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jueves, 30 de abril de 2020

Alan Watts, Los límites del lenguaje. / Alan Watts ~ Limits of Language / Mike Oldfield - In the beginning & Let there be light





Un fragmento de la exposición de Watts:


Emerson escribió lo siguiente en un famoso pasaje: «A las rosas que hay bajo mi ventana no les preocupa si son mejores que las rosas anteriores ni si las rosas que vendrán después serán mejor que ellas. La rosa simplemente existe; existe con Dios hoy día. Pero los seres humanos, ignorantes de las riquezas que les rodean, siempre están listos para prever un futuro, y no saben vivir completamente aquí y ahora».

Ese es el punto principal que no alcanzamos a ver en ciertas culturas y ciertas otras especies. Gran parte de la contribución de las culturas africanas a la nuestra, especialmente en el mundo de la música, están relacionadas con estar vivo aquí y ahora, en lugar de hacer planes para otro momento.

Alan Watts, Los límites del lenguaje. 


LOS LIMITES DEL LENGUAJE, Alan Watts

         Cada visión que tenemos del mundo no es más que una manera de ver las cosas. Y existen infinitas maneras de ver. OM.
         Cuando pensamos que entendemos algo, la mayoría de nosotros queremos decir que hemos logrado traducirlo a palabras.
         No obstante, entendemos un enorme número de cosas que no sabemos expresar con palabras. Entendemos cómo respiramos, por ejemplo, pero no somos capaces de decirlo con palabras.
         De alguna manera hemos llegado a un estado mental en el que, a menos que expresemos las cosas en palabras (especialmente el tipo de cosas de las que he estado hablando), pensamos que no las comprendemos.
         Existen modos de vida enteros que no pueden entrar dentro de los esquemas que consideramos sensatos o académicamente respetables. Esto incluye el modo de vida de las plantas. Decimos que una persona cuya mente y cuerpo apenas funcionan se ha convertido en un mero vegetal. Esto es un insulto para los vegetales. Ningún vegetal es un mero vegetal.
         Mientras más sabemos de botánica y más empleamos la imaginación para intentar ponernos en la situación de una rosa, más nos damos cuenta de que esa es una forma de vida muy importante.
         Emerson escribió lo siguiente en un famoso pasaje: «A las rosas que hay bajo mi ventana no les preocupa si son mejores que las rosas anteriores ni si las rosas que vendrán después serán mejor que ellas. La rosa simplemente existe; existe con Dios hoy día. Pero los seres humanos, ignorantes de las riquezas que les rodean, siempre están listos para prever un futuro, y no saben vivir completamente aquí y ahora.
         Ese es el punto principal que no alcanzamos a ver en ciertas culturas y ciertas otras especies. Gran parte de la contribución de las culturas africanas a la nuestra, especialmente en el mundo de la música, están relacionadas con estar vivo aquí y ahora, en lugar de hacer planes para otro momento.
         Decimos que otras culturas son primitivas porque no siguen el plan de funcionamiento cultural que tenemos nosotros para el futuro. A menudo, se trataba de pueblos que eran felices de vivir en su lugar de origen, pero nosotros hemos llegado haciendo alboroto e interfiriendo con su manera de vivir y les decimos que, como no se interesan en el «progreso», no son verdaderamente cultos. Hemos buscado la confirmación de esto en el hecho de que estos pueblos vivían en un mundo sin historia.
         No obstante se dice: «Felices los pueblos que no tienen historia». Después de todo, ¿en qué consiste la historia? Es una serie de juegos de poder, de conquistas, de batallas, de disturbios, de gente que sólo piensa en sí misma.
