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miércoles, 27 de mayo de 2020

Carta de Fina García Marruz a Eugenio Florit Junio 11 de 1956 / GUARIDA DE LOS POETAS: Fina García-Marruz - Una dulce nevada está cayendo / Entrevista (Fragmento)






Carta de Fina García Marruz a Eugenio Florit  Junio 11 de 1956

Antes que nada, perdóneme esta tinta florida, o mejor, sangrienta. No se trata de ninguna predilección truculenta sino de que se ha acabado el pomo de tinta y he cogido el lápiz de calificar de Cintio.

Acaba de llegarnos su libro, y la hermosa dedicatoria. ¿Así que nos regala nada menos que el 2do ejemplar? Usted paga, como decía Martí, “a mar por río”. De todas maneras la gratitud es tan bonita que no importa que sea totalmente injustificada en su caso (pues mucho más tenemos que agradecer nosotros) para que uno se sienta como si todo estuviera bien. Tan bueno es usted que no repara si el “Obra anterior” quedó un poco alto (Cintio no pudo evitarlo) y no nos dice ninguna velada queja. Al libro, lo he vuelto a leer esta mañana (en ese 2do ejemplar dedicado, que no es el mismo que tenemos aquí) y no me ha quedado más remedio que acordarme de aquella pregunta de Juan Ramón de si era lo mismo un poema por la mañana con sol que a la tarde con lluvia, etc, pues me ha parecido a esta hora, distinto.

El poema “El Deseo” lo leímos con Feijóo, que le gustó muchísimo. “Es un poema humilde de verdad” decía él. Y es verdad que es humilde, es decir, difícil. Lo más raro de todo ¿no lo cree usted?

El libro me ha parecido hoy, no sé por qué, mucho menos sereno de lo que lo vi al principio, aunque uno vuelva a encontrarse con esa calidad 
“pareja” en versos como

“ni el dulce movimiento
que las hojas del olmo
van al aire esparciendo”

tan siglo XIX cubano, con esa cualidad, que ha perdido hoy tanto el verso, de ocupar el espacio sin amontonamiento de las sílabas, con vuelo sereno en que el ala se mueve sólo imperceptiblemente.

Uno se da cuenta de que su verdadera poesía nunca ha sido en el fondo, juanramoniana, pese a que Ud mismo, quizás, lo desease así, no sólo porque su “Doble acento” estaba ya escrito cuando llegó Juan Ramón sino porque lo mejor de lo que ha escrito después pertenece totalmente, en sus ecos más profundos, a una tradición que podemos llamar nuestra. Y le advierto que no estoy entre los que tienen a menos (¡todo lo contrario!) proceder de alguien, y muchísimo menos cuando ese alguien es un poeta como Juan Ramón, el más amado de todos. Es que sencillamente creo que esta famosa “influencia” es algo que no se ha visto con claridad, en el caso suyo. Para mí, lo esencial de Doble acento fue el descubrimiento de un verso que rompía la cesura, que parecía poder prolongarse infinitamente, con algo de brazo de mar, que no tenía nada que ver con el verso más o menos largo withmaniano o nerudiano, ya que en el suyo una traba interior parecía haberse roto y era como un vehículo que hubiese agotado ya el impulso que lo hacía moverse y que todavía siguiera un poco más, con algo del avance del agua en la playa: “adónde iré cuando se pare el corazón y mis manos se caigan hacia el suelo para abrirse un pedazo de silencio”.

No sé si esto que le digo le parezca cierto, es muy posible que me haya expresado con torpeza a pesar de verlo con toda claridad. Claro que las “Estatuas” y el “Martirio” son otra cosa —y quizás lo más bello— pero de todos modos (y le hablo de la impresión lejanísima de una 1ra lectura) para mí lo “nuevo” fue lo otro.

Y para acabar (pues la carta se va haciendo demasiado larga) le diré que de todo el libro el poema que prefiero es “El otro ardor”, poema que Cintio y yo coincidimos en encontrar muy en la atmósfera del Dante, sobre todo el final de un terceto: “como junto a la luz queda la cera (esa “cera” tan de imagen del Dante, esa “luz” y esa comparación que se coge todo el verso y a veces todo el terceto) y en el que empieza: “Como cruje al morir la enredadera”.

Gracias por recordarme otra vez y por dejarme disfrutar en su libro los serenos grises suyos, los ardores sencillos, “el sol que brilla apenas”.

Ya sabe con cuánto afecto lo recuerda siempre

Fina

PD: El manuscrito original de esta carta se encuentra entre la papelería de Eugenio Florit custodiada por la Cuban Heritage Collection de la Universidad de Miami.

FOTOS. Arriba. Entre otros, Fina García Marruz, Dulce María Loynaz, Cintio Vitier, y Eliseo Diego...




Fina García-Marruz - Una dulce nevada está cayendo


Entrevista



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