Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Si en Venezuela estilamos ser toderos, ese envite de torear la vida en cuanta empresa se nos plante ante la vista, yo debo decir que he sido -y acaso aún soy- un fervoroso nadero, suerte de lance para nadar en las enaguas de la susodicha. Pues en lugar de ser un profesional en todo, he sido un amateur en nadas; en el más feliz de los casos, un entendedor, siempre a la chista callando. Las naderías suelen causar gran fascinación sobre las almas distraídas, entre las que me incluyo, y no sé que hado les haya legado su encanto a las primeras. Y, aunque cursé más de cien créditos en la Escuela de Letras de la UCV, nunca me mortificó el comprobar que ese sistema de jerarquías con que el hombre gusta de mortificarse la carne, también hubiese ganado espacios en ese querido recinto y que, en virtud de ello, hubiese materias que disfrutaban de cierta prelación sobre otras. Iba por puro gusto. Nada hay como explayarse. El resto es aburrido y desmesuradamente empalagoso. Por otra parte, ¿quién no tuvo, alguna vez, que pasar por el trance de mancillarse las manos al hacer algún oficio? Pocos, muy pocos.
Un ensayo magistral sobre lengua y habla. Deuda impagable la nuestra para con el maestro Ángel Rosenblat.
Va en memoria de dos cultores de la lengua, nuestro amigo Marcelo Sztrum y nuestro recordado maestro Francisco Rivera, ambos amantísimos de la lengua que se habla y de aquella que se escribe.
Salud, lacl.
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DEFENSA DEL HABLA VENEZOLANA, ÁNGEL ROSENBLAT
...sus criollos [de Caracas] son de agudos y prontos ingenios, corteses, afables y políticos; hablan la lengua castellana con perfección, sin aquellos resabios con que la vician en los más puertos de las Indias...; son en general de espíritus bizarros y corazones briosos, y tan inclinados a todo lo que es política, que hasta los negros (siendo criollos) se desdeñan de no saber leer y escribir.
José de Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela (Madrid, año de 1723)
Encontramos a cada paso personas que menosprecian la manera venezolana de hablar, sobre todo la caraqueña o central. El venezolano se come las eses o las des y se bebe las eres o las eles (¿no son líquidas acaso?). Y los que le echan en cara ese tremendo desbarajuste del consonantismo castellano lo achacan casi siempre a dos pecados capitales: el analfabetismo y los negros. ¿Será verdad?
Tomemos como piedra de toque, para aclarar el problema, una lengua como la francesa, que se precia justamente de aristocrática. ¿Qué ha hecho el francés con todas sus eses finales de sílaba? Se las ha comido. Escribe les femmes, pero pronuncia le fam. Todas las eses del plural se han perdido salvo cuando han tenido el apoyo de una vocal de la palabra siguiente, que las ha convertido en intervocálicas: les hommes. La pérdida de la s ha sido más radical en francés que en cualquier región del analfabetismo hispánico. El latín isla dio isle y luego île. Ningún habitante de Barlovento ha llegado a tales extremos.
Un andino, en contrapunteo verbal con un caraqueño, puede decirle, remedando su habla: «¿Me vaj a matá?». Efectivamente, en Caracas hasta la gente culta dice voy a comé, quiero cantá, etc., comiéndose las eres finales. Pero ¿qué ha hecho el francés? Se las ha devorado todas sin misericordia: je vais manger, je veux chanter, etc. Y pronuncia su monsieur sin r, como aquí o en Andalucía el sí señó. Si las escribe es porque el francés, desde hace muchos siglos, se deleita en engalanar su escritura con muchas consonantes parásitas o mudas. Pero como buen glotón que es, se ha merendado hasta algunas vocales. ¡Vaya malabarismo el que hace con la llamada e muda! Escribe ils pensent, pero pronuncia algo así como il pans. Por lo menos una vocal y tres consonantes han desaparecido sin dejar rastros. El francés tiende a convertirse en lengua monosilábica, como el chino. En su derecho está, indudablemente. Pero ¿podrá un francés echar en cara a un venezolano cierto coqueteo con las eses o las eres?