         Por cierto, la cultura existe muy independientemente de la historia. En una cultura sin historia, la mayor atención se pone en ir completamente unido a las cosas que se repiten de ordinario y que tienen lugar día tras día: actos como cocinar, cultivar la tierra, cazar y hacer el amor. Estas cosas reciben la mayor atención y, a consecuencia de ello, se transforman en bellas artes.
         Esta manera de vivir sin historia es algo que debemos aprender a apreciar en Occidente.
         ¿Os dais cuenta cómo queda afectada nuestra consciencia por el hecho de estar constantemente expuesta a lo que llamamos noticias? Leemos los diarios, oímos las noticias en la radio y recibimos la impresión de que el mundo es una especie de carrera. Hay ese algo que sucede y al que llamamos historia; los periódicos nos hablan de ella. Oímos horrores, injusticias, de sastres, juegos políticos (todas esas terroríficas noticas) y nuestras glándulas reaccionan ante ellas segregando adrenalina, preparándoos para combatir la perversidad y la injusticia, y no podemos hacer absolutamente nada al respecto.
         Sólo las personas más influyentes, tras leer en el diario que ha sucedido algo horrible, pueden coger el teléfono para llamar a un amigo y decirle: «¿Qué diablos estás haciendo?» y corregir un poco la situación. Una persona ordinaria que desee llamar a un senador, al presidente, al presidente del Tribunal Supremo, ni siquiera podrá ponerse en contacto con ellos; sólo tendrá esta furia adrenalínica en su interior sin ninguna posibilidad de disiparla.
         Nos hallamos en medio de un sistema de comunicación que no funciona. Es decir, toda la radio, la televisión, los diarios, etc. (toda la información que recibe todo el mundo) en realidad es inútil porque no hay nada que podamos hacer al respecto.
         Además, existe una enorme diferencia entre el mundo tal y como es, y el mundo tal como lo describimos. Suponemos que el mundo de la televisión, los periódicos, las películas, los libros, las revistas,Time,Newsweek, representa lo que sucede en realidad, ya que nos hemos aclimatado a la cultura literaria de un estado industrial occidental.
         Pero no es así.
         Al igual que la opinión que uno tiene de sí mismo no es lo que uno es en realidad, las noticias no son lo que está sucediendo. Se trata de una visión particularmente deformada de lo que sucede, la expresión del limitado intelecto de los políticos y los reporteros.
         Lo que en realidad sucede en el mundo es muy. muy diferente. Cada visión que tenemos del mundo y cada selección de lo que es importante que hacemos, es simplemente una manera de ver las cosas y existen infinitas maneras de ver.
         Los grandes artistas lo han demostrado al enseñarnos a ver. Anteriormente hablamos de la progresión de pintura figurativa a pintura no figurativa, pasando por el paisajismo. Quedaríamos atónitos si pudiéramos ponemos en la actitud mental de un erudito europeo del siglo XIV que atravesara los Alpes. Podemos, imaginamos que esa persona se daría cuenta de que las montañas eran absolutamente magníficas, pero el erudito las veía solamente como una amenaza y un obstáculo que debía vencer. No veía nada bello en todo eso, hasta que los artistas se lo mostraron.
         AI considerar estas cosas nos damos cuenta de la medida en que nuestro conocimiento del mundo es un conocimiento convencional. Ponemos atención en una selección de cosas particulares que, a través de un lavado de cerebro, hemos aprendido a notar y menospreciamos el resto.
         Es como si el mundo fuera una mancha de Rorschach y hubiese una sola interpretación oficial de esa mancha. Todo el mundo está de acuerdo en que así es.
         Luego vendrá un gran genio que nos dirá que podemos ver el mundo de manera totalmente diferente y, al principio, todos creerán que está loco. Pero si el genio insiste durante el tiempo suficiente, llegamos a aceptar la nueva visión.
