Va en ofrenda... Esta música muerde o rasga como ciertas
cuerdas interiores de un país indefinido, impalpable, que a su vez nos habita y
habitamos ...
Un encordado tendido entre la memoria y el ombligo,
haciendo del cuerpo una caja sonora en la que resuenan las nostalgias
entremezcladas con una mínima y dolorida sensación de estar escuchando el rastro de los pasos perdidos...
Salud, lacl
Salud, lacl
A. VIVALDI: «Filiae maestae
Jerusalem»
RV 638 [II.Sileant Zephyri], Ph. Jaroussky
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