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martes, 10 de julio de 2012

Escrito en el aire, vuelo 694

 












Escrito en el aire, vuelo 694


La glosa de abajo fue escrita entre el 22 y el 23 de Junio pasado, pero no había podido subirla hasta tanto no pudiera yo armar un álbum con parte de las fotos tomadas en Zamora, así como con algunas otras en el viaje de ida y vuelta y de estancia en el centro de Ciudad de México y el apacible Coyoacán, de la mano hospitalaria del poeta Roberto Arizmendi. Es una mínima parte de mi archivo memorioso (amén del de la cámara), pero es súmmun de lo que alojado se vino en mi corazón. Y como a mí me gusta recordar, agreguemos que el corazón viene de suyo alojado en el ombligo de esa palabra, re-cor-dar…

* * * * *

Al fin he vuelto a casa, cargado de la gracia de los días compartidos con los poetas convocados a Zamora y con el gentilicio y abrigo de los mexicanos, en especial de los zamoranos, tantas veces confirmado en cada esquina. Llegué directo a dormir, debido a los escasos momentos de siesta.

Quise soñar despierto, en la medida en que ello me fue posible y dejar que los sueños se recreen, ahora en casa y con la venia del recuerdo alojado en los sentidos. Aún estoy algo embotado tras el vuelo de regreso, cruzando el cielo en horas en que el alma acostumbra adocenarse con los sueños.

Pero es tan grande el archivo de imágenes sensuales que me traje en la memoria, que contados fueron los momentos en que el desfallecimiento logró vencer a la vigilia de quien viene recreándose entre fantasías de despabilado.

En el viaje de ida, cuando ya estábamos a más de medio camino en el aire para llegar a México, vino a mi mente la figura de Sor Juana y, de inmediato, surgieron unas líneas, tres dodecasílabos y tres endecasílabos, sin rima (no suelo escribir con rima o métrica).

La última línea la perdí en medio de un espejismo. Espero que venga de nuevo en mi rescate, una vez que vuelva al regalado sueño. Acá las dejo, a modo de ofrenda.

Un abrazo mundial y provecto, como el que pregonara Vallejo.

LA


P. S. El 26 de Junio, en la madrugada, a la hora del pulmón, vino la voz a despertarme y remendar la página con el dodecasílabo perdido y que va al final del breve texto.


(Escrito en el aire, vuelo 694, 13/06/12)

A Sor Juana Inés de la Cruz


¿Es tránsito la vida, con principio y fin?
¿Haz de luces infiltrándose en las sombras?
¿Moridero precoz, dardo insolente?
Las uñas en la piel, arco dorado,
destrenzan la razón, tejen milagro,
sumiéndose en la noche, verbo encantado...

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El sistema del blog para subir fotos no es muy práctico comparado, por ejemplo, con el de Facebook. Acá se demora uno un siglo tratando de subir cuatro fotos... Luego trato de agregar más.


Foto grupal de los poetas asistentes al Encuentro.


Leyendo en la Casona Pardo, con Maya Lima e Ignacio Díaz.


En el camino a Zamora, desde Ciudad de México.


Los Robertos (Reséndiz y Arizmendi)




Netzahualcoyotl
(Mural de Diego Rivera, D.F.)

Toda la redondez de la tierra es un sepulcro: no hay cosa que sustente, que con título de piedad no la esconda y la entierre.

Esta foto fue tomada por el poeta Roberto Arizmendi, Leticia Luna y Graciela Salazar Reyna, un servidor al fondo...










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