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lunes, 24 de abril de 2023

Una memoria, en torno a libros y amistades, lacl (2016). /

 



Una memoria...

Ayer nos gritaron un par de amadas amigas: ¡mira! ¡Yine y Luis han salido a la calle! Eso fue a todo pulmón… ¡No lo podemos creer!  

Eran las queridas Nadesda y Rosalexia. No estábamos enterados de que nos habíamos ganado tan buena fama de ascetas o eremitas. Así que nuestras carcajadas se hicieron sentir en los pasillos de la Plaza Altamira, y yo como suelo ser tan espontaneo respecto de la risa creo que perturbé por un momento a quienes a pocos metros mantenían un coloquio con el público. Así que nos hicimos a un lado y seguimos la que por siempre ha sido una animada cháchara. Y nos reímos un tanto más, a sottovoce, de la parodia surrealista que ha transformado nuestras calles en una emulación de clausurado cementerio.  

La verdad es que no creo que seamos los únicos seres de este país que han dado un giro a sus costumbres, ¿y para qué iríamos a caer en el asunto del desconsuelo y la desolación que se ha empeñado en imponer una secta de seres sombríos e infelices a todo mundo en nuestros predios?  Los seres desdichados, aquellos que con espíritu de rémora persiguen oro y poder, a cómo de lugar, pasan la vida medrando. Puede ser que logren su cometido de hacerse  con el botín, pues en sus almas no hay espacio para otra cosa que la práctica de la expoliación. 

Así que ¿cuál sería la razón de peso suficiente como para que se justifique el que uno permita que le contagie el mal una secta de mórbidos? Esa es la verdadera razón por la que, en reiteradas oportunidades, nos hemos inhibido de coger hacia la calle. Para preservar nuestras humanidades de una agobiada multitud, un colectivo exhausto de chocar, una y otra vez, con el muro de una vida contrahecha.

Pero ayer era otra cosa, nos dijimos… No queríamos perdernos La charla y la presentación del libro Crónicas sádicas, del querido Salvador Garmendia. Llueva, truene o relampaguee, con o sin carro, vamos a ver a los amigos. Y la verdad es que ha sido para nuestro contento el volver a sentarnos todos en torno a la mesa. Salvando los obstáculos de tener que cruzar las calles de tu ciudad, como si se tratara de una maqueta.  Un país que se sostiene como con artefactos de piñatería, con papelillo y serpentinas.  

En fin, no voy abundar (por los momentos) en este asuntillo que amenaza con llevarse todo al traste. Acaso luego vuelva a la carga, pero  que sea por motivos diferentes, como los de develar la inveterada falsía de los desdichados y no en un marco como éste, que ha sido propiciado por el culto y la celebración de la amistad.

lacl, 24 de abril 2016

Sigue...

Me dije, no compro un libro más, luego de obtener los de Homeopatía que tanto añoraba Yineska, las "Confesiones" de García Bacca, El inquieto anacobero, de Mujica y otros títulos que nos sedujeron, a precios módicos en el stand de UCV. 

Pero luego del grato reencuentro con Walter Rodríguez y una buena y salpimentada conversa con él, veo brillar un libro en sus anaqueles y le exclamo: ¡pero cómo! ¿Tú tienes ese libro? Y salgo corriendo a tomarlo. Se trataba de las memorias de Albert Speer, extraviadas hace muchos años (Speer, el arquitecto de los sueños de grandeza de Adolf Hitler). Así que no pude evitarlo. Esas memorias han vuelto a casa luego de más de tres décadas de extravío, entre otras arcaicas maravillas…

lacl, 24 de abril 2016















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