Hay dos tendencias del habla venezolana que son generales en todo el país, aun entre la gente culta: el seseo y el yeísmo. El seseo (corazón, ciencia, etc., con s y no con z) se da en toda América y parte de España. ¿Y en francés? Pues en francés ha triunfado por completo: décence se pronuncia como si se escribiera con ss; zéphir como si se escribiera con s (sonora). Seseo absoluto. ¿Y el yeísmo? La y en lugar de ll, en voces como fille, ha triunfado en el siglo XIX de manera tan definitiva, que las personas que todavía pronuncian la ll se consideran provincianos que no han soltado el pelo de la dehesa. En América hay grandes regiones —la meseta de Bogotá, el Paraguay, etc.—, que conservan la ll (en Venezuela, en cambio, está impuesta la y en calle, caballo, etc.). Pero en francés, la pronunciación yeísta se considera bella y buena, y la conservación de ll, rústica. Es evidente que la lengua francesa es muy innovadora. Nadie lo considera un defecto, y quizá sea hasta una virtud. Y en trance de explicarlo, no se recurrirá ni al analfabetismo ni a influencia argelina, sino a evolución interna, al llamado genio de la lengua.
¿Y el inglés? Nunca ha tenido fama de gastrónomo, pero, con todo lo puritano que es, ¡menudo banquete se da con sus vocales y consonantes! En el apellido de Churchill, líder conservador, hemos intentado en vano oír la r, que no conservan ni sus más devotos correligionarios políticos. En el inglés más irreprochable de la metrópoli (el que tenga sus dudas que recurra a un fonetista como Daniel Jones) no se pronuncia la r de church, scholar, bachelor, mother, later, beer, world, emperor, short, etc. El pronunciar esa r se considera, por el contrario, rasgo dialectal. Un nombre como Somerset Maugham se ha reducido a algo como Samset Mom. Folklore, una ciencia nueva y respetable, se pronuncia sin la primera l, porque es muda la de folk, como la de half, chalk, walk, calm, psalm, should, could, Lincoln y aun la intervocálica de colonel. Tampoco se pronuncia la s de isle ni la t de often. Pero se escriben, como reverencia a una época en que sí se pronunciaban. A nadie se le ocurrirá echarles en cara esos ni otros destrozos, porque no están limitados a una región o a una clase social inferior, sino que han llegado a los prestigiosos círculos de Oxford. Es decir, porque han triunfado. Y lo que ha triunfado tiene cierto derecho divino. Ahí está el quid de la cuestión. Las transformaciones fonéticas del habla venezolana han quedado relegadas en general a la gente de los pueblos y de los campos, y aunque coinciden con las de otros países hispánicos, y hasta de muchas regiones españolas, no tienen la consagración de la lengua culta, no han triunfado. Podrán imponerse con el andar de los siglos u olvidarse por completo (no lo sabemos), pero hoy se consideran vulgares, y en la medida de lo posible la escuela debe corregirlas. Aun así, de ningún modo son motivo de bochorno nacional o de escándalo, ni hay por qué atribuirlas al analfabetismo ni a influencia africana. Son tendencias internas de la lengua. Porque si no, tendríamos que admitir que el analfabetismo y la influencia africana se han impuesto en Francia e Inglaterra. ¡Y Dios nos libre de tamaña imputación! Lo mismo puede decirse de una serie de cambios en la morfología, la sintaxis o el léxico. No hay tendencia del habla popular de Venezuela que no tenga su paralelo en las lenguas más cultas de Europa. Y desde luego en el castellano literario. Hoy se dice propio, pero en la época antigua y clásica se decía proprio (del latín proprius); se dice oprobio, pero antes era oprobrio (del latín oprobrius). Cirugía viene del griego, a través del latín Chirurgia. Y si ahí se ha perdido una r (lo que llamamos «disimilación de eres»), como hace hoy el habla popular en madrasta o padrasto por madastra y padastro, en cambio en estrella se ha infiltrado una r intrusa o «epentética» (procede del latín stella), sin duda por influencia de astro. Decimos riqueza forestal, pero floresta, con una l que se debe sin duda a influencia de flor. Y sombra (del latín umbra), con una s inicial que es probablemente la de sol. E invierno (y no ibierno, como todavía en los campos de Venezuela, del latín hibernum), posiblemente por inf luencia de infierno y otras voces