         Actualmente podemos ver los cuadros de Cézanne y damos cuenta de que la cosa es así. Podemos ver los cuadros de Van Gogh y darnos cuenta de que él realmente comprendió lo que se siente.
         Ellos nos enseñaron a ver.
         Cuando yo era pequeño pensaba que el arte chino era fantástico. Las cosas no se parecían a los cuadros; las flores y las montañas estaban estilizadas, eran muy extrañas. No obstante, cuando me acostumbré al arte chino, me di cuenta de que los chinos observaban las cosas con increíble exactitud.
         En el Museo Victoria & Albert de Londres, en una ocasión vi una xilografía de un tigre. Era el tigre más complicado y fantástico que había visto en mi vida y estaba seguro de que nunca sería posible descifrarlo, pero me interesaba mucho porque era sumamente extraño.
         Así que saqué mi cuaderno de dibujo y copié la estampa. Seguí todas las extremidades del tigre con gran cuidado y descubrí que su arreglo era completamente lógico. No era nada extraño en absoluto, simplemente se trataba de una pintura muy inteligente de un tigre, magistralmente lograda.
         Cuando finalmente pude visitar el Lejano Oriente, me pareció deliciosamente divertido ver hasta qué punto el Japón se parecía al Japón. Ahí estaban todas esas pinturas, ante mis propios ojos, en mi vida diaria. Las pinturas ya no me parecían extrañas.
         La moraleja de esto es que cada uno de nosotros tiene cierta visión del mundo que nos horroriza tanto como nos deleita. Desde la cuna a la tumba tenemos un programa que, según creemos, la sociedad aprueba, y nos sentimos muy inquietos si no lo seguimos exactamente. La interpretación social del Rorschach cósmico se expresa en palabras y convenciones, y pensamos que eso es la vida. Bueno, pues no lo es en absoluto.
         Al intentar escapar de la convención y de las barreras que las palabras crean entre nosotros y la realidad, podemos renunciar a nuestra identidad y decir: «Ahora el juego se terminó. Vamos a ver lo que hay detrás de todo esto. ¿Qué está sucediendo en realidad?»
         Tened cuidado para que el próximo swami que pase ante vosotros no os venda una nueva versión institucionalizada del mundo real. Por ejemplo, la noción de que cuando uno «despierta», todas las diferenciaciones se desvanecen, es una concepción convencional del universo.
         Ahora bien, es obvio que hay una manera de ver el mundo por nosotros mismos; posiblemente esta visión estará de acuerdo con lo que otra gente ve y podremos comunicar esa manera de ver a los demás. Tal vez no sea más que un brillo fugaz en los ojos lo que nos indique que alguien más lo ve exactamente como nosotros.
         Todas nuestras prácticas de meditación son simplemente para abrir nuestra consciencia a lo que sucede, por oposición a lo que se dice que sucede. Para hacerlo, debemos suspender nuestras palabras, dejar de hacer descripciones y estar alerta a lo que realmente sucede.
         Es así de simple.
         Si en realidad llegamos al punto en que no hablamos de ello todo resulta perfectamente claro. Todas las dificultades se desvanecen cuando uno se halla en la dimensión no verbal de la consciencia.
         La teología, la filosofía y la metafísica, tal y como hablamos de ellas, dejan de ser un problema urgente. Vemos las respuestas a todas las preguntas que se hacen los teólogos y los metafísicos y vemos también por qué sus preguntas son absurdas.
         Vemos cómo es posible que este momento sea lo que siempre buscamos...
         el Acontecimiento Divino     hacia el que se mueve toda creación.
         Todo se hace absolutamente claro si, al menos temporalmente, suspendemos las descripciones y los comentarios, y experimentamos directamente la vida.
                  OM
          
