LA PUERTA
Cuando ella entró súbitamente
pareció que la puerta nunca más se cerraría.
Ni siquiera ella la cerró -ella, ella-
La habitación quedó abierta para un mar visitante
que ninguna puerta podría contener.
Mas cuando ella al fin sonrió, girando su cabeza
para decir que me dejaba,
allí donde antes sonrió,
había una puerta oscura cerrándose, infinitamente,
las olas se recogieron.
Robert Graves
(Traducción, lacl)
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