Casi siempre resulta espinoso entremezclar los asuntos de la política con los de la palabra poética. La política sirve a las causas de la mentira. La poesía (cabal, como la invocara Whitman) sirve a las causas de la verdad. Una verdad natural y superior a las opiniones personales. Una verdad encausada en el lecho de madre natura.
Por ello es que
siempre me he sentido inclinado a desalinearme de los operadores políticos,
pues en ellos es donde reside primordialmente el mal. Son operarios de la
mentira.
Lo que sí no deja de
asombrarme es que haya tantos amantes o cultores de la palabra poética
dedicando sus vidas a las causas de la política y no de la poesía.
Me asombra que cuando
un mortal (sea poeta o no) toma la palabra para denunciar las iniquidades que
en contra del ser humano se conciertan en los cenáculos de poder, lo cual es
obra usualmente de los operarios de la política o de los usurpadores del poder
que se apoyan en los primeros, salgan ipso facto, como un resorte, tantos
cultores de la poesía a denostar los argumentos esgrimidos por el atrevido
mortal.
(lacl, 06 de Mayo
2018)
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Mostrar desnudos de Modigliani es transgresor. Así
que algunas publicaciones de mi blog, aquellas que muestran en su portada algún
desnudo artístico, quedan suspendidas, a objeto de que algún moderador o
administrador de la página en la que uno intenta compartir un contenido, tome
la decisión de aprobarla o rechazarla. Me refiero, por supuesto, a los contenidos
que uno desea compartir en los grupos de afinidad temática de la red Facebook.
Aquí queda como invalidado el ácido adagio de Karl Kraus: “Se prohíbe, con
razón, toda sátira que entienda el censor.” Los robots no necesitan
entender ninguna sátira.
(lacl, 17 de Abril de 2018)
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Hemos construido una
vida que bien ha sabido diferenciar lo efímero de lo humano, de lo efímero de
la naturaleza. Y de allí -me parece- han partido muchas tristezas y
sinsabores...
(lacl, 31 de Mayo,
2014)
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Terrible es que la
historia escrita por el hombre se haya instituido como el eterno retorno de lo
efímero y causal, cuando la vida, toda vida -la de la flor de un día, por
ejemplo-, tan fehacientemente nos trasciende y tan sin causa alguna…
(lacl, 31 de Mayo,
2014)
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"El amor
conyugal de Leonora aparece, al individuo moderno armado con realismo y
psicología, irremediablemente abstracto y teórico... Ahora que los
acontecimientos políticos en Alemania han restaurado a los conceptos de
dignidad humana y libertad su significado original, esta es la ópera que,
gracias a la música de Beethoven, nos reconforta y da valor... Verdaderamente, Fidelio no
es una ópera en el sentido en que estábamos habituados, ni Beethoven es un
músico para el teatro, o un dramaturgo. Es un poco más, un músico completo, y
más allá de eso, un santo y un visionario. Lo que nos perturba no es el efecto
material, ni el hecho del "aprisionamiento"; cualquier película puede
crear el mismo efecto. No, es la música, es el propio Beethoven. Es esta
"nostalgia de libertad" que siente, o mejor dicho, nos hace sentir;
esto es lo que nos conmueve hasta las lágrimas. Su Fidelio tiene
más de Misa que de Ópera; los sentimientos que expresa proceden de la esfera de
lo sagrado, y predican una "religión de humanidad" que nunca
encontramos tan bella o necesaria como hoy, después de todo lo que hemos
vivido. Aquí radica la fuerza singular de esta ópera única... Independiente de
cualquier consideración histórica... el llameante mensaje de Fidelio nos
afecta hondamente.
Wilhelm Furtwängler, Salzburgo,
1948.
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