que empiezan con in-. En Venezuela se confunden ciertamente la r y la l, y aun hay personas cultas que dicen delantar y casar por delantal y casal (un casar de palomas o de niños), pero en castellano se ha impuesto Guillermo cuando lo etimológico era Guillelmo (del germánico Wilhelm), o roble (de robre, latín roburem) y alternan arveja y alverja (los rústicos del teatro clásico decían a cada paso habrar por hablar, plática por práctica, y otras lindezas semejantes). Crocodilo debiera decirse, como se decía en el período clásico, respetando el latín y el griego, y sin embargo se ha impuesto cocodrilo, que al principio fue tan disparatado como hoy Grabiel o dentrífico. Centenares de formas que empezaron siendo incorrectas han alcanzado plena consagración en la lengua culta. Mapa debiera ser femenino, como en latín, pero la pedantería de algún seudoerudito lo convirtió en un masculino anómalo: el mapa. Todas esas formas están bien porque han triunfado. Pero las mismas tendencias fonéticas o morfológicas, por analogía o por cruce de palabras, se manifiestan en el habla popular de Venezuela. El castellano popular de Venezuela y de toda Hispanoamérica, como el de las distintas regiones de España, prolonga viejas tendencias que actuaban ya sobre el latín hace dos mil años y que actúan de manera análoga sobre todas las lenguas del mundo. Las lenguas están en permanente evolución. Y todavía hay más. A veces la evolución se impone en la lengua general porque ha triunfado en el núcleo que tiene la hegemonía política y cultural, y en cambio el habla regional o rústica mantiene las viejas normas. ¿No es una injusticia que máma y pápa, como se dice en los campos de Venezuela, como se ha dicho siempre en español o en latín (de ahí el Papa o Santo Padre), sean hoy vulgarismos reprensibles sólo porque en España se han generalizado desde el siglo XVIII mamá y papá por influencia francesa? En los campos de Venezuela todavía se dice haiga, truje, semos, vide, mesmo, asina o ansina, dende, manque, agora, endenantes o enantes, cuasi, etc., como en la buena literatura del Siglo de Oro, ¿y no parece pura arbitrariedad considerar malas unas formas tan bien conservadas sólo porque la lengua general ha sido infiel a ellas? He aquí que lo rústico consiste en la fidelidad al Siglo de Oro. Venezuela, que en muchos aspectos es innovadora, es, en algunos otros, una de las regiones más conservadoras, más arcaizantes de Hispanoamérica. Un rasgo conservador es el mantenimiento de la vieja h aspirada (pronunciada como j) en muchísimos casos: humo, hacha, hallar, huir, hecho, hierro, hablar y un centenar más, que, con mayor o menor arraigo, se oyen en todas las regiones del país. Con aspiración pronunciaban esas voces Garcilaso y Fray Luis de León, y todavía en 1611 el castellano don Sebastián de Covarrubias y Orozco consideraban que pronunciar humo y heno sin esa aspiración, como umo y eno, era propio de «pusilánimes, descuidados y de pecho flaco».
Casos parecidos se pueden acumular hasta el infinito. A pesar de losmonedas, y de su complicada nomenclatura oficial y popular, se conservan los nombres de peseta y real (tener real es símbolo de riqueza, y gozar un realero, de felicidad). Y se habla de calle real o de camino real, como en tiempos de la monarquía. En los cuentos populares aún interviene la sacarrialmajestá (convertida alguna vez en Misia Carramajestá). Y tienen plena vida aguaitar, esguazar, corral (patio), candela, taita, catar (mirar), alferecía, anafe, avante, hatajo, dilatarse (tardar), latir (ladrar), mercar (comprar, en Maracaibo), mata (árbol), pasar trabajos, estrallar, pelar (azotar), guargüero, ansias (náuseas), puño (puñetazo), carriel (garniel), afeitar (cortar el pelo), su mercecita (en los Andes), misia (mi señora), vagamundo, etc. Aun en la lengua culta, la modernización del léxico se produce a ritmo lento, y sobreviven viejas formas: de pies por de pie, escogencia por selección o elección; aplanchar por planchar. En general hay cierto apego al siglo XVIII español. En muchísimos casos en que la lengua general ha cambiado, el venezolano se mantiene fiel al léxico colonial. Entonces se peca en unos casos por espíritu innovador, en otros por fidelidad conservadora. Si la ensartas pierdes; y si no, también.