         Escucha.
         Escucha con atención.
         Escucha ese sonido.
         ¿Qué es?
         ¿Una corriente de aire?
         ¿Unas cuerdas vocales que vibran? ¿Tus propios tímpanos?
         ¿Algo que fluye en tu cabeza?
         Es todo eso.
         Ese sonido eres tú que vibras.
         Ese sonido eres tú.
         ¿Y quién eres tú?
         No me digas tu nombre, tu dirección y tu oficio.
         Sabes que son sólo máscaras, disfraces, la Gran Actuación. ¿Quién la representa? ¿Tu cuerpo?
         ¡Vaya actuación!
         ¿Y quién pone el cuerpo?
         Tu padre y tu madre. ¿Te pusieron ellos aquí?
         Vamos, no digas tonterías.
         Sabes muy bien quién eres, pero no lo quieres admitir.
         Ahí, profundamente, en el centro, en el centro de tu corazón lo sabes. Siempre has estado aquí y siempre lo estarás.
         Y el tú en ti es el mismo que el tú en mí.
         No eres un turista de visita en este mundo por un tiempo. Perteneces aquí, como la manzana al árbol.
         Y, así como la manzana es la energía del árbol, tú... sí, tú... eres la energía del mundo.
         No sabes quién eres, ¿no es así? No puedes llegar a ti mismo en realidad. Al igual que la yema de un dedo no se puede tocar a sí misma y los dientes no se pueden morder entre ellos.
         Y eso se debe a que tú, el tú profundo,
         es lo que llamamos Brahmán.
         El Ser del universo.
         El eso que no puede ser superado.
         El corazón y fundamento de todo lo que sucede.
         Piensas que vas a morir algún día. Sí.
         Eso es porque de vez en cuando tienes que apagarte a fin de que sepas que estás encendido.
         No puede haber arriba sin abajo, una parte trasera sin un frente,
         Un día luminoso sin una noche oscura.
         Todo es una pulsación.
         Así, ¿qué estás haciendo, Brahmán?
         Estás jugando solo a encenderte y apagarte,
         Al escondite contigo mismo.
         Simplemente vas por la eternidad en medio de la aventura Te olvidas de quién eres, en realidad.
         De vez en cuando finges que no eres más que un
         John Doe, o una
         Mary Smith, o una
         mariposa, o una
         oruga, o una
         estrella.
         Y que estás perdido en medio de un enorme Mundo Exterior Que tú no eres.
         Que no comprendes.
         Que no controlas.
         Por supuesto, debe haber un Otro para producir la sensación de que tú eres tú.
         Y para que te sientas realmente tú, ese mundo exterior debe sentirse realmente extraño, diferente, misterioso, i Viejo tramposo!
         En las profundidades de tu ser lo sabes todo y
         lo que quieres es que te sorprendan.
         Por eso debes dejar que las cosas se salgan de control.
         Tienes que sentirte perdido y solitario
         y llevas el juego hasta el fin
         inventando deseos y amores
         miedos y terror
         ansiedades devoradoras y
         mil delirios.
         Todo para poder imaginar que no eres tú Sino ESO
         el que lleva la batuta.
         pero nuestro secreto es...
         ¡Que tú eres ESO!
         Tú llevas la batuta.
         Al no dejar que tu mano derecha sepa lo que hace la izquierda.
         Al hacer que la vida sea una brecha vertiginosa entre lo que haces y lo que te sucede.
         Esa es la gran ilusión, la comedia.
         La Gran Actuación.
         Y no sólo juegas tu juego con elementos tan simples como Encender y Apagar, blanco y negro, vida y muerte.
         Para que parezca todo lo real que sea posible este mundo que tú representas debe ser tan complicado que no lo puedas descifrar.
         Así, entre
         el blanco y el negro, está toda la gama de colores.
         Entre un fuerte puñetazo en la cara y
         el intento de tocar el aire
         están todas las texturas de
         sentimiento
         ardor
         palpitación
         empujones
         abrazos
         caricias
         cosquillas
         besos
         roces
         fricciones
         y el viento leve sobre la piel.
         Tu mundo es todos estos elementos
                  de vida y sonido
         de gusto, olfato y tacto
         entretejidos en muchas dimensiones en el
         fabuloso telar de tu cerebro.
         Tu cerebro.
         La cosa más complicada del mundo.
