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sábado, 2 de marzo de 2013

Por qué cosa y pregunta, lacl / Las Ciudades - Chavela Vargas














A Carlos Morales del Coso



¿ Cuántos descaminados
abrimos los ojos entre la noche y el día ?

¿ Cuántos permanecemos incautos,
firmes como soldados o postes de semáforo,
haciendo nuestro papel de perfectos necios,
mientras acometemos el conteo
de nuestras falseadas metas,
sin permitir el afloramiento de cada
fracaso que se apocilga en la solapa ?

¿ Cuántos insistimos en la sonrisa,
ilusos ante esta incansable fábrica
de imágenes que fundamentan su presencia
en la pre-existencia de una flor pudibunda,
obsequio de un heredado aprendizaje,
que a su pesar y al nuestro, nos muestra
lo ajenos que estamos a la extrañeza de vivir ?

¿ Cuántos seguimos blandiendo el mango
del hacha en la conciencia,
aún cuando ninguno de nuestros antepasados
lo haya esgrimido con diestra o siniestra mano
tras innumerables generaciones?

¿ Cuántos volveremos a ver en nuestro pecho
la rosa, el oro, el púrpura de la fortuita
despedida de un día no menos cierto,
no menos espléndido, no menos cotidiano
que cualquiera en que el sol no se esmera
por ser más de lo que es ?

¿ Qué me pasa ?
¿ Por qué me bañan, sin prisas,
las preguntas de las cosas ?

¿ Por qué gira sobre mi alma
la luz profunda del objeto,
sea casa, piedra o río;
sea un bolsillo vacío,
o la calle noctámbula sin gente
ni vehículo; sea el pecho del cielo
que me roba el cuerpo ?

¿ Por qué cosa y pregunta,
por qué pregunta y cosa hacen de mí
el agua que por mi piel se me desliza ?

.

Forma parte de un viejo cuaderno: "Toma luz, toda la noche"


Chagall, La casa azul














 Cartier-Bresson



















 Origen desconocido












  Origen desconocido







  Origen desconocido











 

Cielo de Caracas, lacl
 


Las Ciudades - Chavela Vargas







2 comentarios:

El Toro de Barro editorial dijo...

Me emociona que te hayas acordado de mí, y mucho menos que lo hayas hecho con un poema extraordinario, cuyas vaharadas dibujan a la perfección lo que yo pienso que debiera ser la reivindicación básica de toda obra poética, pero que, a la postre, es lo único que, por más que lo he intentado, pocas veces me ha sido dada la sabiduría suficiente para llevarla a cabo...

Contracorriente dijo...

Querido Carlos, ante todo mis ya demasiado reiteradas disculpas por mi desorden con la correspondencia. Bueno, el kaos es el gran demiurgo de la hora. Y no pretendo colocarle bombas molotov a un enemigo que, amén de invisible, goza de tantos adeptos. He querido ofrendártelo en virtud de aquella amorosa coincidencia por la llaneza de toda palabra, hasta la que pueda parecer la más insignificante de ellas y por la creencia de su valía en todo decir que aspire, al menos, a acariciar la poesía…
Salud!
LA