Al parecer, sigue causando escozor aquella glosa que versa sobre la no-violencia que parte de los pensamientos de Thoreau y que fueron asumidos por Gandhi en la India. Así que reitero lo publicado hace ya casi nueve años.
Salud!
lacl
*******
JUEVES, 4 DE NOVIEMBRE
DE 2010
Aunque tarde la
publico, es una exigencia que me hago. La fuerza de la verdad es una glosa
tomada del diario Tal Cual, en ocasión del fallecimiento de Franklin Brito.
Comulgo con ella en todos sus puntos.
lacl
LA FUERZA DE LA VERDAD
Santiago L. García
Si Gandhi hubiese
nacido en la Venezuela actual, hubiese fracasado. En la primera huelga de
hambre hubiese muerto. Como se sabe, la eficacia del satyagraha (la “fuerza de
la verdad”) estribaba fundamentalmente en que ocurrió dentro de un marco
jurídico y judicial inglés que apelaba a los ideales de la ilustración
kantiana. Por eso, no hubiese funcionado en el contexto y bajo el ideal de
justicia del sistema nazi, como él mismo lo supo. Ni dentro del parapeto
completamente insincero y cínico del sistema judicial venezolano actual, frente
al cual toda huelga o paro puede llevar a la aniquilación de sus protagonistas
pero sin ceder ni un ápice el control del poder.
El satyagraha de Gandhi
implicaba desobedecer leyes injustas a cualquier riesgo, pero sin dar lugar al
resentimiento o al odio personal. La fuerza de la verdad implicaba oponerse a
otra fuerza pero considerando siempre un respeto humano por los hombres que
defienden lo contrario quizás convencidos de que tienen razón.
De allí que toda
violencia es mala. No puede haber una violencia mala y otra buena porque
siempre toda violencia denigra o degrada la condición humana de quien la recibe
(y de quien la inflige). Simone Weil decía que “el frío del acero es igualmente
mortal tanto en la empuñadura como en la punta”. Hay en toda violencia una
parte irreductible de injusticia con respecto a quien la soporta y esta
injusticia es en sí misma injustificable. Hay un contenido inhumano en todo
acto de violencia que pervierte mi relación con el otro.
Fue Gandhi quien nos
proporcionó el término de no-violencia. El mismo tradujo la palabra en
Sánscrito ahimsa por la palabra en Inglés “non-violence”. Según nos explica
Jean-Marie Muller, el término está compuesto por el prefijo negativo a y del
sustantivo himsa que significa el deseo de violencia que existe en cualquier
ser humano. Para Muller, es urgente tomar conciencia de este deseo de violencia
que radica en nosotros y que contradice, a veces inconscientemente, nuestra
vocación hacia la humanidad. Nos toca, entonces, reconocerlo, amaestrarlo,
autorregularlo, no rechazarlo. Será necesario transformarlo, transmutarlo,
convertirlo para que su propia energía deje de ser destructiva y se vuelva
constructiva. Agrega que la estructura de la lucha no-violenta es tripolar. Se
crea lo que llama una “triangulación” del conflicto. El tercer polo del
conflicto es la opinión pública. Hay, por lo tanto, tres actores: los
resistentes, los que toman las decisiones y la opinión pública. Pero en los
primeros debe haber mucha serenidad, dignidad y coraje, como lo hubo en todos
los indios que acompañaron a Gandhi.
Franklin Brito, a su
modo, pareció comprender esto. Murió sin rencores, sereno y dignamente.
Mahatma Gandhi: Satyagraha
No hay comentarios.:
Publicar un comentario