RASGADO DE UN VOTO DE SILENCIO, lacl.
Estoy molido
como grano de cebada.
Prevenido para la diáspora,
dispuesto a entregarme
al jovial sacrificio
de los vientos, de la tierra,
del pan y de las manos.
Nada importa hacia donde viaje
cada corpúsculo de mi alma.
Porque mi cuerpo se ha convertido
en alma de cebada,
en desgranado y aspersado
vuelo de un mirar que se salta
todas las vallas del corazón
y se enquista en un trino alado,
gozoso de librar sus ataduras.
Nada importa el extravío.
Porque perderse es volver a la semilla.
Estoy molido como grano que no piensa,
sino que vuela al vaivén
de las horas laboriosas,
sean de humana o
de celeste mano.
No hay que engañarse.
Les quiero, les quiero a todos,
no obstante los dardos minuteros
que, incansables, pretenden
oscurecer el aura.
Pero, ¿cómo explicarme?
Quiero más al todo
que restalla en la cutícula.
No rechazo el vivir,
tan sólo le pido
que me permita volver
a la enramada en que se posa
el todo del olvido.
Te aferras al ramaje,
con mirada aguileña
le preguntas a los prados
el por qué de tanta belleza.
Y un viraje del aire
te responde que se ha abierto
el portal de la memoria.
lacl, justo ahora cuando comienza a caer la tarde, y rompiendo un voto de silencio, 14 de agosto de 2024.
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