Tanto por lo que ha innovado como por lo que ha conservado, el castellano de Venezuela se ha alejado bastante del peninsular o del de otras regiones hispánicas. ¿Será ello malo? Malo o bueno —no lo sabemos,— es por lo menos fatal, y no está en las fuerzas humanas el evitarlo. Lo mismo le ha sucedido —en forma mucho más radical— al inglés de los Estados Unidos o al portugués del Brasil. La diferenciación, mayor o menor, es el sino de las comunidades lingüísticas, ya se trate de dos aldeas separadas por un riachuelo o de dos continentes separados por un océano. Los rasgos diferenciales del habla venezolana son, pues, legítimos. Un campesino dice naide, haiga o habemos, y es perfecto. El habla popular y campesina de Barlovento, de Cumaná o del Zulia, las múltiples formas del diálogo familiar, desde el ¡gua! caraqueño, hasta el ¡ala! tachirense, tienen siempre su dignidad, y hasta su belleza. El habla popular y campesina es buena tal como es, y cualquiera que se acerque a ella debe hacerlo con respeto. Pero cada cosa en su sitio. ¿Debemos todos amoldarnos a esa habla popular y campesina? Ése es otro cantar. El niño que pasa por la escuela aprende que no debe decir querramos, andé, habemos, hacen diez años, sino queramos, anduve, estamos o somos, hace diez años. La cultura impone a todos los habitantes del país, por encima de sus diferencias regionales, muy legítimas, una norma superior, que es la de la lengua general. Allá en su rincón, rústico o familiar, cada cual puede hablar la lengua que le dé la gana. Pero en la cátedra, en la prensa, en el libro, en la tribuna, hay unos imperativos categóricos. La lengua representa una unidad de cultura, y la demagogia lingüística es disgregadora. Dentro de esa unidad, flexible y viva, caben la severidad académica, la espontaneidad juvenil y la constante actividad creadora del hombre. El hablante o el escritor culto de lengua española tiene la inestimable fortuna de que su palabra puede llenar un ámbito que abarca veinte naciones y que es, en importancia numérica, con sus ciento ochenta millones de hablantes, la tercera del mundo. Y la responsabilidad de mantener en la plenitud y belleza de sus medios expresivos una lengua que es —digámoslo con palabras de Andrés Bello— «un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas entre los dos continentes».
Publicado en El Nacional, Caracas, 3 de agosto de 1953.
Un tributo navideño, la tradición venezolana en nuestros villancicos.
Maravilloso ejemplo del habla venezolana son estos villancicos, como para apuntalar aquello dicho por el maestro Rosenblat.
Para quienes defienden sistemas avasalladores del indiviso ser humano... De una charla reciente.
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Creo que nos incitan a callar nuestra opinión, la cual no es, por cierto, propiciadora ni defendedora de la derecha ni del capitalismo. No estoy de acuerdo con ningún tipo de estado coercitivo de los derechos humanos fundamentales, no estoy de acuerdo con ningún sistema que, para mantenerse en el poder, practique el avasallamiento, el asesinato, el fomento de la guerra, los pactos por debajo de la mesa (como suele suceder entre manos derechas e izquierdas; arriba de la mesa nada ello ha de ser visible). Los totalitarismos de izquierda, en la práctica, no han sido más que plutocracias de estado. Mi posición, por lamentable que parezca, nunca jamás podrá ser la que auspicie y haga labor de proselitismo para y por sistemas que aherrojen las libertades humanas. No hay, hasta le fecha, ningún sistema de gobierno que, en la práctica repito, no se haya comportado de la manera más vil y execrable con el ciudadano común. Porque quienes gobiernan son los hombres o, mejor, las bajezas de los hombres y no las bellezas de sistema alguno. Y eso incluye a los sistemas cuyo “leit motiv” es el de administrarle la vida a los vasallos con sus sistemas de finanzas centralizadas. Pero en ello no se diferencia mucho la aplanadora burocrática rusa de Stalin y sus secuaces de ese canto a la imposible felicidad de que se viste el Tio Sam. Y este servidor por nada del mundo va a hacerle el jueguito a los interesados operadores de la política, sean de derecha, de izquierda o de un centro que no tiene identidad. No hay nada más parecido a un político que otro político. Hacen que tenga sentido lo que alega Tarkovski en uno de sus filmes, que uno más uno sea igual a uno, esto es, que una gota más otra gota, hagan una gota más grande. Son caimanes del mismo pozo. Y con ello me retiro, pero no sin antes repetir la réplica de Thoreau a Jefferson. Jefferson alegó, en su momento, que el mejor gobierno es el que poco gobierna, en el sentido de que lo será aquel gobierno que menos se inmiscuya en los asuntos del ser humano. A lo que Thoreau replicó: El mejor gobierno es el que no gobierna nada.
