Cielo y mar, soneto de Salmerón Acosta a Ramos Sucre.
A José Antonio Ramos Sucre
En este panorama que diseño
para tormento de mis horas malas,
el cielo dice de ilusión y galas,
el mar discurre de esperanza y sueño.
La libélula errante de mi ensueño
abre la transparencia de sus alas,
con el beso de miel que me regalas
a la carencia de tu amor risueño.
Al extinguirse el último celaje,
copio en mi alma el alma del paisaje
azul de ensueño y verde de añoranza;
y pienso con obscuro pesimismo,
que mi ilusión está sobre un abismo
y cerca de otro abismo mi esperanza.
Cruz Salmerón Acosta, La canción recóndita, Fundarte,
Caracas, 2011
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