ILUMINACIÓN
Hay un candor del alma
que gusta de arrellanarse
entre las sombras
cuando llegada es la noche
Sabe que su fuego
es tímido y constante,
como el de la llama
de una vela,
y busca refugio en las sombras
resguardándose de la fría ventisca
de la soledad sideral
La noche se asoma a sus ojos
para montarle la escena,
el lienzo magnífico
de sus luces,
acercarle al aliento el infinito,
y en el ínfimo candor del alma
se consuma la maravilla:
le presta fuego a la ofrenda,
sumando la chispa a lo inmenso
El éxtasis irrumpe
en la amorosa fricción del fuego
con la melena del firmamento,
donando su simiente
al vientre sideral
y soledoso del cosmos
No hay fuego que no se apague
ni vela que no se extinga,
pero el alma es arrojada y se aventura
y desde el rincón de su llama
lanza al sinfín sus efluvios
La noche se impone
y calma sus ardores
Y hace del sueño un cobijado lecho
donde tender sus amores
Más tarde abres los ojos
y el alma vuelve al cuerpo,
el cuerpo vuelve al día
y el sol entra en tu pecho
y te regala la iluminación.
lacl, 10 de enero, 2025, al saludar el día, aunque se escriba desde la oscuridad.
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