Campo Santo
Vía aurea, vía espléndida,
descubrir el velo de un solapado y soterrado olvido,
por gracia de la breve inscripción en un sepulcro
Impresión,
contemplación de parajes llenos de verdor,
en derredor y en contraste con el pálido silencio
de mármoles y mausoleos,
con el ascenso del liquen por la impavidez de los bustos
como una obscura excepción de la Puerta
Pocos vuelven la vista hacia nada semejante:
La belleza regalada en la marcha de los siglos
y nuestra fruición por los nonatos lirios
El mundo es una provocación del mundo
y en secreto añoramos nuestro retorno a él
Bandadas de siglos,
cambios, evoluciones, involuciones, retrocesos y avances
para que el mundo siga siendo
este exiguo imperio sobre el culto
de nuestro aplacado paganismo
Una nueva era ha comenzado tras el parto
de una quimera cibernética
Pueblos y distancias viven despojados de lejanía temporal
(aunque las necrópolis fascinen nuestros corazones
y alimenten la duda manifiesta del lenguaje)
Signados estamos
por un símbolo de preñez
en el lugar de la muerte
Pero una írrita justicia vuelve ante los reclamos
de nuestra propia naturaleza:
irradiar el pensamiento, subirle desde el pecho,
avecinar lo abrupto que duerme debajo del tacto,
la vida que rumorosa vibra debajo de las uñas
cantando una inaudible canción en el balancín de una cutícula
y detenernos en las formas,
la facial cachetada que nos inflige
este universo de cosas,
para saborear lo pasajero del mundo
y lo que del mundo se nos puso en evidencia
...
Un irresuelto boceto de hace unos 18 o, quizás, más años ha vuelto para decirme que tenía que decirse. Esta madrugada estuvimos conversando, boceto y servidor, y esto fue lo que en la hoja quedó.
lacl 07 de octubre, 2023.
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