Es como que Ramos Sucre hubiera anticipado o visto en
sueños el filme de Tarkovsky. Por cierto, que se suele escribir así su
apellido, aun cuando el propio Andrei lo escribía con "i" latina... O
es como que Tarkovski (para complacer a Andrei) hubiera leído a Ramos Sucre…
Una apretada joya es esta glosa de Ramos Sucre, un maestro
en comprimir la humana condición en breves, pero muy trabajadas cuartillas.
Salud!
lacl
El impío
El ciervo del abad se
ha acogido a la iglesia, librándose de los perros sanguinarios. Oye, desde su
refugio, el grito del cazador. Descansa del peligro bajo una luz velada, atisbo
del infinito.
El cazador amedrenta
los humildes, señalándolos a la jauría frenética. Ríe estrepitosamente de su
capricho de señor.
Sube las gradas de la
iglesia, camino de su pórtico, sobre un caballo de pisada firme. Apellida los
canes, desde el umbral, por medio de una bocina irreverente.
El abad, indignado por
la irrupción del sonido, resiste al profano, arredra la jauría feral.
El caballo emprende
súbita carrera y desaparece en un precipicio, llevando su jinete.
Los canes aúllan en
torno de un sumidero calcinado.
.
José Antonio Ramos Sucre. Las formas del fuego, 1929.
Andrei Rublev, film de Tarkovski
No hay comentarios.:
Publicar un comentario