Hay experiencias en la vida que no se nos revelan si no es en el más profundo y desamparado de los extravíos.
lacl, 16 de noviembre, 2024
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Amanece
En eco el canto
de la guacamaya,
en el aire y solo.
lacl, 3 de febrero, 2024
.......
Amanece
En eco el canto
(sol de la guacamaya)
solo en el aire.
Variante, lacl, 29 de noviembre 2024
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Sea lo que sea que aliente en la divinidad, suspira de hecho en nosotros, está dentro (y fuera) de nosotros, porque nosotros estamos dentro del afuera y el afuera está dentro de nosotros.
lacl (presumiblemente del 9 de mayo de 2020
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Señalar los lunares de un sistema no significa que se esté defendiendo lo que supuestamente se toma como su opuesto, algo que no es su opuesto sino de una manera nominativa y epidérmica.
Señalar los males del totalitarismo pseudo socialista no significa que se estén aupando los “buenos modales” de la pseudo democracia.
Señalar las máculas de una persona o develar sus rasgos de locura no significa que se esté con ello defendiendo o excusando las máculas y locuras de las personas que supuestamente se toman como su opuesto, pero que en el fondo padecen su propia locura.
En mi caso personal, no cultivo ninguna asimetría... Siempre he dicho que las minorías gobernantes son perjudiciales para todo mundo, aquí o allá, vístanse de santo patrono de la izquierda o de casto sacristán de la derecha.
Hablarle al futuro, al que vendrá, así, como debe ser, con el corazón, no obstante sea para señalar un yerro, una desgracia, una mácula ... un adefesio espiritual.
(lacl, pensando en Miguel de Unamuno y en sus últimas palabras para España y sus hijos)
"...Como en todo lugar donde se impone un absolutismo, no hay ninguna idea a debatir... Epidemia de locura es lo que impera..."
Demos gracias a los cielos, pues el azul no predica nacionalismos...
Como dijera el propio Unamuno:
"...El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia..."
lacl.
El último testimonio de Unamuno
No se lee acá un poema, se deja el testimonio de un gran pensador; no podemos evitar incorporarlo, dadas las amorosas relaciones entre poesía, filosofía, humanismo y autos de fe...
About This Video (From: sundroid) Matisse (1869 - 1954) used colors like nobody else. Modern commercial art is heavily influenced by the way he constructed his paintings with seemingly simple, yet entirely brilliant, strokes. The soundtrack is "Lyric Waltz" by Dmitri Shostakovich (1906 - 1975).
Un manojillo de anotaciones segadas del
huerto de la memoria.
Salud, lacl
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A ella le he cantado,
desde este
no ser siendo
al ser no siendo.
Madre.
lacl, una mañana de Septiembre, 2019
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Sea un empleado o un empresario, sea un albañil o un
floricultor, todo poeta lleva una doble vida. Bien mirado, toda persona lleva
una doble vida. La intimidad conlleva una riqueza que jamás será alcanzada por
los lances del humano afuera, esto es, la convivencia. Pero en el poeta se
recrecen algunas cualidades como el cambio de piel o mudanza de tesitura
espiritual, su clave secreta para viajar hacia atrás o hacia adelante en
espacio y tiempo. Un poeta es un hombre que lo siente todo, dijo alguna vez Ungaretti.
Y cuando esa cualidad o condición del sentir profundo hace eclosión en la
existencia no es obstáculo el hecho de que el poeta tenga que hacer aquello que
todo el mundo ha hecho desde que el mundo es mundo: ganarse el pan con el sudor
de su frente...
lacl, 18 / 03 / 2019 (tamizado el 25 / 11 / 2024)
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A la cabeza hay que permitirle obrar con el primer fuelle de
los pensamientos: el corazón.
lacl, 26 / 12 / 2020
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Albergo la esperanza de que la muchedumbre de los solitarios
converse con los cielos y se mire en cada espejo.
lacl, 27 de junio de 2015.
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Gurdjieff - De Hartmann Vol 07: Derviches Trembleurs, Alain Kremski