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martes, 23 de julio de 2024

Cedazo, a la hora del pulmón, lacl

 




Cedazo. 

Un lienzo blanco pasando

tersamente ante la vista. 

En ese lívido tul 

se acrisola la hora 

del contemplador. 

La hora sola se sabe,

mientras el velo roza 

y acaricia los contornos 

de la diosa condoliente 

del testigo de la noche. 


Él es un reverenciador,

es el rendido amante,

el que calla sus cuitas

ante los hombres, 

el que entre los soliloquios

del silencio

aprendió a hablar y a tentar, 

con los brazos del mirar,

la ofrenda secreta,

el pulso que danza en el corazón,

que se rebela y se rinde

entre diástole y sístole, 

porque de algún modo él sabe

(acaso alguien se lo dijo en el sueño),

que está por siempre atado

a la membrana de otro corazón,

que del cielo baja

y con sus efluvios le abraza.


lacl, 23 de julio de 2024, hora del pulmón.





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