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sábado, 14 de marzo de 2020

GUARIDA DE LOS POETAS: UNO SE QUEDA AQUÍ, JUAN SÁNCHEZ PELÁEZ - BELLEZA - POÉTICA / MI ANIMAL DE COSTUMBRE / Juan Sánchez Peláez o la amistad de los poetas


Foto: Ednodio Quintero

Juan Sánchez Peláez. Si un servidor tuviera que decir qué poeta ha sido influyente en su vida, yo no tendría la menor duda en declarar su nombre. Y no me refiero al campo escritural con el que, humildemente y al tanto de mis limitaciones, pretenda rozar la poesía, ya que sencillamente pienso que nadie puede escribir como él. Juan Sánchez Peláez es inimitable. Quien eso intentare tendría que plagiarle. 

El reducto acrisolado de sus colectas poéticas, usualmente sucintas en lo que toca a diámetro, supera con creces los linderos de la palabra imaginante, que es, así la presume este servidor, una palabra cargada, como reclamara alguna vez Don Jorge Luis Borges, de belleza que se siente. No hay una línea de la poética del dulce Juan Sánchez Peláez en la que no se convoque ese sentir. Una palabra que lentamente va zurciéndose en un aire presentido. 

La razón de convocar su nombre sería una muy sencilla. Rasgos comunes fue uno de esos primeros libros adquiridos por olfato, acaso debiera agregar, por olfato poético. Ese libro marcó mi veintena. Me sentí de algún modo acompañado, de algún modo buenamente antecedido, sentí que nuestro suelo y sus caminos no estaban desandados, ni nuestro cielo desamparado. Tanto significó para mí la identificación en esos rasgos comunes y, a pesar de tantos años de soledad (pues 20 años son más que suficientes para haber catado la soledad), surgió una voz en virtud de la cual “el círculo se abría” y esa voz no se contentaba con eso, sino que te lo hacía notar, “¿ves?” 

Otra cosa he de anotar. Que la poesía pudiera ser prosa cultivada es una luz que yo le debo a Sánchez Peláez, pues cayó en mis manos un tanto antes que la palabra de Ramos Sucre o la de Cadenas, dos de nuestros acerados prosistas de la poesía, aunque algo después de la de Rimbaud o Lautreamont. Sin embargo, es de anotar las diferencias entre su prosa y la de estos insignes poetas, precursores del surrealismo, asunto en el cual no voy a adentrarme en este momento.

De cuando en cuando abro sus páginas al azar y por el mero gusto de caminar sobre la lengua de una belleza que se siente. La última vez que volví a abrir sus páginas, una madrugada de hace unas dos o tres semanas, al azar me tocó esta joya: UNO SE QUEDA AQUÍ. Un poema que, al día de hoy, como que ensancha sus significaciones, pues este borrador tiene ya varios días esperando su publicación, empresa que no podía culminar en tanto no transcribiera el poema mencionadoLo transcribo y agregamos otro de sus rasgos comunes, el de la belleza y una captura visual de su POÉTICA, todos estos textos de sus RASGOS COMUNES … Y más abajo, tal como solemos hacer en esta guarida, agregamos apoyo documental: su lectura de otro texto suyo que tatuado llevamos en el reverso de toda vocinglería, ANIMAL DE COSTUMBRE, y un bello trabajo fílmico sobre Juan Sánchez Peláez o la amistad de los poetas.

Salud!
lacl


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UNO SE QUEDA AQUÍ

Uno se queda aquí, huérfano, en la ribera lejana o en la escollera. Luego viene la mueca que es el pensamiento resignado, y una manera de considerar que nos hallamos por cierto tiempo en buena disposición física, y que luego también nos iremos de viaje. Pero no, siempre no, bosque perdido e inasible. Si nos fatiga la cicatriz bella del país y la cáscara de los caminos, si nos divierten algunas arañas en la pieza diminuta que ocupamos, si no podemos desprendernos de los amigos que sollozan con nosotros, si no disponemos para la travesía con fajas de leche y pan, si no podemos escapar, aun en puerto seguro, a los brazos de la alta y baja marea.

Juan Sánchez Peláez, Rasgos comunes. En OBRA POÉTICA, Editorial Lumen S. A. Impreso en Caracas por Editorial Arte. Primera Edición, 2004.


(P. S. Al fin lo he podido transcribir, espero que dedos u ojos no me hayan traicionado. 14/03/2020)



BELLEZA

Interrumpida mi plática, vuelvo a hablar contigo de la partida y el regreso. Todo sucedió a vuelo de pájaro, belleza: a la vez mundo compacto, cerrado y libre. Al abrir los ojos en la
llama fría, era un lorito ufano; te busqué de verdad, lamía en la sombra tus huesos, santa perra. Aunque me ausentara de ti, aunque me cubriera el ridículo, aunque estuvieras más
allá del resplandor que me envuelve; quizás cercana a la bahía, en pleno mar de verano, en medio de las palmas reales.

Juan Sánchez Peláez, Rasgos comunes, Monteavila Editores, Caracas, 1975




POÉTICA






ANIMAL DE COSTUMBRE



Juan Sánchez Peláez o la amistad de los poetas




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