         Que tú mismo creaste sin pensar siquiera en ello. Siempre has sido tú.
         Ya que tú, yo, el Ser es simplemente lo que hay y todo lo que hay.
         Todos somos rayos de un centro, tetas de una marrana, sonidos de una flauta.
         Para siempre jamás.
         Pero no resulta monótono ni aburrido
         porque lo olvidamos constantemente.
Mantenemos encendido lo Encendido intercalando Apagones.
         ¿Cómo es ESO de grande?
         ¿Cuánto dura un Encendido?
         ¿Cuánto dura un Apagón?
         Digamos que el hombre y la mujer, la vida humana es una danza que dura 4.320.000 años (sólo para dar una idea de la enormidad)
         Y desde luego
         hay todo tipo de danzas al mismo tiempo con sus propios ritmos Danzas de estrellas.
         Danzas de rocas.
         Danzas de peces.
         Danzas de insectos.
         Danzas de plantas Y extrañas escenas animales como danzas de cocodrilos
         y de elefantes.
         La danza humana dura 4.320.000 años, un período al que llamamos kalpa.
         Antes de que comience y
         después que termina
         siempre hay otro kalpa
         o período de apagón
         durante el cual el ser es simplemente el ser
         y no finge ser este yo o ese tú.
         A ese período de descanso le llamamos Paz. Desapego. Bienaventuranza pura.
         Cuando los 4.320.000 años de descanso llegan a su fin
         la danza comienza de nuevo
         aunque siempre parece igual que la primera vez.
         Cada día es hoy.
         Y después
         a través de muchos siglos
         a través de muchas pulsaciones de despertar y sueño vida y muerte
         extiendes tu mundo a través de un ciclo temporal que
         varía de humor
         como un arco iris, que va
         del violeta al rojo, del
         deleite real a la destrucción y el fuego. Ya que así como no hay violeta sin rojo no hay placer sin dolor.
         Existen cuatro grandes divisiones del kalpa.
         Se las ha comparado con las cuatro tiradas del juego hindú de
         dados.
         Primero está la tirada perfecta de cuatro.
         Después, la tirada ligeramente imperfecta de tres.
         Luego, la tirada de dos, y finalmente, la tirada peor, de uno.
         V así, el primer período dura 1.728.000 años
         durante los cuales el mundo es tan perfecto como una flor fresca tan inmaculado como la piel de una joven hermosa.
         El segundo período es un poco más corto.
         Dura 1.296.000 años
         durante los cuales entra en la vida un pequeño elemento de mal y
         decadencia
         Y se marchitan ligeramente las puntas de los pétalos.
         El tercer período dura 864.000 años.
         Durante esta era los poderes del bien y del mal se hallan equilibrados.
         El cuarto período dura solamente 432.000 años y en él los poderes del mal y la destrucción lo dominan todo.
         Al final tu Ser eterno
         toma la forma de Shiva, el señor de la renovación mediante la
         muerte.
         Tiene el cuerpo azul, diez brazos y lleva un collar de calaveras. Pero una de sus manos, con su gesto, nos recuerda que todo eso no es más que ilusión y juego.
         El Shiva baila la danza del fuego
         en la que se destruye el mundo material.
         Y el Ser regresa al estado de Paz
         desapego y
         bienaventuranza pura.
         Todo esto sucede eternamente kalpa tras kalpa tras kalpa y no solamente en este mundo visible que llamamos universo.
         Ya que este universo que conocemos
         tan sólo es un grano de polvo en otro universo.
         Y todos los granos de polvo de este universo que conocemos contienen diminutos universos sin medida.
         Sin fronteras dentro del átomo.
         Sin fronteras en la inmensidad.
         Por enorme por incomprensible
         por aterrorizante que nos pueda parecer toda esta demostración
         todo eso es básicamente hacer
         tu propio ser interior.
         Ese Ser que no puedes tocar ni ver
         ni clavar con una aguja ni controlar
         porque está demasiado próximo
         demasiado cerca
         justo en el centro de todo.

         Porque eres tú.

...

En el libro OM, La silaba sagrada



Alan Watts ~ Limits of Language





Mike Oldfield - In the beginning & Let there be light


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