Fue hace varias noches. Oscurantina y lecturas a la luz de
las llamas de un par de velas; luego, en noches subsiguientes, con la
asistencia de una rescatada linternita. Había dado, unos días antes, con un
hallazgo fabuloso, dentro de esa mínima epopeya que encarna en toda historia
personal. Andaba buscando un libro desde, hace ya, demasiados años dolorosamente
perdido (el bellísimo e iluminador tratado sobre el apotegma del amado Erasmo).
Pero cuál no sería mi sorpresa cuando, al remover unos
muebles un tanto amontonados debido a algunos reacomodos familiares, aparecieron
como por arte de magia, varios libros igualmente extraviados y extrañados.
Entre ellos, aquel viejo tomito de poesía ante el que un imberbe desconocedor
de poesía no pudo ocultar su curiosidad, dado el título: Una noche con Hamlet y
otros poemas. Fue el mismo año, si mal no recuerdo, en que un servidor se hizo con un “Animal de
costumbre”, para internarse venturosa y amorosamente
en las aguas de la varia poesía venezolana.
Fueron Juan Sánchez Peláez y Vladimir Holan, dos de los
primeros poetas que leyera ese muchacho con embelesada curiosidad. Creo que
hubo algo de protector azar en la caída de esos libros en mis manos. Me sentí tocado
aquellos días. Nunca más me abandonó aquella frase con pregunta del querido Sánchez
Peláez: …el círculo se abre, ¿ves? Y aquella sombra de una desconocida,
atosigada y zarandeada Europa en las dolorosas páginas de Holan, la que no imaginábamos
acaso tan cercana en los dolores.
Lo cierto es que lo primero que leí de ese rescate fue lo
que el azar me propuso, el poema Europa, que casi al final del tomo se
despliega doloroso. Y en las noches subsiguientes me estuvieron atacando mil y
una imágenes indecibles. Hasta que hace dos noches el impulso me ha dicho, ¡basta!
Toma el lápiz y escribe. Lo que hice de seguidas. Pero fue un rasguño en
reposo. Pues el sueño vino, como hiciera en otras ocasiones, en mi auxilio, a
dictarme aquello que yo no sabía cómo decir. La voz me dijo: “el gran ausente”
y allí estuvo la clave de un suspenso de dos noches. Acá dejo, por supuesto, en
primer término, el acrisolado y punzante poema de Holan. Y, de seguidas, la
glosa escrita en tributo de Holan y su amada causa.
Salud!
lacl
*******
EUROPA
Todas las prisiones del mundo están construidas con las piedras
que cayeron sobre Jesucristo.
Y las manos de los ricos continúan haciéndolo,
así que no pueden dar ni la menor limosna.
Crece, pues, una cárcel tras otra
y casi todos estamos presos en ellas
y perecemos en ellas como si Dios mismo deseara
estar en nosotros tan sólo sin nosotros...
(Traduccion
de Josef Forbelsky)
Barral Editores, Ediciones de Bolsillo. Barcelona, 1970.
EL GRAN AUSENTE
A Vladimir Holan y su Europa
Todas las piedras siguen cayendo
sobre Cristo, Vladimir.
Y sobre Magdalena
y toda su humana estirpe,
milagrosa porque persiste;
en cada Magdalena
la vida insiste.
Pero la Gran Prisión
se sigue construyendo,
ya no en Europa,
sino en cada continente.
Los fariseos siguen,
a trastiendas, gobernando
y la prisión es sólo una;
una gran red de calabozos
es lo que hoy une al mundo.
No se escatima en canteras.
Allá van a dar todas las limosnas
de los beatos y las magnánimas almas.
Y el Gran Ausente
continúa señoreando entre clamores,
lavándose las manos,
cual Pilatos.
lacl, 08
– 10 de Abril de 2019
No hay comentarios.:
Publicar un comentario