versos, como los quieran llamar, que aparecen al final de los párrafos de introducción, irrumpieron en horas de la noche de manera inopinada, inevitable, dolorosa. Me había topado ese día con una plana de prensa en la que se mostraba una foto desplegada sobre el linchamiento y posterior quema de un delincuente en una calle de nuestras barriadas caraqueñas. Se trataba presuntamente de un violador, así que no se trata de justificar delito alguno, pero no puedo menos que expresar lo que en aquel momento sentí y, al día de hoy, sigo sintiendo. Pues un acto como ése, perpetrado en la plaza pública, me sorprendió en una imagen ante la que se muestran algunas personas delirantes ante el fuego que consume la humanidad del presunto delincuente; imagen que dice mucho sobre el grado de inhumanidad a la que, como colectivo, hemos llegado.
No coloco la imagen de frontispicio en esta publicación, ya que mi interés no es ése; sin embargo, quien quiera contemplar la imagen podrá observarla a pie de página. En el frontispicio coloco una imagen reciente de la Diosa Blanca...
Salud, lacl, 13 de abril de 2024.
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El texto que sigue fue redactado en octubre del año pasado, mas no me atreví a publicarlo, no tenía la gana ni la fuerza necesarias para ello y todavía no estoy seguro de si vale la pena el hacerlo...
Reitero algo dicho hace algunos años, pero haciendo mayor hincapié sobre lo siguiente: la verdadera y única raíz de nuestros males no deviene de idearios políticos ni de filosóficas diferencias de opinión: deviene de la generalizada insensibilidad sembrada en cada humano pecho desde el primer suspiro que damos en el mundo.
Se nos ha enseñado a ser impasibles, despiadados, desapasionados, muertos para la compasión, inertes para el condolerse. En su lugar, lo que se le da, ya en el tetero, a cada niño es envilecimiento, mezquindad, arrogancia, soberbia y todo aquello que asesine el menor asomo de clemencia para con el otro. Esa es la única y verdadera causa de nuestros males, no las diferencias entre sistemas políticos o ideológicos. El ser humano, grosso modo, no quiere obrar el bien porque no piensa ni, mucho menos, siente en colectivo, quiere el mal porque se le ha enseñado a pensar sólo en sí mismo como la única medida de las cosas, un pensar desligado de todo sentimiento... Una sociedad de extranjeros. en el sentido camusiano del término...
Este comentario que sigue fue una respuesta a amigos y contactos de una red social, en ocasión de publicar esa terrible imagen con las líneas que siguen más abajo...
La cita que sigue ha de haber sido escrita por el año 2009.
(CITA)
"...Gracias a todos por sus comentarios. Ando un poco extenuado en el ánimo. Y también, con poco fuelle para el soplo de palabras. Pero no he de dejar la impronta del silencio en estos aires, luego de que me he atrevido a arrojar la vara. Estas líneas no pretendieron ser poema, surgieron de una ardiente y dolorosa necesidad.
Sobrellevar una reiterada tensión del alma, como suspendida en el tiempo, ha sido ejercicio cotidiano para quien esto escribe. Pero sé, estoy convencido de no ser el único.
Acaso no seamos mayoría los que nos vemos atacados por esa desazón de tener que padecer a una colectividad que se ha sumido en la mayor de las pobrezas, como lo es la de una insensibilidad a todo trance, la de la miseria del rencor repartido al azar, la que enaltece la deshonra humana como norma a celebrar, la que pretende hacer tabla rasa con la suma de todos; pero existimos, ciertamente. Y nos toca hablar de cuando en cuando; quedamente, a sottovoce, y no tan reservadamente, en otras ocasiones. Ese sentido de asumida extradición, suspendido a lo largo de una vida es lo que catapulta el decir..."
(CIERRO CITA)
Y hoy agrego: el vaporoso rostro de fuego sigue contemplándonos, impertérrito, en nuestra auto inmolación. Esa imagen me estremeció ayer, como me estremece hoy. Esa noche, la única respuesta que pude darme fue la de sumergirme en el agua y contemplar la luna. Buscaba cobijo en medio del frío o algo con la fuerza capaz de apagar ese inhumano fuego, tan desligado del fuego elemental. Pero no obtuve más respuestas que las aquí declaradas…
lacl, octubre de 2023.
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Con el favor de Selene y el recuerdo de Séneca…
Mi ciudad se está resquebrajando,
el país se está rompiendo a pedazos,
el mundo se desvanece,
cielos y mariposas caen descuartizados
y sus brillos yacen temblando,
como un murciélago que,
en medio de la noche,
desfallece abatido por una honda.
Todos,
hombres y mujeres,
elevan loas a la desgracia,
mientras encienden velas
a bienaventuradas hecatombes.
El suelo se rasga
y ya no quedan columnas
bajo piso alguno.
Un sulfuroso averno
se lleva a rastras
a desesperados
e iracundos.
Los pocos que se
conservan serenos,
aguardan estoicamente
por el mazo de gracia.
Nada detiene ya
el desmoronamiento
de esta piadosa Babel,
que tan orgullosamente
levantáramos para la
concelebración de homilías
signadas por la altísima
aureola del suplicio.
Somos hijos de dios padre
y, a modo de obedientes retoños,
nos impusimos impartir
hostias exánimes
entre azotes y estocadas
de agonizante martirio.
Entre tanto,
ha llegado la noche
y me sumerjo en mi tina,
mas no para cercenar
las venas de mis muñecas.
La luna,
esa puerta de plata,
puntualmente sediciosa
y seducente,
con su canto sigiloso,
elocuente y lenguaraz,
hechiza los despropósitos
de mi corazón.
Agua y luna.
Noche y recogimiento.
Viento, dicción
y entrañable libación.
En la médula de esta
soledad iluminada,
entre las crestas y volutas
que se forman en el agua
al casarse con mi cuerpo,
con la luna
y con los vientos,
aguardo por la siega
de la hora final.
Toda muerte
carga una colecta,
todo desenlace
esconde una cosecha.
Junio 23, 2009 - Louis Aleixandro Cuntreira - En una hoja suelta…
(lacl)
1 comentario:
Si ves directa o indirectamente el asesinato colectivo sufres el impacto indigesto de tal atrocidad porque en el fondo alejamos de nosotros la certeza del horror que somos capaces de escenificar en un mundo tecnológico y artificial. Más si no lo vemos o no tenemos conocimiento del hecho espantoso, es más fácil albergar la idea de que estas cosas no se pueden producir o al menos no tan cerca de nuestro buen ciudadano de a pie. La realidad del ser humano con sus terribles ejecuciones me hizo impasible desde que vi los ajusticiamientos de los cárteles mejicanos grabados y publicados en un blog. Tanta cruedad es la misma en todas partes, en todo tiempo y toda época desde que el hombre "sabio" vino al mundo evolucionado a través de millones de años. Pero seamos como los optimistas, mañana saldrá el sol otra vez, otros ciudadanos obrarán para que este mundo cambie para ser más humano... y ese acto abominable quede sepultado bajo la infinita crónica de los acontecimientos diarios, aunque tú ya nunca podrás olvidarlo.
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